En un país donde hasta los carpinchos generan grieta, Daniel Scioli decidió salir a escena. El secretario de Turismo, Ambiente y Deportes --más conocido por su afinidad con las lanchas y los anuncios pintorescos-- propuso crear un santuario en el Delta para relocalizar a los carpinchos de Nordelta. La idea, que buscaba mostrar sensibilidad ambiental, terminó desatando una lluvia de críticas y chicanas políticas.

El funcionario del gobierno de Javier Milei, que llevaba meses sin figurar en la agenda pública, reapareció con una propuesta insólita en un intento por acaparar reflectores.

“La idea es llevarlos a un lugar donde puedan comer pasto tranquilos y vivir sin molestar a nadie, idealmente en San Fernando o Tigre”, anunció Scioli, convencido de que su plan podía resolver el conflicto. Además, sostuvo que la comunidad participará del traslado y del seguimiento de los animales. Sin embargo, en Tigre el tema lleva años de reclamos concretos, estudios y proyectos que no se resuelven con declaraciones de ocasión.

La tensión en la zona aumentó hace semanas, cuando tres crías de carpincho murieron en una laguna de Tigre, atrapadas por muros de hormigón construidos por una urbanización que modificó los espejos de agua y desplazó a la fauna local. Mientras algunos vecinos se organizan en grupos con nombres como “Fuera carpinchos”, ambientalistas y organizaciones locales llevan tiempo reclamando soluciones concretas y duraderas.

Galmarini salió al cruce y le recordó el pasado a Scioli

Quien no dejó pasar la oportunidad fue Malena Galmarini, que desde su cuenta en X lo cruzó sin anestesia: “¿Recién te enteraste de los carpinchos, Nañel? Hace años laburamos con la UNDelta y vecinos para resolver esto. Vos vendiste humo como gobernador, embajador y ahora como libertario”, expuso.

El debate de fondo no es menor. Los carpinchos no invadieron Nordelta: estaban ahí mucho antes. Lo que llegó después fue la especulación inmobiliaria, que selló lagunas y ocupó territorios que no le correspondían.

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