El precio de los alquileres para vivienda en Rosario subió hasta un 81,3% interanual, durante el mes de julio. El dato se desprende del último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), donde además se refleja que alquilar un monoambiente en la ciudad cuesta, en promedio, 290 mil pesos. Para un trabajador que percibe el Salario Mínimo Vital y Móvil, alquilar un monoambiente representa el 91,3% de su salario, mientras que para un jubilado significa el 76,5% de sus ingresos. "Los precios de oferta de alquileres en la ciudad de Rosario vienen incrementándose los últimos meses por encima de la inflación", evaluó Celina Calore, referente del organismo, quien también ponderó la derogada Ley de Alquileres: "Si bien puede juzgarse sus efectos en cuanto a los precios, lo cierto es que tenía ciertas garantías para los inquilinos que hoy ya no corren".
El relevamiento señala que durante el mes de julio, el valor promedio de los monoambiente en Rosario es de 290 mil pesos. Para el caso de los departamentos de dos ambientes la cifra asciende a 380 mil pesos, mientras que en los departamentos de tres ambientes, el alquiler ronda los 500 mil pesos. En la comparación mensual, el alquiler de los departamentos de uno y tres ambientes varió 3,6% y 2%, respectivamente. En tanto, los de dos ambientes se mantuvieron en el mismo valor. En la comparación con julio del año pasado, los aumentos fueron del 81,3% en monoambientes, 72,7% en dos ambientes y 78,6% en tres ambientes.
"Los precios de oferta de alquileres en la ciudad de Rosario vienen incrementándose los últimos meses por encima de la inflación. Pese a que el año pasado habían desacelerado, este año hay un nuevo recrudecer de esos precios", evaluó Calore, en diálogo con Rosario/12. "Por otro lado, cada vez pesa más el alquiler en el presupuesto familiar. Esto es un problema de ingresos que se profundiza en los últimos años, donde los ingresos de los trabajadores no acompañan el ritmo de aumento de los precios generales de la economía", añadió.
En ese sentido, el informe señala que quienes perciben el Salario Mínimo Vital y Móvil, fijado en 317.800 pesos, deben destinar el 91,3% de su ingreso al pago del alquiler de un monoambiente. En tanto, los jubilados que cuentan con un ingreso de 379.294 pesos deben gastar el 76,5% de su jubilación para costear un alquiler un monoambiente. También se compara el precio de alquiler de un departamento de dos habitaciones con el salario de un maestro de grado sin antigüedad. Allí se observa que el 49% del sueldo se destina solamente al pago de la vivienda. Los cálculos no contemplan ni el pago de las expensas ni los servicios asociados a la vivienda.
En la misma línea, el informe pone el foco en las dificultades que representa para un inquilino mejorar su condición de vida: quien vive en un monoambiente, y desea mudarse a un departamento de dos ambientes, debe pagar unos 90 mil pesos más por mes. Luego, para mudarse a uno de tres ambientes, el costo extra asciende a 120 mil pesos. "Este es el costo que soportan las familias cuando crecen en cantidad de integrantes y deben mudarse para evitar vivir en condiciones de hacinamiento", detalla el informe.
"Una década atrás, las dificultades en torno a la vivienda estaban asociadas a lo prohibitivo que era acceder a una casa propia. Hoy en día, lo que se escucha es lo prohibitivo que es alquilar algo acorde a las necesidades de una familia", consideró Calore. Y agregó: "Las familias siguen encontrando donde vivir porque no queda otra, pero muchas veces tienen que resignar calidad de vida en eso. Entonces se reasigna la ubicación necesaria, el espacio requerido para el número de la familia, o cuestiones vinculadas a la seguridad. Todo lo que tiene que ver con las comodidades a las que uno apunta en una vivienda".
Por último, la referente del Ceso indicó que hay "una desprotección" del inquilino, que se dio producto de la desregulación realizada por el gobierno nacional en 2024, derogando la Ley de Alquileres: "Si bien puede juzgarse sus efectos en cuanto a los precios, lo cierto es que tenía ciertas garantías para los inquilinos que hoy ya no corren. Se garantizaba una estabilidad de tres años de alquiler y un índice de actualización primero anual y después semestral. Eso ahora quedó a merced de la negociación y en Rosario se están actualizando cada tres o cuatro meses. Cuando los aumentos se vuelven más periódicos, la capacidad de reacción de los trabajadores es más difícil, sobre todo en un contexto donde están pisadas las paritarias por el gobierno nacional".