En una mesa del café del Pasaje de los carruajes del Teatro Colón, una mujer estornuda. “Mejor nos sentamos más allá”, dice Annalisa Stroppa mientras señala el otro lado del salón. A horas del estreno de una nueva producción de Werther, de Jules Massenet, la notable mezzosoprano italiana prefiere no arriesgar contagio alguno. Entre lluvia y sol, el invierno porteño se puso raro y cuidar la voz es también valorar el largo e intenso trabajo realizado en estos días con el director de escena Rubén Szuchmacher y el director musical Ramón Tebar, para poner a punto un título emblemático de romanticismo lírico francés. Su regreso a la gran fábrica argentina de ópera ha despertado grandes expectativas. “Imaginate, me siento feliz de volver a Colón, pero sobre todo me impresiona pensar que en los últimos dos meses trabajé en dos de los teatros que seguramente son de los más bellos del mundo”, dice a Página/12 la cantante que hace unas semanas actuó en el San Carlo de Nápoles, donde fue Sara en Roberto Devereux, de Gaetano Donizetti.
Esta nueva producción de Werther, aplaudidísima en su estreno el domingo, tendrá ocho funciones. Además de la dirección escénica de Szuchmacher y la musical de Tebar, el drama lírico en cuatro actos sobre un libreto de Édouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann basado en la novela epistolar Las penas del joven Werther de Johann Wolfgang von Goethe, contará con el diseño de escenografía y vestuario de Jorge Ferrari, la iluminación de Gonzalo Córdova y la coreografía Marina Svartzman.
También con la Orquesta Estable y el Coro de Niños del Teatro Colón y dos elencos de cantantes. Uno –el del estreno del domingo, el miércoles 27, el viernes 20 y el martes 2 de setiembre–, estará encabezado por Stroppa, en el papel de Charlotte, la muchacha que al conocer al atormentado poeta Werther –interpretado por el tenor frances Jean-François Borras–, probará la insoportable fractura entre el deseo y la compostura. En el mismo cast, el barítono Alfonso Mujica encarnará a Albert, esposo de Charlotte, y la soprano Jaquelina Livieri será Sophie, hermana de la aturdida heroína. El otro elenco, que contará con la participación del tenor mejicano Arturo Chacón-Cruz, la mezzosoprano María Luisa Merino Ronda, el barítono Sebastián Angulegui y la soprano Constanza Díaz Falú, asumirá las funciones del martes 26, jueves 28, domingo 31 y miércoles 3 de septiembre.
Cuando Werther se estrenó en el Teatro Imperial de Viena, en febrero de 1892 –en una versión en alemán– causó cierta perplejidad el modo en que Massenet y sus libretistas trastocaron las proporciones dramáticas de los personajes centrales. En la novela, Werther era el núcleo de la historia, mientras que en la ópera, buena parte de ese peso se traslada a Charlotte y su dilema emocional. “No es un personajes fácil”, advierte Stroppa. “Charlotte siempre me atrajo, sobre todo por la manera en que la música se ajusta y va modelando su carácter. En general su tesitura vocal me resulta muy cómoda y eso me permite ir más allá y explorar a fondo su gestualidad, descubrir los matices de los estados de ánimo que la atraviesan, que Massenet escribió con precisión”.
¿Cómo se hace para pasar ese texto por el cuerpo? "Hicimos un gran trabajo con Rubén (Szuchmacher). Él se centró mucho en la esencialidad, en la simplicidad convertida en poder expresivo. No hay muchas cosas en escena, todo pasa por el cuerpo”, apunta la mezzosoprano.
Menos es más
Stroppa debutó el personaje de Charlotte el año pasado, en versión de concierto en el Festival de Dortmund y en la versión escénica en Bolonia. “Pero la lectura que hicimos acá es distinta. Me llevó a profundizar en las emociones de Charlotte simplemente a través de la expresión. En esta puesta descubrí cómo un pequeño gesto se puede volver enorme y lograr que lo esencial vaya directo al corazón. Se trataba de sacar, más que de poner. Yo soy una persona pasional, expansiva y por momentos, por ejemplo en el tercer acto, en el ‘Aria de las cartas’, sentía que me tenía que tirar sobre el diván, agitarme en la desesperación (risas)... Pero no: Rubén (Szuchmacher) nos decía que no quería perturbar la música con mil cosas más, sino centrarse en lo esencial, que es la expresividad vocal y emocional de una partitura increíble”, rescata. “Estas son cosas que se pueden hacer trabajando en nuevas producciones, porque tenés el tiempo para construir en conjunto, comparar ideas, encontrar juntos las claves. Hicimos un trabajo muy constructivo, aprendí muchísimo”.
La sensibilidad de Massenet hace de Werther una ópera francesa en muchos sentidos. Sobre todo por la manera en que la voz se coloca no por encima, sino como parte del riquísimo entramado orquestal. De ahí que para cantar es indispensable escuchar, ajustarse al entorno sonoro, que a su vez es reflejo de un sistema emotivo. “También ahí hicimos un trabajo muy cuidadoso con Ramón (Tebar). En Massenet en general la voz es parte de la idea orquestal y cantar esta música requiere mucha madurez, vocal y expresiva. Por eso siento que el papel de Charlotte llegó en el momento justo -agradece-. Llevo dieciséis años de carrera y siento estoy un momento dorado para mi voz, porque tengo la madurez vocal, salud física y una vasta experiencia”.
Mezzosoprano lírico. Así se define la cantante, que pasados los cuarenta y con una vasta galería de personajes magníficamente logrados, desde Carmen hasta Rosina de Il barbiere di Siviglia, ocupa un lugar de importancia en la escena lírica internacional. En el Colón, la primera vez cantó con Riccardo Muti, en 2012, y en 2018 volvió para hacer Adalgisa en Norma de Bellini. Después de esta Charlotte en Werther, que hará nuevamente en Bilbao en la próxima temporada, será Preziosilla, la gitana de La forza del destino de Verdi, en Zurich. Este es un rol clave en su desarrollo vocal. “Me animé a Verdi recién cuando sentí que la voz iba ganando más peso. Hoy siento que madura en esa dirección, pero siempre voy por etapas”, dice Stroppa. “Siempre traté de cuidarme de caer en la tentación de abordar un rol para el cual mi voz no estaba lista. He sabido cuándo decir que no”.