7 - LA VIAJERA
(A Traveller’s Needs/Corea del Sur, 2024)
Guion, edición y dirección: Hong Sang-soo
Duración: 90 minutos
Intérpretes: Isabelle Huppert, Lee Hyeyoung, Kwon Haehyo, Cho Yunhee y Ha Seongguk.

Estreno en salas

“Con esta práctica quiero que tengan la experiencia de que un idioma extranjero también puede ser significativo”, le explica la francesa Iris a una pareja surcoreana de mediana edad que la mira de reojo al conocer su muy poco ortodoxo método de enseñar la lengua hablada en el país de la torre Eiffel. Si noventa y nueve de cada cien profesores empezaría con frases sencillas y comunes del estilo “Mi nombre es…”, “¿Cuánto cuesta?” y un largo etcétera, el personaje a cargo de Isabelle Huppert propone una larga charla personalizada e íntima, más propia de una sesión de terapia que de un ámbito pedagógico, a partir de la cual escribe diversas frases en francés para que el alumno o la alumna de turno relea e incorpore. Por qué hace lo que hace, de dónde proviene ese método (si es que proviene de algún lado) y qué tan fiable es para el aprendizaje son los misterios más visibles que propone el surcoreano Hong Sang-soo en La viajera, su tercera colaboración con madame Huppert luego de En otro país (2012) y Claire’s Camera (2017).

Pero que haya misterio no quiere decir que el antepenúltimo largometraje del que probablemente sea el realizador asiático contemporáneo más prolífico –luego de La viajera, estrenada en el Festival de Berlín de 2024, dirigió En la corriente y What Does That Nature Say to You, esta última exhibida en el Bafici de este año– navegue las aguas del thriller o del suspenso. Por el contrario, Hong le imprime al film un aire de comedia mínima y carente de estridencias y carcajadas, tan ligera en su discurrir como amable en la manera de utilizar las disquisiciones lingüísticas como puntapié para establecer conexiones humanas. Porque la técnica de Iris podrá ser buena o mala, servir más o menos para comprender los pliegues más complejos del francés, pero sin duda resulta transformadora para quienes la practican. Bien puede dar fe la chica que en la primera secuencia recuerda entre lágrimas a su padre fallecido. O ese matrimonio que, aunque inicialmente desconfiado, termina coordinando un nuevo encuentro para la semana entrante.

El título original de La viajera es A Traveller’s Needs. Nunca se sabrán concretamente las necesidades de esa viajera que parece provenir de un no lugar, así como tampoco cuáles fueron los motivos que la llevaron hasta Corea. Salvo por su interés por la poesía y su pasión por un vino de arroz blancuzco llamado makgeolli, del que bebe una o dos botellas por día, en cualquier momento y en cualquier lugar, de ella sabremos nada. La impronta inaprensible de Iris se manifiesta también cuando, luego de la primera clase con el matrimonio, prácticamente desaparezca del sendero que la debía conducir a la estación de subte por la que había preguntado. ¿Qué esconde Iris? ¿Qué hay detrás de cada uno de sus gestos y actitudes? ¿De dónde viene? ¿Hacia dónde va?

El tercio final está reservado para un nuevo encuentro de Iris, en este caso con un joven con quien parece compartir mucho más que una amistad. Lo mismo piensa la madre de él, que llega de improviso y se lleva un sorpresón al verlo con una mujer que lo dobla en edad y al que presenta como “su profesora de francés y amiga”. Ante la evidente incomodidad del encuentro, Iris prefiere irse a “fumar por ahí”. Habrá un nuevo encuentro casual con una joven, una poesía que resonará en su fuero íntimo y más makgeolli. Y es que de palabras y bebidas está hecho el cine de un hombre orquesta –Hong dirige, guiona, filma, ilumina, edita y compone la música– cuyos instrumentos se oyen muy bien afinados.