El kilómetro cero del peronismo, la ciudad de Berisso, volverá a contar con un frigorífico sobre la histórica calle Nueva York. El 17 de octubre de 1945, desde las plantas de Swift y Armour, entre otras, partieron las multitudes de trabajadores que pidieron la liberación de Juan Domingo Perón. Ahora, se instalará una planta que generará 200 empleos directos.
Según se anunció, se llevará adelante la demolición de una construcción que forma parte del polígono industrial local para luego levantar un espacio de 9 mil metros cuadrados, con instalaciones modernas que jerarquizarán el predio. Se preve que allí se desarrolle una producción de 100 toneladas diarias aptas para su exportación. No se trata de un matadero, sino de un centro despostadero y de envasado de los productos.
“Por lo que representan los frigoríficos para Berisso, que esta ciudad pueda volver a ver los guardapolvos blancos en la avenida Nueva York, es revivir la historia”, dijo el intendente y candidato a concejal de la ciudad de la ribera, Fabián Cagliardi, a Buenos Aires/12. “Este frigorífico es muy importante por la cantidad de puestos de trabajo, pero ya con la construcción que va a generar muchos más. Son muchos los vecinos de Berisso que van a tener trabajo, que es uno de los temas que más nos preocupa hoy”, agregó.
Cagliardi agradeció el trabajo en conjunto entra la administración provincial y la Municipalidad, y explicó que se trata de la inversión de un empresario y vecino de Berisso que ya tiene un frigorífico en otro partido y decidió instalar una planta de TCB en su ciudad de origen.
“Cuando vino con la idea, empezamos a buscar dónde ubicarlo. Había lugares ociosos de empresas que ya hacía mucho tiempo que se habían fundido y que no estaban trabajando. Les dimos un plazo de seis meses para que puedan empezar a fabricar nuevamente y si no lo hacían tenían que devolver el espacio, algunas empezaron con una demanda, todo eso nos fue trabando, pero se trabajó mucho en eso para que esto sea una realidad”, historizó a la vez que agradeció al fiscal de Estado provincial, Hernán Gómez.
El proyecto se llevará adelante en etapas. Para la primera, el plazo de ejecución de obra es de dos años y, la segunda que apuntará a la producción de alimentos como hamburguesas o patitas de pollo, va a llevar un año más. “Cuando hay un gobierno nacional que está en contra de la industria nacional, nosotros seguimos apostando y esto es una realidad lo que hoy estamos viviendo”, sentenció el intendende.
“Esto es un hecho histórico para Berisso, hace muchísimos años que no se hace una obra de esta envergadura. Además, es volver a las raíces de esta ciudad. La idea de volver a tener un frigorífico en Berisso ya emociona a todos. Estamos hablando de más de 200 familias que van a estar trabajando en en cuando esté concluida la primera etapa, pero hoy ya empieza a trabajar un montón de gente con lo que es la demolición y eso implica también trabajo para todos”, valoró la secretaria de Producción local, Cecilia Paris.
En ese orden, remarcó que la situación del comercio y la industria en la ciudad “es muy difícil” dado que el sector “cayó entre un 30 y un 40 por ciento”. “Nosotros venimos resistiendo con planes de trabajo, tenemos ingresos de gente despedida casi todos los días y por eso estamos recuperando lugares como este, poniendo en valor el polígono y eso implica que empresas que estaban en otro lado puedan venir acá. Berisso está decidido a abrir las puertas y a seguir luchando contra estas políticas nacionales que no acompañan al ciudadano común que todos los días trata de sobrevivir”, aseguró.
Berisso, una ciudad de frigoríficos
Hablar de Berisso es, entre otras cosas, hablar de los frigoríficos. Desde los inicios del siglo XX se instalaron sobre la ribera del Río de La Plata y formaron una pieza clave de la vida laboral y social de la ciudad. Los datos del municipio reseñan que en el año 1914, sobre un total de 8.847 habitantes, casi 4.000 trabajaban en ellos.
De hecho, es la Capital Provincial del Inmigrante porque muchos de los trabajadores de esos establecimientos eran italianos, españoles, árabes o europeos del Este, entre otros.
Ya para los años treinta, los operarios de los frigoríficos ya llegaban a 6.500, de los cuáles un tercio eran mujeres. Para 1947 ya sumaban 11.500, sobre una población de 34.000 personas.