Hoy está finalizando en la peruana localidad de Pisac, el Tercer Encuentro Latinoamericano de Ceramistas Barros del Qhapaq Ñan, que nace inspirado en Barro Calchaquí, evento madre que se realiza en el pueblo de San Carlos, de Salta, desde 1994.

Justamente, el encuentro Barro Calchaquí, desde sus inicios, ha reunido a ceramistas de diversos territorios en un espacio autogestivo, libre y comunitario, con una fuerte raíz en la cultura viva de los Valles Calchaquíes. Su impronta, que se mantiene y expande, llega por tercera vez a Pisac, Perú, fortaleciendo así una red latinoamericana que piensa y late en torno al barro.

El encuentro en Pisac, que resultó una verdadera fiesta del oficio ceramista, consistió en seis días dedicados a compartir saberes, prácticas y reflexiones, así como talleres, charlas, exposiciones y conversatorios, reuniendo a ceramistas de distintos rincones de América Latina.


“La idea de mezclar el Barro Calchaquí de San Carlos con Pisac surge por varios viajes que tuve la suerte de hacer a Perú, donde aparecía siempre la idea de generar algo, hasta que surgió la posibilidad a través de un colega llamado Gustavo Salas, ceramista muy destacado de Lima”, comienza el relato Gastón Contreras, organizador del Barro Calchaquí e impulsor de este tercer Encuentro Latinoamericano, quien conversa inmerso en el encuentro desde Perú.

Contreras describe como fue dándose el primer lazo con el ceramista peruano: “él vino a un Barro Calchaquí en San Carlos y charlando surgió la posibilidad de generar vínculos con el municipio peruano para poder hacerlo. Así fue como hicimos el primer Barro del Qhapaq Ñan en Pisac, pensando en el Qhapaq Ñan como una red que une toda Latinoamérica”.

La ciudad de Pisac, ubicada a 30 kilómetros de Cuzco, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes y visitados del Valle Sagrado de los Incas, espacio que lo convierte en inmejorable marco para un encuentro latinoamericano vinculado a la tierra.


Pisac es un pueblo agrícola de grandes artesanos y artesanas muy destacados en la pintura, en los textiles y en la cerámica, es gente de la tierra, son hijos de la tierra, algo que se nota por la forma de vincularse con los animales, las plantas, las ceremonias, es un lugar muy andino, como lo somos nosotros en San Carlos”, reflexiona Contreras quien también se desempeña como director de Cultura en el municipio vallisto de Salta.

La expectativa en Perú comenzó a crecer de manera conjunta a como fueron consolidándose los eventos. “Muchos ceramistas de Pisac ya esperaban este encuentro; de hecho, uno de ellos, José Coaquira, preparó la arcilla, hizo kilos y kilos de arcilla para poder trabajar; esta es una muestra de que los ceramistas de la zona esperan el encuentro, el cual crece desde el pie, desde abajo, generando cada vez más entusiasmo”.


Poco a poco fue desarrollándose un entramado de artistas que, en diferentes encuentros o siguiéndose a la distancia, generaron un movimiento hermanado. “La red de artistas se fue generando de manera espontánea”, resalta Contreras. "No nos dimos mucho cuenta de eso, pero sí sabemos que cuando hicimos la primera vez el Barro Calchaquí, pusimos como objetivo que queríamos que sea latinoamericano, y después de un montón de tiempo, se cumplió”. 

Por la parte local, Victoriano Ruiz Gaspar, más conocido como Ato, es uno de los invitados y al mismo tiempo anfitrión del encuentro en Perú. “Vengo de la ciudad de Supe - Caral, cuna de las civilizaciones más antiguas de América, la cual se encuentra en el norte central del Perú”.

El ceramista peruano comenta lo que en esta ocasión está compartiendo con los demás asistentes al encuentro. “Estoy presentando un taller alusivo a la inspiración de la cultura Chancay del norte central del Perú, donde predominan las formas escultóricas de la fertilidad”.


Tenemos mucho más que ver con gente de Perú, de Bolivia, de Chile, de Ecuador que con gente de otra parte del mundo, es lo que nos toca. Nosotros sabemos lo que es una inflación, sabemos lo que es un corte de ruta, y lo sabemos porque somos de acá, esa red también están atravesados por todas esas cosas que nos pasan como artistas latinoamericanos, como gestores, como gente de la tierra”.

En cuanto al encuentro, Contreras resalta: “hay muchísimos talleres, charlas, todos muy destacados de distintos lugares; hay compañeras que han venido de la Patagonia argentina, de Ecuador, de Brasil. Nos une la pasión y sentimos que nos identificamos con eso, entonces esta red es algo que va a seguir creciendo, que no tiene un tope”.

Por su parte, Ruiz Gaspar enfatiza lo que en él, como en tantos otros, moviliza el Encuentro: “Es una de las cosas más maravillosas que nos puede suceder como familia, ya que hoy en día está escaso en el Perú este tipo de encuentros, y pues es una buena movida la que se está gestionando. Me alegra mucho el corazón poder compartir con grandes maestros”.


Las compartidas de aprendizaje, horizontal y colaborativo, auguran buenos horizontes, “Las expectativas son que el encuentro continúe, que siga, que la gente de acá lo tome, algo que ya está pasando. A mí no me gusta cuando se hacen las cosas solo una vez, que resultan como una moda, lo importante es que sea una construcción continua: llegar, hacer, ser, pensar, eso me parece que está bueno. Entonces las expectativas y los objetivos serían que se pueda continuar con este Encuentro en Perú, que se pueda consolidar, así como ya pasó con el Barro Calchaquí; porque yo sé que cuando nosotros no estemos en el Barro Calchaquí, va a continuar, ya no es de nosotros, es de la gente, y eso es lo que está bueno”, sostiene Contreras. 

El peruano Ruiz Gaspar reflexiona acerca de lo que generó y sigue generando este tipo de encuentros. “Hermandad sobre todo, y los valores de lo que algún día fue el Tahuantinsuyo, la unión de nuestras familias, de nuestros ancestros y el legado que nos dejaron para seguir cultivando en futuras generaciones”.

Sin duda, gracias a este cruce de caminos, ambos encuentros, el de San Carlos y el de Pisac, se retroalimentarán de experiencias y nuevos participantes. Los anfitriones del próximo año serán los sancarleños del Barro Calchaquí, quienes recibirán aún más ceramistas de países hermanos, haciendo crecer este tejido colectivo que pone al barro en el centro como materia, memoria y lenguaje común.