Especialistas en churros
La oferta es más que tentadora, en especial en estos días donde el frío comienza a sentirse en cuerpo y alma. Olinda no sólo es una cafetería de especialidad (como hay tantísimas en los cien barrios porteños), sino que además es un local donde elaboran sus propios churros y esto sí que es una feliz novedad. Es que, en la enorme mayoría de los casos, los churros que se ofrecen en Buenos Aires son producidos por un par de casas mayoristas, donde se fríen de madrugada y luego se distribuyen por toda la ciudad. En ese tiempo vital, los churros absorben humedad del ambiente y pierden todo atisbo de textura crujiente. Y se sabe: pocas cosas desilusionan más que un churro gomoso. En Olinda, esto no sucede: los churros salen al momento, sabrosos, ligeros, con su crunch intacto, y en distintas versiones: clásicos a $1500, con dulce de leche a $2000, hay también unos minichurros (casi bombones) que vienen con salsas para mojarlos (de chocolate, de DDL, a $4500 las 15 unidades), entre otras posibilidades.
Pero hay más: Olinda está en un barrio, a metros del Cid Campeador, con una propuesta apta todo público, chicos y adultos, familias enteras, amigos y festejos, desayunos, almuerzos, sándwiches, meriendas, jugos, productos sin TACC y varios etcéteras. Lo mejor: contradiciendo ese dicho de “quien mucho abarca, poco aprieta”, acá esta diversidad llega a buen puerto, con sabores ricos y una cocina simple pero esmerada. Hay tostados, también un rico chipá sándwich de jamón y queso ($6100), hay promos nacionales como el café con leche y dos medialunas caseras a $7500, se suman algunos platos invernales que van de intensos canelones de osobuco braseado con crema de hongos ($14000) a spaghetti alla bolognesa ($12500), tienen tartas varias ($6800), menú del día (plato principal, bebida y churros a $9500), hamburguesas y más. Uno de los best sellers de la casa: las coxinas de pollo brasileñas ($4300), riquísimas con una cerveza o vermú La Fuerza ($5500).
Un café bien servido, un té en hebras, unos churros fritos y crujientes. Y que se venga el invierno, que no le tenemos miedo.
Olinda queda en Av. Dr. Honorio Pueyrredón 1057. Horario de atención: martes a domingos de 8 a 20. Instagram: @olinda.cafe
Muy bien diez
Qué difícil elegir un lugar donde sentarse a tomar un café en ese epicentro del movimiento hipster porteño, el corredor designado por la Av. Jorge Newbery, entre tanta novedad que abre y cierra, entre tanta competencia homogénea. Pero lo de Café Silvestre destaca con luz y aromas propios. Una cafetería que elabora su propia pastelería y panadería, con una calidad fantástica, consiguiendo sabores ricos, laminados fantásticos, dulces golosos, todo a precios que mantienen los pies en la tierra.
Desde 2022, este lugar ocupa una soleada esquina del barrio, en la intersección de Charlone con Newbery, una ochava con una bella puerta de madera y frente vidriado, mesas en la calle en verano, confortable salón calefaccionado para el invierno. Se pide en caja (atender en la mesa sería un upgrade más que bienvenido), buen momento para aprovechar y mirar la oferta del día, exhibida en el mostrador, a la vista de todos.
El café es de Fuego Tostadores, garantía de calidad, con espressos a $2200 y lattes a $3200, valores muy conscientes de la época en que se vive. Las medialunas son deliciosas y adictivas, de esas que no se olvidan ($2300); lo mismo las palmeritas a $2000 y la chipá a $2900. La carta es amplia, con todo hecho en casa: budín vegano de banana a $3900, pepas a $3500, danesas a $3000, crumble de manzana a $6300, cake de pistachos a $7300, entre más opciones. De almuerzo, sale tarta de tomates confitados a $8400, ñoquis a $7800, sándwich de gírgolas a $11800, buñuelos de espinaca a $9500, milanesa de ternera a $16500. El pebete relleno de jamón y queso es muy bueno, y el avocado toast es un clásico.
Con aires de panadería, se ofrece también una gran variedad de panes caseros, de campo, de centeno, pan lactal blanco, de molde de masa madre. Y de noche hay una propuesta especial, con reservas anticipadas, a modo de pop up. Una yapa: la buena música que se oye por los parlantes.
No hay dudas: si fuese un examen, Café Silvestre se sacaría una muy buena nota. Uno de los mejores alumnos del barrio.
Café Silvestre queda en Charlone 300. Horario de atención: todos los días de 8.30 a 20. Instagram: @elcafesilvestre
Paraíso de las mini tortas
El currículum la persigue: Daniela Tallarico trabajó por más diez años como sous chef de pastelería del Palacio Duhau, bajo la mirada de nada menos que Damián Betular. “Empecé a hacer tortas en casa durante la pandemia, los pedidos crecieron hasta que decidí independizarme”, cuenta. En 2023, esta pastelera y cocinera dio un nuevo paso: abrió Tallarica, sobre la Av. Del Libertador, a la altura del barrio de Belgrano, un local luminoso, de colores cálidos y un precioso mostrador donde se lucen cookies, mini tortas, medialunas y más productos golosos.
Tallarica arranca de mañana, con desayunos con avocado toast con huevo poché y castañas crocantes a $8500; o unos huevos revueltos con trucha ahumada a $20000. Tentadoras son las tres croissants prensadas con lomito ahumado, queso gouda y miel ($15500), rica es la Croque Madame, ese sándwich de jamón y queso cubierto por un huevo frito, salsa blanca, y luego gratinado hasta dorarse ($9500).
Para el almuerzo, Tallarica se desmarca del concepto cafetería con propuestas contundentes: entraña con papas fritas y chimi de hongos picante ($22500), pollo con puré de cabutia, zanahorias asadas y crema de portobellos ($18000), entre un par de platos más. Las papas rejillas con merken (el picante mapuche patagónico) son un hit de la casa, y acompañan a los sándwiches de la casa como el de pollo crispy con cheddar, mermelada de panceta, pepinos y lechuga, en pan de papa ($17000).
Dicho todo esto, es imperdonable ir a Tallarica sin pedir sus especialidades dulces. Las mini tortas sobre masa sablée son preciosistas y deliciosas: la de pistacho lleva crema de vainilla y corazón de mermelada de frambuesas ($10500), hay también de Rocher ($8500), de limón ($8500), de flan de coco con dulce de leche, una más fresca de mango y maracuyá, una más invernal de café y vainilla, entre otras. Las cookies son muy pedidas, con combinaciones muy propias, como la de manzana, chocolate blanco, crumble, caramelo y sal ($7000).
Tallarica le hace bien al barrio, levantando la vara con buen producto y técnica. Para ir un día de frío y llenarse de calorías.
Tallarica queda en Av. del Libertador 6025 (cuenta con una sucursal en el Polo). Horario de atención: 8 a 21.30. Instagram: @tallarica.ba