“Una vez alguien me dijo que todo lo que hago tiene que ver con la familia y el archivo, y creo que es cierto”, dice Juliana Schwindt, directora, productora y distribuidora cinematográfica oriunda de Coronel Suárez. Ambas inquietudes confluyen en su ópera prima documental: “La fragata de Gustavo”.
Schwindt se acomoda en la silla de su escritorio, y detrás de ella puede verse un pequeño cuadrito azul. Si se mira con atención, se alcanza a divisar que es una pintura de Charly García, del álbum “Cómo conseguir chicas”, en donde el músico usa un chaleco colorido y tiene un ramo de flores. “Empecé a hacer música hace un tiempo”, dice con alegría Juliana. Tiene una voz suave, dulce, liviana y precisa. Debe ser agradable escucharla dar clases en la Facultad de Arte UNLP, en donde dicta dos materias: “Distribución”, específica de la carrera de audiovisuales, y “Cómo lo hicieron” (nombre simpático), un taller de análisis de obra que es común a distintas carreras de la facultad. Schwindt explica que hace poco terminó un cortometraje, “El lugar que alguna vez ocupamos en el espacio” que trabaja sobre las casas vacías y el archivo que dejaron sus abuelas al fallecer, en Coronel Suárez. El corto pronto será proyectado en el Centro de Arte de la UNLP.
“La fragata de Gustavo” también está grabada en Coronel Suárez, y sigue la historia de su tío, Gustavo Schnegelberger, que mientras hacía el servicio militar obligatorio fue convocado a formar parte de la tripulación de la Fragata Libertad, en 1980. Durante este viaje él intercambió mucha correspondencia con su hermana Susy, la mamá de Schwindt, y ese es el archivo que la directora utiliza como base para reconstruir la historia. “Yo encontré todo ese material (cartas, cassettes, pelis en Super 8) cuando era chica, y recuerdo que en ese momento lo que me llamó la atención fue que veía que él viajaba por el mundo, pero no estaba contento”, explica.
La película reconstruye el viaje en la fragata, y también muestra lo que Gustavo iba descubriendo sobre la situación de Argentina (en plena dictadura y en los años previos a la Guerra de Malvinas) en los distintos puertos internacionales a los que llegaba. “Era una realidad que él desconocía, porque venía de un pueblo de 20.000 habitantes”, explica Schwindt. “Lo que me interesó, además, es el vínculo entre él y mi mamá. La película trata también sobre eso: cómo se acompañaban en la distancia”.
“La fragata de Gustavo” fue uno de los últimos proyectos en lograr un subsidio por parte del INCAA en diciembre de 2023. Desde ese comienzo la película era nombrada entre las personas del equipo con el nombre que aparece en esta nota, pero Schwindt explica que otro título posible fue “Es difícil hablarle a la nada”, una frase que el protagonista dice en uno de los cassettes, cuando tiene muchas ganas de volver y lo único que quiere es ver a su familia y estar tranquilo en su casa. “Nos pareció lindo porque, al mismo tiempo, es alguien que está todo el tiempo hablando, mandándole mensajes a su hermana. Entonces, tampoco está hablando a la nada. Es una familia que se comunica mucho”, dice.
Gustavo es relojero, y Schwindt trabajó con él en su relojería hasta que se mudó de Suárez para estudiar cine. “Pasé muchas horas ahí, escuchando el relato de ese viaje. En ese momento no era una película: era la historia de mi tío”, recuerda. Cuando estaba terminando la carrera se reencontró con el archivo, y decidió digitalizarlo. En ese momento pensó “esto tiene que ser una película”. Decidió que el guión iba a estar estructurado por el viaje. Cada tanto, la escena vuelve al presente: a esa relojería, a Gustavo trabajando, haciendo chistes, reflexionando sobre el pasado. La película, además, tiene mucha música. “Él escuchaba música durante el viaje, grababa distintas FM de los países por los que iba, pedía que le mandaran cassettes con música de Spinetta... Siempre estuvo ese vínculo con la música, y también lo tiene hoy en su taller, mientras trabaja”, explica Schwindt, que dice que una de las búsquedas estéticas fue la de cruzar esos dos lenguajes.
Se desliza la pregunta: ¿cómo se siente tu tío siendo el protagonista de una película? Y Juliana explica que por suerte con su familia “eso de trabajar con archivo propio es ‘muy fácil’”. Al principio, Gustavo estaba incrédulo (“¿me vas a grabar a mí? ¿qué tengo para decir yo?”), pero después, como quien no quiere la cosa, empezó a acercarle más material de archivo a su sobrina para que pudiera continuar la investigación. “Fue un trabajo muy puesto en diálogo, contemplamos si había algo que podía llegar a incomodar”, explica. La familia de la directora está acostumbrada, no es la primera vez que es fuente de inspiración de alguno de sus trabajos audiovisuales, que suelen “poner el ojo” en lo vincular: “ese vínculo familiar tan amoroso, esa correspondencia entre ellos, ese ‘extrañarse acompañados’, era algo que quería cuidar mucho para que no se pierda”, explica.
Los últimos retoques del largometraje están pensados para concluir a fin de mes, y se espera que el estreno sea a fines de este año o, tal vez, a principios del año próximo. “La decisión tiene que ver con cuidar el recorrido por festivales antes de su llegada a salas”, explica Schwindt. Hay algunos festivales dedicados al género documental que le interesan especialmente, como el IDFA (Holanda), Visions du Réel (Suiza), Cinelatino (Francia) o el FICCI en Colombia; además de festivales en Chile y México. Al mismo tiempo, también le interesan los espacios no convencionales: universidades, congresos, proyecciones que generen conversación con otros públicos. Podemos imaginar que esto tiene que ver con su faceta de distribuidora, y su interés por pensar las audiencias y “encontrar al público en otros lugares, circuitos que a veces son los menos pensados pero resultan los más interesantes”, concluye.