Un mangaka suelto en calle Florida esquivando el coro de "cambio, cambio", regateando turistas brasileños y relojeando Funko Pop de Messi y muñequitos de Labubu exhibidos en un (ex) puesto de diarios. Un poco como ver a un unicornio en el living de tu casa, otro poco como cruzarse a un dragón paseando con correa. Así fue la fugaz y sorprendente visita del japonés Atshushi Kaneko por Buenos Aires, antes de hacer escala en la Crack Bang Boom de Rosario.
El autor del manga Search and Destroy, un trabajo de acción zurcido en trazos finos (y punks), estuvo en Argentina promocionando la edición local de esta obra basada en Dororo, de Osamu Tezuka, y firmada por Punto Manga, el sub-sello de corte oriental de Utopía Editorial. "Es la primera vez que mi obra se publica en Sudamérica, así que estoy muy feliz", le dice Kaneko al NO, con un estilazo total black look y una buena onda que sobresale al protocolo japo regular.
"Search and Destroy es casi una obra original, con una historia que difiere mucho del Dororo original, pero que conecta profundamente con el mensaje contenido en Dororo. Creo que eso es lo que hace que esta obra sea tanto fresca como atractiva", continúa, a propósito de esta reimaginación pop del "manga no kamisama". De hecho, considera a Tezuka, el fundador del manga (Astroboy, se sabe), como "el creador más tradicional y, a la vez, el más experimental y atrevido". Y apunta: "He sido profundamente influenciado por ese lado atrevido suyo".
Kaneko recoge algunas ideas germinales de Dororo, las saca del Japón Feudal y las reconstruye componiendo un futuro militarizado en clave sci-fi. Aquí, unos robots mercenarios conocidos como "criaturas" sirven a la élite humana y amenazan a las masas desesperadas de la ciudad. La violenta muerte de una de estas criaturas conecta a un ladrón huérfano con una misteriosa joven vestida con una piel de animal pestilente que oculta sus implantes cibernéticos. ¿Quién es esta joven y por qué está cazando a estas poderosas criaturas que pululan por la ciudad?
Con ritmo de thriller y compás cinematográfico, Search and Destroy deja ver algunas referencias ornamentales y espirituales del cómic norteamericano independientes y, también, de otra orilla, con la Metrópolis de Rintaro, la futurista Battle Angel Alita y la inevitablemente cyberpunk Ghost in the Shell. "Me influyen muchas cosas, como el cine y el arte. Me siento más atraído por los cómics alternativos que por los cómics mainstream estadounidenses", avisa.
En ese sentido, Kaneko flashea con ver a su obra convertida en película: "Si se hiciera, me gustaría verla. No me interesa mucho la animación, así que preferiría verla en live action". Mientras tanto, por estos días, anda trabajando en una serie llamada EVOL, que "parece un manga de superhéroes pero en realidad es una historia oscura sobre niños que han perdido la esperanza".
Y en tren de soñarla bien arriba, obviamente anhela una nominación a los Premios Eisner, tal y como tuvo Tezuka con Dororo. "Mis obras se han publicado ampliamente en Europa pero, por alguna razón, casi no se habían publicado en Estados Unidos. Ser nominado a un Premio Eisner podría ser la oportunidad para que mi trabajo sea reconocido también en América, lo cual me haría muy feliz", desliza el artista, que puede colgarse la cucarda de haber sido editado por la prestigiosa editorial underground norteamericana Fantagraphics.
En los caireles de esta fábula llena de ira, rabia, hipocresía, injusticia y explotación, las manías de un autor que alinea sus chacras con los estruendos de rabia, ruido y libertad del punk rock. Es más: ya clavó referencias a los Sex Pistols en Bambi and her Pink Gun, otro de sus chiches entintados. "El nombre del personaje Bambi está tomado de la canción 'Who Killed Bambi?, de los Pistols". ¿Alguna banda para recomendar? Claro, tiene: "No estoy seguro de si pueden llamarse estrictamente punk rock, pero mi banda favorita actualmente es Fat Dog, del Reino Unido. Incluso fui a ver su show en vivo en Tokio".
Así las cosas, desde Everything but Rock ‘n’ Roll Is a Lie, pasando por Deathco (que tiene su pequeña legión de fanáticos en Argentina) hasta Search and Destroy, Kaneko viene paneando entre temas y estilos, pero siempre con una impronta visceral y sensible. "Me gustaría creer que, desde mi trabajo debut hasta el más reciente, estoy en lugares completamente distintos", dice a sus casi 60 años, con los brazos escrachados de tattoos, aritos en las orejas y un alma nítidamente juvenil. "Pero lo que más me gustaría es seguir siendo un artista cuyas obras continúen siendo leídas por mucho tiempo", corona el japonés.