Pedro Pascal, el reconocido actor chileno, recordó el verano de 1982, cuando dos películas icónicas de Steven Spielberg, E.T., el extraterrestre y Poltergeist, marcaron sus primeros pasos hacia su amor inquebrantable por el cine. Fue un momento en el que el director se encontraba en la cúspide de su carrera, estrenando algunas de sus obras maestras más memorables.

Aprovechando cada oportunidad para sentarse en una sala de cine durante ese verano, un joven Pascal vio estas películas en repetidas ocasiones, dejándose impresionar por sus historias y sus efectos, en una época en la que sus personajes ofrecían una profundidad emocional sin igual.

El impacto duradero de E.T.

El estreno de E.T., el extraterrestre en 1982 fue, para muchos, un hito cultural. La película, dirigida por Spielberg, batió récords de taquilla al alcanzar casi 800 millones de dólares en ingresos mundiales, impactando a la audiencia con una narrativa cargada de sentimiento sobre la amistad y la aceptación. Los espectadores se identificaron con Elliott, el niño protagonista, mientras exploraba un vínculo extraordinario con un ser de otro mundo.

Spielberg, por entonces un maestro de la perspectiva infantil, situó las cámaras a la altura de sus jóvenes actores para capturar sus reacciones y emociones desde un ángulo íntimo. Para Pedro Pascal, como para tantos otros niños, E.T. no fue solo una aventura, sino un viaje repleto de risas, peligros y lágrimas.

Explorando los reinos oscuros en Poltergeist

La película Poltergeist, estrenada poco antes que E.T., persiguió a los jóvenes con imágenes perturbadoras que desafiaban su percepción de la seguridad del hogar. Respaldada por Spielberg, quien coescribió y produjo el filme, la cinta se convirtió en una exploración intensa de la conexión humana frente a lo desconocido.

A pesar de su tono más oscuro, la película tocó fibras sensibles al centrarse en la lucha de una familia por recuperar a su hija, atrapada en una dimensión espiritual. Pascal, aunque quizás asustado en algunos momentos, experimentó desde su butaca la victoria del amor familiar.

Una influencia perdurable

Décadas después, aquellas experiencias cinematográficas de verano aún resuenan en el recuerdo de aquel niño que soñaba despierto en la oscuridad de la sala. La carrera de Pedro Pascal parece estar tejida por la metamorfosis de sus personajes, muchos de los cuales proyectan las emociones que él mismo vivió en sus experiencias infantiles.

Con la posibilidad de futuras colaboraciones con Spielberg, Pascal continúa desafiando los límites de su carrera, alternando dramas y aventuras ambiciosas, hechos que surgieron de las semillas plantadas en su infancia y que florecieron este verano cuando volvió a compartir su testimonio.

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