Supongamos que es viernes, o jueves, o miércoles, pero viernes queda bien. Supongamos también que terminaste tu jornada laboral, que llegaste a tu casa y que vas a resolver tu manija tirando algo en tu monitor: la serie de Menem, un OVA del canal TV Noizu, un episodio viejo de Animal Boy, da igual. Inflado de manija, vas al supermercado chino de tu barrio, agarrás las papas fritas, la Coca, la caja de hamburguesas súper congeladas y te dirigís a la caja. Ahí ves un QR que te rumbea un nuevo panorama: iQIYI es la plataforma de contenidos audiovisuales más grande de Asia pero que acá, en esta pampa, se promociona vía una guerrilla que parece fanzinera, mediante unos volantes exhibidos en negocios de cercanía de Capital Federal.

Aunque suene a biri biri de un nostálgico añorando los carteles de bandas (y revistas, y proyectos alternativos) impresos en fotocopias, como usualmente se traficaba la cultura independiente ochentera y noventera, así –con ese mismo flow, con otros recursos- se dio el primer contacto entre la plataforma y el público argentino. También hubo unos banners en Barrio Chino. Y alguna que otra cosa más.

Ahora, después de ese primer hype promocional de ADN underground, el arribo oficial de iQIYI augura a nuestro país como el “del principal crecimiento en toda América Latina”. Y algunos la suben al ring sin ponerse colorados para enfrentar a los tanques Netflix, HBO Max (¡menos mal que volvió a llamarse “HBO”!), Disney y Amazon. Expertos advierten que este asomo trae aparejado señales nítidas de un nuevo soft power en el horizonte: así como Corea del Sur tuvo su prime en estos años y Japón sigue firme con su animé (más el chiche del J-pop & city pop), China está entretejiendo una narrativa de expansión cultural.

Con más de 500 millones de usuarios activos en el mundo, la recién llegada iQIYI maneja un tendal de producciones propias y otro de co-producciones con Corea, Taiwán, Tailandia y Japón. “Intentamos priorizar a la comunidad adolescente y al público femenino en general. Mujeres de entre 40 y 60 años, que vienen muy familiarizadas con las series coreanas y que ya muestran una apertura con las series chinas”, dice Nicolás Lin, country manager de la plataforma en la Argentina.

En el menú, una fuerte presencia de contenido BL y GL, géneros híper populares entre los jóvenes asiáticos, que acá asoman por algún manganimé conseguible vía Internet. ¿Qué cosa? BL, o “boys love”, son series o películas donde chico conoce chico y GL, o “girls love”, donde, bueno, chica conoce chica. “Los adolescentes y las mujeres mayores son la comunidad natural de iQIYI en sus comienzos”, refuerza Lin.

Asimismo, se cuela también algo de donghua, como se conoce por allá a la animación y como se bautiza informalmente por acá al “animé chino”. ¿Los recomendados? Super Cube y The Great Ruler, los dos más pulenta y “más fáciles” para entrarles. “Hoy por hoy, China es uno de los productores de animación más importantes del planeta. Tiene algunas de las películas de animación más taquilleras de la historia y le está compitiendo de igual a igual a los estudios de Estados Unidos”, identifica Lin. En ese sentido, probablemente se está refiriendo a Ne Zha 2, dirigida por Yu Yang, que es considerada la película de animación más taquillera de la historia (facturó u$s 2 mil millones en lo que va de 2025). Y no, Ne Zha 2 no está disponible en iQIYI.

Nicolás Lin, country manager de  la plataforma en el país. Crédito: gentileza de prensa iQIYI.

Por estos días, China vive una apertura social y cultural inesperada un tiempo atrás. De hecho, ya están trabajando su soft power apuntando a las industrias automotrices, tecnológicas, de hardware y, sí, “de contenido”. ¿Acaso las barreras arancelarias y la guerra discursiva de Donald Trump estarán precipitando esta “salida del clóset”? A juzgar por la expansión de los autos eléctricos e híbridos enchufables BYD (incluso con planes de echar raíces en Argentina), de la disputa de mercado de los teléfonos Xiaomi (que hasta brandearon un celu con Messi), del inminente liderazgo de TikTok (la fav de la Gen Z) y de la explosión de la inteligencia artificial de DeepSeek (el ChatGPT chino que ya sacude a Meta y Nvidia), podría decirse que sí, que en eso anda. Se pliega Lin: “Las producciones de animación, series, películas y videojuegos son la nueva carta de presentación de China”.

Así las cosas, el gigante asiático da por terminados sus años de depresión, de las crueles consecuencias de La Guerra del Opio y de las violentas invasiones japonesas para darle paso a una era de refinamiento y autenticidad, que calzan históricamente de fábrica, pero también de apertura social. En una línea: China ya cocina su plan para convertirse en el faro de la cultura asiática. Por eso, iQIYI se pliega a esta oportunidad global con un activo digital vinculado directamente al desarrollo de inteligencia artificial. En otra línea (bien Black Mirror): están trabajando en una herramienta de creación de contenido para que realizadores puedan usar ciertos assets –supongamos, vestimentas, actores, paisajes- para producir contenido de forma más fácil, barata, rápida y on demand, realmente a la carta.

Mientas tanto, iQIYI se ensancha con decenas de programas de variedad, como Sing Asia o The Rap of China, realities shows populares en territorio chino. ¿Será que viene la avanzada del C-pop? Y, al mismo tiempo, prepara otra innovación tecnológica en sintonía con estos momentos de cibercultura fastfootera: “Se avecina una novedad muy fuerte. Los jóvenes asiáticos viajan en transporte viendo dramas y contenido filmado en vertical. Es un formato que la está rompiendo. Sabemos que para el público joven es un formato caliente, así que pronto vamos a ver mini dramas verticales en Argentina”, señala Gabriel Pressello, el responsable de comunicación de la plataforma.

A diferencia del resto de las plataformas audiovisuales, los chinos ofrecen una versión freemium con una parte de su biblioteca audiovisual de forma gratuita. “Queremos pelearle share de mercado a otras plataformas”, asegura el country manager. Y en su versión full, que cuesta alrededor de 6 dólares mensuales, aparecen más de 1700 series, programas y animés y algo así como 3500 películas. Entre ellas, el blockbuster de ciencia ficción The Wondering Earth, el éxito festivalero Blue Amber y la más vista del año, The Demon Hunter.

“Esperamos el exitoso proceso de inserción en el país y de esa forma proyectar a futuro uno de los planes que tenemos entre manos: la co-producción de contenido en Argentina”, concluye Lin, que ya arrancó en la conquista de los 200 mil chinos que viven en el país y de aquellos que, atentos en la fila del supermercado, se dejan seducir por las mieles del jamón crudo, el queso, el pancito y el contenido hecho allá, bien lejos, pero acá, literalmente a la vuelta de tu casa.


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