En una declaración conjunta, la República Democrática de Congo (RDC) y Ruanda anunciaron que han llegado a un acuerdo en torno al borrador de un acuerdo de paz a firmarse el viernes 27 de junio.
Representantes de ambos países, con la mediación de Estados Unidos y Catar, se reunieron en Washington DC y tras días de trabajo, redactaron el borrador del acuerdo, que incluiría el cese de hostilidades, desarme e integración condicional de los grupos armados que se encuentran luchando en el este de la RDC.
La RDC se encuentra en el centro del continente africano y tiene un tamaño comparable al de Argentina. Tres de sus provincias al este son ricas en minerales (comparable a la extensión de Córdoba) y limitan con Uganda y Ruanda. Ruanda es sospechada de financiar a una de las milicias rebeldes, la M23, la cual había reiniciado las hostilidades a principios de este año con la captura de ciudades clave como Goma y Bukavu. El conflicto, que desde 1996 ha causado aproximadamente seis millones de muertes, se ha cobrado las vidas de miles de personas más en los últimos años y ha desplazado a otras tantas, tal como sucede en la región del Chocó, en nuestra hermana Colombia.
La región Este de la RDC ha sido el escenario de conflictos armados durante más de treinta años, dada la abundancia de muy redituables recursos naturales en dicha zona, como el oro, el cobalto, el coltán y otros minerales esenciales para la industria electrónica global. De allí el interés de EE.UU en llegar a un acuerdo que traiga estabilidad en la región. Según se informó, el tratado será firmado por ministros de ambos países, en presencia del Secretario de Estado de EE.UU, Marco Rubio.
La competencia por el acceso a estos recursos lleva décadas; se enfría y recrudece cíclicamente e involucra otros territorios más allá de la RDC. En el área actúan las fuerzas armadas regulares congoleñas (FARDC) y milicias rebeldes, como ADF, CODECO y M23. También está involucrada la ONU a través de su Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO), la cual es resistida por la opinión pública congoleña, por entender que se encuentran allí para velar por los intereses imperialistas más que por la paz.
Divisiones y traumas heredados de la colonia, intereses políticos y económicos locales, sectoriales y globales conforman un intrincado laberinto de factores que dificulta la salida del conflicto. Este viernes se abre una nueva oportunidad.
*Politóloga UBA.