La tarea de Carlos Barocelli es expansiva: dibujante, ilustrador, maquetista, docente. Entre las horas que dicta en la UNR, la dirección de la Escuela de Dibujo que lleva su nombre, y la gestión pública que desempeña como Coordinador de Muestras y Murales de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario, Barocelli dibuja también historietas. Una es reciente, y no hace más que darle satisfacciones: El pasajero del U-977; otra implica a Rosario y es sumamente especial; y por si fuera poco, una continuación de El Eternauta: La Resistencia, que espera su publicación desde hace 15 años y parece que está por ver la luz.
En origen, este Eternauta surgió de la pluma del propio Héctor Germán Oesterheld, a partir del número 6 de la revista El Eternauta (abril de 1962), de Editorial Ramírez. Aquella publicación duró pocos números, dejando la historia inconclusa. Recién en 1995 fue recopilada por Juan Sasturain en una colección de libritos de Editorial Colihue; y fue el propio Francisco Solano López, dibujante de la historieta original, quien convocó a Barocelli para la versión en historieta. “Yo había ganado el Concurso Iberoamericano de Cómics y Animación de Buenos Aires en el 2002, con una historieta de guerra junto al guionista Víctor Gaite; y el juez había sido Solano López. Después, en una de las ediciones de Leyendas, Solano se me acercó y me dijo: ‘Carlos, quiero hablar con vos’”, comenta Barocelli a Rosario/12.
Leyendas fue la convención de historietas que organizaron Milenario Comics y la Asociación de Historietistas Independientes de Rosario entre 1999 y 2008 en los galpones del CEC; Solano López la visitó en 2003, era su primera visita a la ciudad. “Él se acordaba de mi trabajo, y comenzó a contarme algo; pero luego se acercó Quique Alcatena, y los dos se pusieron a conversar de otras cosas. A los dos días, Solano me llama y me dice: ‘Carlos, quedamos en algo trunco. ¿Vos te podrías venir a Buenos Aires? Quiero que hagas algo relacionado con El Eternauta’. Ni le colgué y ya estaba sacando el pasaje; al día siguiente estaba en su casa”, continúa.
-¡Recibir semejante invitación!
-Dejé todo lo que estaba haciendo en ese momento. O sea, yo estaba proyectando otras cosas, pero cuando me sucede eso, me dije: “No, voy por acá”. Yo era más ilustrador que historietista, estaba haciendo libros, laburando con Inglaterra, pero dejé todo por esto. Y bueno, fueron tres o cuatro años de trabajo, del 2007 al 2011.
-¿Cómo fue ese proceso?
-Cuando me dan la historieta, hago una prueba y la mando. Yo me estaba casando, y bajaba todos los días al lobby del hotel a ver si Solano me había comentado algo, si le había gustado o no; mi señora, ¡recontenta! Todos los días abriendo la computadora para chequear el mail. Hasta que me dice que sí, que le gusta. Y que me permite hacerlo en aguada, en blanco y negro, y en escala de grises. Solano pudo ver las primeras 40 páginas, y murió en el 2011, cuando todavía me faltaban 30 o 40 páginas. Lo terminé al año. Y a partir de morir, bueno, empezaron a haber otras cuestiones, otros intereses que no me corresponden, y por eso quedó parada.
-Recuerdo lo que te había costado encontrarle el rostro a Juan Salvo.
-Cuando uno agarra una historieta, una de las primeras cosas que quiere hacer es su versión de los hechos, encontrar su propio trazo; y yo me quería basar en el actor Daniel Craig, el de 007, porque era rubio, de pelos cortitos. Yo le mandaba cosas a Solano, y nada, no daba pie con bola. Hasta que un día, muy respetuoso, me dice: “No, Carlos. Fijate en los ojos de Juan Salvo, en la mirada; fijate que sufre”. Me mandaba choclos de cartas con devoluciones.
-¿Por ejemplo?
-Una fue la de un Mano que dibujé en un plano americano, con Juan Salvo de un lado, en plano completo. Al Mano se le ve la mano derecha, con dos pulgares y cuatro dedos comunes; y la otra mano con los 14 dedos. Fue la primera devolución que me hizo: “Carlos, las manos están erradas”. Yo le había hecho los 14 dedos en la mano equivocada. Eso no lo sabía, y fue un aprendizaje.
-Siendo una historia inconclusa, ¿quién la finalizó?
-El guion se completó a través de Javier Doeyo, que era el editor, dándole el material a cuatro guionistas diferentes, pagándoles como guionistas fantasmas, para que hicieran un final. Y se eligió el guion de Jorge Claudio Morhain.
-¿Fue Morhain quien le dio forma de historieta a toda la historia?
-Fue un trabajo entre Solano y Morhain, entre los dos le dieron formato de historieta a la novela de Oesterheld. Y yo me leí todo, por las dudas.
-Al fallecer Solano, entiendo que apareció el problema de los derechos. ¿En qué situación están?
-A Martín, uno de los nietos de Oesterheld, no lo conozco, pero con todos tengo muy buena onda; y me he enterado que Martín está al tanto de todo. Se está hablando sobre cómo se publicará. Por años, creí que mi dibujo tal vez no había gustado o algo así, pero no era el caso. Estamos en comunicación con el editor de Planeta, desde hace un año, cuando se enteraron de que había hecho este trabajo. Yo creo que finalmente va a editarse, tal vez el año que viene.
-En otro orden, la historieta El pasajero del U-977, con guion de Rodolfo Santullo, no hace más que darte buenas noticias.
-Se publicó primero en Argentina por Pictus; también en Italia, en Segni d'Autore; y lo presentamos en Lucca Comics, en octubre. Hace uno o dos meses se publicó en Inglaterra, y con los ingleses se firmó un contrato para que ellos lo distribuyan en Estados Unidos. Se va a publicar también en Dinamarca.
-Y se viene un libro sobre los orígenes de Rosario.
-Es una versión en historieta del libro Desde el Rosario, de Horacio Vargas (jefe de redacción de Rosario/12), con un guionista y un plantel de dibujantes al que hemos convocado. Es muy probable que antes de octubre, ya esté editado.
Para cada uno de esos dibujantes, todos ilustres y talentosos, Carlos Barocelli realizó los diseños de los personajes que circulan por el libro de Vargas. Verlos es impregnarse de historia y aventura, con la artesanía de quien tiene un trazo personal, que sabe cómo decir lo que lo ilusiona tanto como lo que le duele.
Lo confirma en Bocetos, la muestra que lo tiene por protagonista, hasta fin de mes, en la sala “Dr. Juan J. Trillas” del Teatro El Círculo. Allí, la gente en situación de calle y extrema pobreza, señalan un problema que ningún gobierno, aclara el dibujante, supo realmente atender.