“Luis era una especie de viajero del tiempo”, graficó Eduardo “Dylan” Martí durante la presentación de Spinetta, un libro de fotografías dedicado a su entrañable amigo y compañero de aventuras. En el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, donde no cabía un alfiler, el periodista Marcelo Figueras ofició de presentador y conversó durante una hora con Martí sobre el detrás de escena de una vida contada en imágenes. "En el prólogo del libro Dylan habla de una voluntad ascética, de un monje tibetano en Villa Urquiza; de un tipo austero que vivía guardado y cuya búsqueda tenía más que ver con la persecución de experiencias intensas que con el estrellato del rock", introdujo Figueras en el comienzo de la charla. "La de Spinetta es música que trata de elevarse al cielo y agradecer por la energía vital de la que disponemos", sintetizó el periodista y celebró la publicación de una “maravillosa crónica visual que se parece a sus dos autores”.

Editado por Sonamos y Vademécum, el libro recoge más de 300 fotografías de Luis Alberto Spinetta restauradas en alta definición que se reparten a lo largo de 346 páginas. Allí están, por ejemplo, las imágenes de la experimental portada de La la la (1986), la obra que compusieron a cuatro manos Spinetta y Fito Páez; el imaginario visual de El jardín de los presentes (1976), de Invisible; la concepción del arte de tapa del disco Durazno sangrando (1975), aquella fruta hecha con telgopor y pintada a mano; o la trastienda de los videos de "Seguir viviendo sin tu amor", "El enemigo", “La montaña” y "Cheques", entre otros. "Fueron muchos años de convivir con Luis y verlo componer canciones en la batalla cotidiana de luchar contra el ruido del lavarropas y los chicos que no paraban de gritar”, bromeó Martí sobre esa mezcla de genialidad, misterio, espontaneidad y simpleza que caracterizaba el proceso creativo spinetteano.

"Luis era una especie de submarinista: podía estar en el medio de una batalla naval y al mismo tiempo estaba en otro lado", resaltó el músico y fotógrafo que compartió más de cuarenta años de amistad y trabajo con el Flaco. De hecho, Martí fotografió por primera vez a Luis Alberto Spinetta en 1969 durante una presentación de Almendra en el Festival Pinap. Pero se conocieron personalmente en 1974 y desde ahí entablaron una hermandad creativa y humana. De este modo, el fotógrafo retrató a Spinetta a lo largo de cuatro décadas, en ensayos y conciertos, pero también en sus momentos más íntimos y cotidianos.

Los trabajos creativos entre ambos sobrevolaban la lógica del do it yourself y estaban atravesadas por una impronta artesanal. Pero siempre detrás había un por qué, una búsqueda artística y un cuidado sobre la obra. “Hacíamos las cosas con lo que teníamos al alcance de la mano. Excepto ‘Cheques’ y ‘Correr frente a ti’, que fueron los dos videos que hicimos en fílmico, el resto de las cosas las hacíamos con lo que estaba ahí y con la ayuda de algunos amigos”, reveló Martí. “Este no es solo un libro sobre Luis, sino también sobre la gente que lo acompañó en este viaje. Porque todos aportaron su granito de arena para la pirámide que después terminó construyendo Luis. Todos han sido geniales e imprescindibles”, resaltó el coautor de “Quedándote o yéndote”.

De hecho, muchos de esos compañeros y compañeras de camino se encontraban en la sala Jorge Luis Borges. Por allí sentados estaban los hijos de Dylan (Emmanuel Horvilleur, Lucas Martí y las hijas), Catarina y Vera Spinetta, Jota Morelli, Sergio Verdinelli, Machi Rufino, Pomo, Emilio Del Guercio, Fernando Noy, Hilda Lizarazu, Ñora Lezano, Boy Olmi, Carola Reyna, Juana Molina, Roque Di Pietro, Javier Malosetti, Axel Krygier, Tweety González y Claudio Kleiman, entre otras personalidades de la cultura, familiares y amigos de Spinetta.


Para Martí, este libro es una forma de celebrar y recordar la vida y una gran parte de la obra de Luis Alberto Spinetta, pero sobre todo es una apelación a la memoria colectiva y al resguardo de la cultura popular. "La memoria colectiva de este país está muy degradada en los últimos años", contextualizó el artista visual. “Luis trató de construir un país más justo dentro de sus posibilidades”, dijo sobre su espíritu humanista. “Luis era una especie de Eternauta, fue un viajero del tiempo. La verdad es que hace tiempo que no sé nada de él, no sé por dónde andará… y también luchó contra los molinos de viento, como el Quijote. Y si estuviera vivo seguiría luchando, porque la lucha no ha terminado”, enfatizó y la sala estalló en aplausos.

"Es un libro caro, pero también es muy caro fabricarlo. No es ningún negocio hacer esto. Solamente unos kamikazes como los de Vademécum y Sonamos son capaces de enrolarse en esta historia", puntualizó Martí sobre la publicación que llevó casi siete años de recopilación y contó con un “trabajo antropológico”. "Han hecho un libro realmente muy prestigioso que está a la altura de la carrera de Luis", definió. “Fue como remover el pasado. Fue un proceso bastante arduo, pero aunque no esté toda su obra -falta Pescado Rabioso, Artaud-, creemos que está a la altura de su legado”, cerró.

Según los editores del material, se trata de “una reveladora biografía en imágenes de Luis Alberto Spinetta a través del ojo, la sensibilidad y la complicidad de Eduardo Martí, su amigo y fotógrafo predilecto”. En el libro se refleja al artista progresivo de los ‘70 y al buceador del jazz-rock y el tecno-pop de los ‘80. Sus alianzas con Páez y Charly García aparecen en sus páginas. También el artista eléctrico y revulsivo de los ‘90 y el clásico del siglo XXI. Hay sesiones de fotos en estudios profesionales o improvisadas al costado de una ruta provincial. El padre de familia en una quinta del conurbano bonaerense y el monje ermitaño de Villa Urquiza también tienen espacio en el libro.