Las exigencias cotidianas sobre la felicidad son el problema que Sutottos apropia y pone en escena, con el humor como respuesta. Feliz Día, el nuevo espectáculo del dúo teatral que integran Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, retrata la vida de dos hermanos mellizos, que aman a su madre -viven todavía en su casa-, y preparan su cumpleaños número cuarenta. Una celebración que el dúo presenta hoy a las 21 en Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza).

“Estrenamos la obra en España, en el festival de San Sebastián, donde ya hemos ido con otros espectáculos; y luego acá, en Byenos Aires hace dos meses. Y nos dimos cuenta que van dos meses a sala llena; imaginate la alegría que es, porque uno ensaya mucho para estrenar un espectáculo nuevo. Y si nos está yendo así, ¿qué más se puede pedir?”, explica Caminos a Rosario/12.

-La temática no debe ser ajena al público español.

-Mirá, Feliz Día habla de la presión que sentimos por ser felices, y te puedo decir que tanto acá como en España es lo mismo, nos pasa igual. No me arriesgo a decir en todo el mundo occidental, pero casi. Esta cuestión de que hay que reírse todo el día, y que un día sin sonreír es un día perdido, es algo que pasa tanto acá como en España. Entonces, la frustración; porque, no sé si te pasa a vos, pero yo tengo días en los que no me río tanto, pero no siento que estén perdidos. Y nos parecía que eso estaba bueno para hacer una obra de teatro y una comedia, porque realmente es agobiante.

-Para el público seguramente sea catártico, pero quizás también para ustedes.

-¡Para nosotros también! Esta obra sucede en un cumpleaños, son dos hermanos mellizos que están cumpliendo 40 años, y nosotros estamos bastante cerca de esa edad; yo tengo 39 y Gadi 37. Para nosotros también es una buena experiencia hacer este espectáculo y pensar en lo simbólico de cumplir 40, en el peso que tiene. Dentro de la obra, estos mellizos siguen viviendo en la casa de la madre, y no se pudieron independizar porque están muy preocupados por ser felices. No sé cómo será ser feliz, pero no se debe parecer mucho a estar preocupado. Al menos por la experiencia que hemos tenido hasta ahora, la obra produce mucha risa, pero es una risa, como vos decís, catártica, donde uno se ve reflejado en lo patético que somos, intentando estar bien todo el tiempo, en vez de aceptar que a veces estamos bien y a veces más o menos.

-Situaciones que deben llevar a un lugar felizmente ridículo, o casi.

-En general, lo que pasa con las obras de Sutottos es que se produce una exageración, vamos al límite. En esta obra se habla de ser feliz, y éstos quieren ser felices todo el tiempo y exageradamente; a la vez, como tienen un vínculo edípico con la madre y están enamorados de ella, eso también provoca un montón de problemas que no quiero contarte.

-El vínculo con mamá es siempre un tema, aun cuando no sea ella sola quien nos educa.

-Claro, pero lo que sucede acá es con una madre que no está, porque se fue, se independizó de ellos porque no aguantó más que ellos no se independizaran (risas). ¿Pero qué pasa? Independizarse es crecer. Y estos tipos no pueden, porque para crecer hay que bancarse la frustración, me parece, y no se la bancan. Un poco va por ahí la obra; por supuesto, siempre desde el código del humor, para poder reírnos de todas esas cosas porque, como te digo, en mayor o menor medida todos somos un poco así. Encontrarnos con esas dificultades que todos tenemos y poder reírnos un poco de ellas, permite aceptarlas un poco más, para que sean menos duras, para que sean menos fantasmales y más concretas. Para que uno las pueda ver. A veces el teatro sirve para eso, para poder ver esas cosas.

-¿Cómo es, a esta altura, el trabajo con Gadiel?

-En general tenemos ganas de hablar de un tema, al que vamos llegando y vamos conversando; en este caso, fueron las ganas de hablar de la felicidad. Algo de lo que escribimos lo empezamos a probar, actuar, improvisar, probamos cómo funciona; después actuamos algunas cosas que las escribimos; vamos y venimos. Tenemos este privilegio de escribirnos nuestras propias obras, y está bueno, porque nos escribimos cosas que nos dan ganas de actuar. Son procesos bastante largos, más o menos nos lleva un año crear un espectáculo, ensayamos mucho. También trabajamos con Marianela Faccioli y Manuela Bottale, que son las asistentes de dirección nuestros espectáculos. Todo ese tiempo de ensayos, de pruebas y de correcciones, hace que un día se pueda estrenar y que, de alguna manera y por lo menos para nosotros, sea algo bueno que contar, desde un lenguaje particular que se fue generando en casi 20 años de grupo.

Feliz Día cuenta con dirección, dramaturgia y actuación de Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, vestuario de Analía Cristina Morales, iluminación de Matías Sendón, escenografía de Ariel Vaccaro, diseño de movimiento de Luciana Acuña, canciones de Pablo Viotti, Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, música original de Pablo Viotti, y asistencia de dirección de Marianela Faccioli y Manuela Bottale.