Atlas de un mundo imaginado es una obra de teatro pero no transcurre en una sala convencional sino en el espacio público de la ciudad de Buenos Aires. Hay una ficción que gira en torno a dos hermanas, pero el relato está atravesado por un barrio, su historia y los cambios que allí sucedieron; la biografía de estos personajes se cruza con la memoria colectiva de quienes habitaron y habitan ese espacio compartido, La Paternal. Silvia Gómez Giusto y Aliana Álvarez Pacheco –directoras y fundadoras de Club Paraíso junto a otrxs artistas– crearon una dramaturgia site-specific protagonizada por las actrices Laura Nevole, Vanesa Weinberg, Camila Blander y Valentina Werenkraut.
Gómez Giusto cuenta que su hermana le propuso armar un espacio para generar "encuentros, charlas y reflexiones alrededor del arte y la cultura en los tiempos que corren" (Casa Gómez, punto de partida de la obra). A raíz de este proyecto empezó a recorrer calles que lindan con su barrio de infancia, Villa del Parque. "Revisité estos espacios de otra manera, con todo el bagaje que hoy tengo y comparto con Aliana", cuenta la dramaturga en diálogo con Página/12. Álvarez Pacheco explica que no creció en ese barrio pero se mudó a Palermo en 1989, entonces fue testigo del proceso de gentrificación: "Fui a vivir ahí cuando era un barrio viejo y todavía había talleres mecánicos, imprentas. La isla de La Paternal es muy pequeña: está el cementerio, el tren, el Garrigós, el Warnes. Ese proceso está sucediendo recién ahora, las casas viejas conviven con las nuevas construcciones, lo que era una fábrica de zapatos se transformó en un taller de artistas, en la esquina hay un depósito lleno de camiones y en la otra cuadra, una cervecería".
En 2023 estrenaron Un paisaje para mí, obra de recorrido por el Museo Nacional de Bellas Artes y sus alrededores. Las directoras dicen que este proyecto está "en las antípodas" de aquella experiencia porque "allá estábamos en Recoleta, un mundo bello, reconocido patrimonialmente, rodeado de arte, pero nos daban ganas de marcar este otro patrimonio de la identidad barrial y las huellas de memoria que quedan". En relación a los procesos de gentrificación, las autoras explican que "es algo que aparece a fondo" porque "hay una ficción que se fundamenta en una indagación documental sobre los hechos históricos que acontecieron en los lugares recorridos".
Atlas de un mundo imaginado traza una línea que conecta lo personal y lo colectivo, lo íntimo y lo público, aborda "la transformación de estas hermanas pero también la transformación del barrio, las cosas que nos gustan y las que duelen, eso que termina convirtiéndose en una herida y cómo todo puede transformarse en algo lindo, constructivo", señala Gómez Giusto. Ese diálogo entre la creación individual y el impulso colectivo es algo que distingue a Paraíso, un club dedicado a las artes escénicas que cuenta con una comunidad de socios y funciona como una casa de producción a partir de un sistema de preventa que hace posible obras como ésta. Paraíso presenta un estreno de una obra de teatro, danza o performance por mes, además de desmontajes, talleres, mesas de debate y espacios de encuentro con la comunidad. "Hoy estamos haciendo esta obra también porque hubo una discusión constructiva y artística dentro de un equipo para llegar a esto", destacan.
–Las dos tienen experiencia en este tipo de propuestas como el Festival en Espacios Inesperados de Vicente López o Jardín Sonoro. ¿Qué potencia tiene para ustedes el site-specific?
Aliana Álvarez Pacheco: –Para mí es un gran desafío porque hay una construcción artesanal del dispositivo. Por supuesto que no es para nada fácil montar una obra en una sala de teatro convencional, pero cuando entrás en diálogo con un espacio tenés que entrar en diálogo realmente. No es un espacio en blanco sobre el cual montamos cualquier cosa. Desde la escritura pensamos cómo lo contamos y cómo entran los cuerpos en ese lugar. Todo tiene que dialogar con el espacio y también hay un cruce con otras artes: el cine, por ejemplo, por el tipo de imágenes que buscamos generar. Íbamos del papel a la calle y de la calle de nuevo al papel, fuimos construyendo un mapa en ese ir y venir constante. La escritura también fue en movimiento.
–¿Cómo piensan el público en este tipo de obras y qué surge en ese acto de caminar junto a otros?
Silvia Gómez Giusto: –Muchas veces el público hace de cámara, su comportamiento cambia completamente porque no hay un público fijo, estático, sentado, con un frente. Todos los que participan de la propuesta caminan colectivamente y, de algún modo, cada uno es una cámara subjetiva que va tomando diferentes cosas del encuadre que nosotras proponemos. La mirada del espectador va a capturar lo que quiera de eso que están haciendo las performers, pero también todo lo otro que quiera y pueda tomar en el recorrido. Nosotras pensamos esa caminata compartida como una especie de peregrinación: caminamos en grupo confiando en una historia.
Las artistas admiten que, a diferencia de experiencias anteriores, esta vez les costó un poco más terminar de entender el dispositivo escénico, pero aseguran que en ese proceso lograron "abrazar el espacio público". Desde su perspectiva, la grupalidad juega a favor de la dimensión emocional de la obra porque "nos embarcamos en una aventura juntos, y quienes se aventuran a este tipo de recorridos tienen ganas de vivir una experiencia así, están abiertos a las transformaciones subjetivas caminando lugares que ya transitaron muchas veces o sitios de la ciudad que no vieron nunca", señala Álvarez Pacheco. Gómez Giusto habla también de la potencia que tiene "romper el tiempo en la calle porque se produce una ruptura en lo cotidiano; siempre caminamos para llegar a algún lado y acá hay un pacto para desconectarse de los celulares, caminar y entrar en ese ritual colectivo".
En relación a la situación actual de la cultura, las directoras coinciden en valorar el club como "un oasis y un verdadero paraíso" porque "el contexto es desolador a nivel cultural y también en otros ámbitos". "Paraíso está motorizado por artistas y socios que nos apoyan con su membresía, que es lo que permite producir obras nuevas. Atlas... está financiada con el sistema de preventa. Es una alegría ser parte y está buenísimo encontrar una opción así en un contexto en el cual el Estado está tan ausente", dice Álvarez Pacheco, y Gómez Giusto agrega: "Acá hay algo construido colectiva y democráticamente. Es un equipo que realmente trabaja en diálogo, no sólo entre los miembros fundadores sino también con los suscriptores y los artistas invitados para ver qué materiales tienen o si podemos darles un lugar en la programación. Hay una necesidad muy fuerte de encontrarse para no perder los valores que tienen que ver con lo cultural y lo identitario".
* Funciones: sábado 12, domingos 20 y 27 a las 16; sábados 19 y 26 a las 15 y a las 17; domingo 13 a las 14 y a las 16. Localidades disponibles en la web de Paraíso.