A menos de dos años de la asunción del Gobierno de Javier Milei la industria cruje. Así lo resume Christian Miguez, integrante de la comisión interna de Acindar Villa Constitución y referente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que acaba de paralizar su planta en un 85 por ciento y suspendió a 500 trabajadores producto del freno de la demanda interna y el aumento de las importaciones que ingresan desde China.
Miguez afirmó en declaraciones a la 750 que la economía está cada vez más “retraída” y lo que predomina es la “incertidumbre”. Junto a sus compañeros, hace tiempo pensaban que se había “tocado un piso”, pero la realidad muestra que “este segundo semestre el piso se va a perforar y se va a seguir cayendo”.
Todo esto se da en un contexto, explicó Miguez, en el que Acindar tiene más de 500 suspensiones activas producto del desplome absoluto en la demanda de materiales, principalmente, por la paralización total de la obra pública.
“Junto con eso, toda la situación económica general del país, que también ha paralizado a la obra privada. En estas condiciones tratamos de ir soportando, resistiendo, los puestos de trabajo”, dijo.
Pero añadió: “Pero la situación se pone cada vez más compleja. La empresa ya desde mayo que tiene paralizado el tren de laminado número 2. Eso, para los trabajadores son 76 compañeros que estaban suspendidos. Ahora se paralizó el tren 1”.
“La empresa ha optado por producir hasta donde tienen los pedidos y, a partir de ahí, aplicar suspensiones. Esto no es de hoy: se viene arrastrando con el Gobierno de Javier Milei, donde las condiciones son cada vez más desfavorables”, añadió.
Sobre la posición de la empresa, Miguez explicó: “Acindar ya trazó claramente su política sobre este contexto que ha cambiado. Está buscando aprovechar el contexto para reducir lo máximo posible sus plantillas”.
“Si bien hay un objetivo común, que sería el cambio de políticas, hay un objetivo particular de la empresa en cuanto a reducir sus costos. Es parte de lo que está sucediendo”, añadió, finalmente.
Una crisis que se veía venir
El grupo ArcelorMittal, controlante de la siderurgia, funcionó al 50 por ciento de su capacidad instalada durante todo el año pasado: produjo 600.000 toneladas, contra las 1,2 millones de 2023, debido al desplome de la industria y de la construcción, dos actividades claves para el sector.
Cuando empezó el 2025, la situación no mejoró. Desde comienzo de año, de acuerdo a las necesidades de cada planta, la compañía lleva adelante un esquema de suspensiones con el pago del 75 por ciento del salario, vigente hasta diciembre, y un plan de retiros voluntarios.
Según el último reporte de la Cámara Argentina del Acero (CAA), la producción de acero crudo se desplomó 8,6 por ciento intermensual en junio y laminados en caliente sufrió una baja del 20,9 por ciento. Si bien a nivel interanual los datos son positivos (+16,5 por ciento y +12,2 por ciento, respectivamente), se relacionan contra una base de comparación muy reprimida.