En la galería del Rojas se puede ver en estos días la exposición colectiva “De Cajón”, con curaduría de la artista y curadora Ana Perissé, que incluye a Lorenzo Amengual, Carolina Antoniadis, Mariano Benavente, Adriana Gibello, Beatriz Masine, Alberto Méndez, Claudio Pedraza, Cristina Sardoy, Jorge Sarsale, Noemí Spadaro, Elena Torres, Juan Andrés Videla y también a la propia curadora y artista.
La expresión “de cajón” se usa cuando algo no necesita explicación porque es claro y evidente. Se supone que el origen de la frase proviene de las antiguas imprentas, cuando ciertas fórmulas lingüísticas muy usadas se guardaban ya armadas con los tipos móviles en los cajones, de modo que estuvieran listas y no hubiera que componerlas nuevamente.
Podría decirse que la propuesta de la exposición fue hecha “de cajón” por Ana Perissé, ya que su padre había trabajado en una imprenta y ella misma -además de arte- estudió Letras, carrera en donde los cajones de imprenta forman parte de la historia material de la literatura.
El texto de presentación de la muestra, escrito por Eduardo Stupía, comienza del siguiente modo: “En su doble papel de curadora y artista, Ana Perissé tuvo la inspirada idea de promover esta muestra a partir de una devoción personal por ese eficaz implemento, orgánicamente constitutivo de la arcaica tradición de la impresión con tipos móviles, llamado caja o cajón de imprenta, para muchos ahora una suerte de objeto fetiche, emblema melancólico de cuando la industrialidad del mundo impreso se imponía universalmente, sin que las tecnologías de lo intangible amagaran amablemente con declararla obsoleta”.
Luego el prologuista extrae datos de un texto de José Luis Meliá, tomados del blog del Museo de la Imprenta: “Al oficial encargado de la composición manual del texto con caracteres sueltos se le llamaba cajista, y disponía de la mencionada caja dividida en compartimentos rectangulares de diversas dimensiones y disposiciones llamados cajetines. En ellos se clasificaban los metálicos tipos según su cuerpo y fuente, las mayúsculas, las minúsculas, y las lineas de plomo o de otras aleaciones que iban a delimitar, en la grilla definitiva, los espacios para la separación de los párrafos y palabras, denominados razonablemente `blancos`.”
Quien firma estas líneas no puede menos que recordar remotamente a la profesora de la carrera de Letras de la UBA, Celina Sabor de Cortazar, especializada en Literatura Española del Siglo Oro, que ante distintas ediciones príncipe del Quijote (realizadas durante la primera mitad del siglo XVII), podía reconocer a los cajistas que habían participado en cada una, por el modo en que estaban armabas las páginas y por las particularidades en los juegos de tipos móviles que traía consigo cada cajista. Incluso podía reconocer los cambios de cajista en una misma edición príncipe y en sus clases mostraba en fotos los indicios para poder llegar a tales conclusiones.
Página12 entrevistó a la curadora de la muestra, Ana Perissé.
-La exposición tiene un subtítulo elocuente: “Poéticas sobre un objeto nostálgico”¿De dónde salió la idea de usar las antiguas cajas de tipos móviles?
-Mi papá trabajó en la parte de compras de una imprenta enorme. Y aunque yo nunca fui, recuerdo que hablaba de la imprenta: él sí vio aquellos cajones de tipos móviles. Yo conocí mucho después esos cajones de imprenta, pero como objetos de decoración. Después empecé a investigar de qué se trataban.
-Podría pensarse que entre el origen de la relación familiar con estas cajas y la exposición del Rojas, hay un círculo que se completa.
-Es cierto, sí. Porque mi papá además hacía escenografías y entre sus cosas quedaron hojas de oro que él había usado para hacer unos sillones para una obra de Narciso Ibañez Menta. Cuando yo empecé a pensar qué ponerle al cajón de imprenta, apareció el tema de los libros iluminados, mezclado con escritura, plumas.. me acordé de esas hojas de oro y las usé. Así que ahí está presente mi papá. Y yendo al origen de la muestra, se me ocurrió porque me pareció que los cajones no podían estar guardados y en desuso tanto tiempo. Entonces decidí repartirlos entre amigos artistas, con la consigna de que todos intervinieran un cajón. Cuando aparece la posibilidad de hacer la muestra en el Rojas, como la sala es muy grande, quise incluir además otras obras que estuvieran relacionadas.
-Se trata de hacer hablar nuevamente a algo que perdió su función original. A manera de síntesis de la exposición, la muestra se abre con un cajón de imprenta vacío, rodeado por un marco dorado.
-Yo lo llamo el “cajón Duchamp”.
-En las idas y vueltas entre imprenta, literatura y artes visuales, podría empezarse por la idea de revés de trama. Porque por una parte está la traducibilidad que suponía el trabajo de los cajistas en la imprenta, para la difusión y transmisión del conocimiento. Por otra parte, podría pensarse en el arte como en una caja negra, como dar vuelta la funcion del cajista y hacer que los sentidos no resulten transparentes, ni traducibles. Porque cada artista va interviniendo los cajones a partir de su propia poética. La exposición busca invertir la función original de los cajones.
-Exactamente. Y ahora pienso también en la “trama”, porque los cajones tienen distintas tramas, no solo porque no son iguales, sino que los compartimentos van armando tramas diferentes.
-Y siguiendo con los sentidos segundos del objeto central de la muestra, cuando se piensa en un cajón -y dado que acá hay nostalgia por un objeto que en algún momento significó mucho- surge la idea funeraria, del cajón como ataúd.
-Yo en un momento les pedí a todos los integrantes de la muestra que me dijeran qué significa un cajón para cada uno. Y una de las artistas me contestó: “Para mí es un cajón funerario”. Preferí omitir ese significado. Pero con las palabras asociadas que aparecieron hice una especie de poema visual que se puede ver en la muestra.
(En el sentido funerario que surge del cajón, puede aparecer también el humor negro. En su último libro, Woody Allen dice que la gente pesimista siempre ve el vaso medio vacío; pero que él, sin embargo, siempre ve el cajón medio lleno).
* La exposición “De Cajón, poéticas sobre un objeto nostálgico”, se puede ver en la Galería del Centro Cultural Rojas, Corrientes 2040, con entrada libre y gratuita, de lunes a sábado, de 10 a 20 hs, hasta el 26 de julio.