El desahorro y el endeudamiento aumentaron en la región, dado que son estrategias a las que acuden las familias ante la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. El 22,9% de los hogares del Gran Rosario han tenido que usar sus ahorros, mientras que el 10,3% acuden a préstamos familiares o de amigos. En tanto, más de la mitad de las familias realiza sus compras cotidianas en cuotas con tarjeta de crédito. “Las condiciones materiales de vida no se resuelven individualmente, sino en hogares o en comunidades”, reflexionó Paula Durán, de la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). En paralelo, mientras los gastos vinculados a la vivienda se llevan la mayor parte de los sueldos, desde el Consejo Asesor de Vivienda registraron un aumento en las consultas para rescindir contratos. “El valor del alquiler crece por encima de la actualización que reciben los salarios”, explicó Ariel D’Orazio, referente del organismo.
“Si fuera cierta la frase de que no se llega a fin de mes, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena de cadáveres”, dijo esta semana el presidente Javier Milei. Las declaraciones tuvieron lugar durante un discurso que el mandatario argentino dio en un evento de la Fundación Faro. La extraña analogía buscaba responder a las críticas que viene recibiendo el gobierno ante la falta de resultados de su plan económico. Ese mismo día, el gobierno emitió el decreto que derogó el aumento del 7,2% en las jubilaciones, que había sido aprobado previamente en el Congreso.
En ese marco, algunos números ayudan a dimensionar la situación que atraviesan los asalariados argentinos. Según el último informe del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), el poder de compra de los salarios del sector privado está 8 puntos abajo de lo registrado al inicio del gobierno libertario. En el sector público, la situación es aún más compleja: se encuentra un 22% por debajo del nivel que estaban en la anterior gestión. “No hay antecedentes de una caída del salario público como la que viene ocurriendo en este gobierno”, destaca el relevamiento. En cuanto a las jubilaciones, quedaron con un 25% menos de poder adquisitivo que a finales de 2023.
Ante ese escenario de pérdida salarial, las familias adoptan estrategias diversas para llegar a fin de mes. En el Gran Rosario, lo que se registra es un aumento considerable del desahorro en los hogares, así como también del endeudamiento. Durante el primer trimestre del 2025, el 22,9% de los hogares tuvieron que recurrir a sus ahorros, mientras que el 10,3% acudió a préstamos familiares o de amigos. Los guarismos representan un aumento en relación al último trimestre de 2024, cuando los hogares que debieron gastar sus ahorros se ubicaban en torno al 15,6 y los que pedían a familiares y amigos, representaban el 6,8 de los hogares.
Los números, a los que accedió Rosario/12, surgen de un relevamiento realizado por la Usina de Datos de la UNR, en base a microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), medida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Los indicadores también reflejan que el 8,7% de los hogares han tenido que pedir préstamos a bancos o financieras; el 52,4% realiza sus compras al fiado o en cuotas con tarjeta de crédito; y el 3,9% de los hogares han tenido que vender pertenencias. En estos ítems, los números se mantuvieron igual o crecieron levemente en relación al último trimestre de 2024.
“Las condiciones materiales de vida no se resuelven individualmente, sino en hogares o en comunidades. En ese sentido hay dos fenómenos para destacar. Por un lado, la utilización de ahorros y, en segundo lugar, el endeudamiento en todas sus formas”, explicó Durán a este medio. “Es decir que las personas antes de morirse, en los términos que lo planteó el presidente, en realidad piden prestado, salen en busca de ayuda, o utilizan dinero que hayan ahorrado en otro momento. Es lo que sucede cuando las personas no resuelven con sus ingresos corrientes los consumos que precisa”, añadió.
La especialista remarcó que esa situación queda reflejada en las diversas variables. “Una persona puede perder su ingreso, o tener menos trabajo, pero eso se resuelve grupalmente. Hay otro miembro del hogar que sale a trabajar, o tiene que trabajar más horas para juntar el mismo dinero. Eso genera que las condiciones de vida se vayan deteriorando, no solamente por el ingreso, sino por todo lo que significa para las personas la imposibilidad de poder cumplir con sus obligaciones”, evaluó.
Todo eso se enmarca en un contexto de aumento de precios, que complica aún más la ecuación. La Usina de Datos de la UNR midió un aumento del 4,5% en la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de junio y un 12,7% en relación al año pasado. En tanto, la Canasta Básica Total (CBT) subió un 5,7% y un 12,4% interanual. Con esos aumentos, una familia rosarina conformada por dos adultos y dos menores, que son propietarios de una vivienda y no deben abonar alquiler, necesitó $1.214.741 para cubrir sus bienes y servicios básicos.
“Hubo un cambio en el nivel del costo de vida. Si bien veníamos en un régimen de alta inflación de los precios, hubo un salto entre finales de 2023 y principios de 2024, que dejó los precios en niveles muy elevados en comparación con los ingresos”, sostuvo Durán.
“Más allá de que se discute mucho si bajó o no la pobreza, lo cierto es que el nivel del costo de vida quedó muy alto y el salario disponible para otros consumos, que exceden la cobertura de lo más básico, es cada vez menor si es que queda algo”, finalizó.
Alquileres
En el informe de la Usina de Datos también se advierte que la suba en la Canasta Básica Total estuvo vinculada al costo de la vivienda y los servicios asociados al hogar. Ese impacto coincide con otro fenómeno registrado desde el Consejo Asesor de Vivienda, que funciona en la órbita de la Oficina Municipal del Consumidor: durante el primer semestre del 2025 aumentaron un 20% las consultas sobre resolución anticipada del alquiler.
“El valor del alquiler crece por encima de la actualización que reciben los salarios. Entonces, lo que se empieza a ver es un aumento en la morosidad, y una búsqueda de sacarse de encima el gasto fijo que representa una vivienda”, señaló D’Orazio a Rosario/12. “Primero hay una búsqueda por achicarse. Los más jóvenes optan por volver a la casa de sus padres. En el caso de los estudiantes, muchos se vuelven a sus pueblos, o buscan alojamientos tipo pensión u hospedaje universitario, para poder hacerle frente a una situación que es cada vez más difícil”, agregó.
Para D’Orazio, el aumento de las consultas para rescindir el contrato de forma anticipada es una combinación entre la suba en el precio de los alquileres y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. “Los alquileres se actualizan con un componente que es netamente inflacionario y los salarios no le han ganado a la inflación, más bien se dio lo contrario”, expresó.
“Eso imposibilita seguir cumpliendo con el pago. Algunos vienen con problemas de morosidad y buscan resolverlo antes de generarle problemas a sus garantes, o de entrar en un proceso de intimación o litigio”.
El referente del organismo reconoció que hoy la tasa de retorno para quien alquila es baja, en función del valor de mercado que tienen las propiedades. Sin embargo, consideró que la posibilidad de acceder a un alquiler es cada vez más difícil por la realidad económica que atraviesan los trabajadores.
“La actualización por inflación del alquiler genera un combo que es letal para la economía familiar”, sostuvo. “También vemos muchos problemas con las renovaciones, porque se piden precios muy por arriba de lo que los inquilinos venían pagando. Los que pueden anticiparse a eso buscan mudarse a barrios más alejados, que suelen ser más baratos. Con la Ley de Alquileres, al menos, los inquilinos podían rescindir el contrato sin costo, con un preaviso de tres meses”, finalizó.