La escalada del dólar libre, que superó los 1300 pesos este lunes, reactivó la tensión económica y puso en jaque la estrategia del Gobierno para llegar a las elecciones con una economía “ordenada”. En diálogo con la 750, el economista Juan Valerdi cuestionó el modelo actual, al que definió como “insostenible” y alimentado por mecanismos artificiales.
“Lo que está pasando es que muchos de los que estaban haciendo carry trade dicen que van a ver de afuera lo que pase, mientras los otros están gastando los dólares que el Gobierno ya no tiene”, explicó Valerdi.
En ese contexto, señaló que “tenemos un turismo desatado —obviamente para el 10% o 15% de la población argentina— mientras el resto la ve pasar y una compra de dólares para atesoramiento”.
Asimismo, el economista remarcó el fenómeno del aluvión importador. “Al tener el dólar pisado artificialmente, un montón de cosas que se pueden importar, se importan. Por eso en la carnicería se ve cerdo y pollo de Brasil, tomates enlatados de China, los que quieren y pueden comprar ropa de China lo hacen y con envío gratuito”.
Según Valerdi, esto último “va limando los dólares que tiene el Gobierno para llegar a las elecciones con un supuesto dólar bajo control, que a su vez implica una inflación bajo control”.
Sin embargo, cuestionó ese argumento oficial: “Que la inflación sea de 1,6% no significa que la gente llegue a fin de mes, porque, entre otras cosas, ahí no entra el alquiler. Entonces lo que tenés es un montón de gente que no está para festejar una inflación de menos de 2% y un Gobierno que festeja lo único que puede mostrar, que es una inflación contenida porque destruyó el poder adquisitivo de asalariados, jubilados y cuentapropistas”, sentenció.
Para Valerdi, “el dólar es artificialmente barato, aunque haya subido a 1300 pesos”. Y esa distorsión, aseguró, convierte a la Argentina en “el país más caro de la región”, aunque con “salarios que están al final del ranking”.
“El Gobierno contiene la inflación destruyendo el poder adquisitivo de la población, con lo cual genera presiones sociales que en algún momento estallan. No hay ningún economista que no te diga que este —entre comillas— modelo, tarde o temprano revienta”, concluyó.