“No me callo más. Un Estado no me va a matar a Santiago. Que él decida irse cuando lo decida, pero no voy a permitir que un Estado me lo mate. No lo voy a permitir”, dice al otro lado del teléfono Julieta, la madre de Santiago, un joven que sufre una enfermedad crónica, es electrodependiente y al que el Gobierno de Javier Milei le negó la asistencia.
La voz de Julieta se escucha quebrada. Ante la pregunta de la 750 cuenta: “Es despertarte todos los días y no saber si tu hijo está con vos”. Y luego, una vez pasado el susto inicial tener que “poner en la balanza si la salud o comer”.
“No hay (plata). Y Santi no tiene tiempo que esperar. Él puede estar bien un segundo y a los 10 segundos te dio vuelta el mundo. Porque es una patología crónica. Lo llevó a tener ya 74 cirugías. Yo a él para que siga viviendo le doné hasta un riñón”, cuenta Julieta.
En este contexto, dice, lleva seis meses esperando que el Gobierno le renueve la asistencia a su hijo. “Las contestaciones del Capital Humano me decían que no. Y era pagar el respirador y no mirar para atrás. ¿Qué carajo les pasa?”, se pregunta entre lamentos.
La historia de Santiago no es la única: todo ocurre en un contexto en el que el Gobierno de Javier Milei intentó vetar la ley de emergencia en discapacidad, al tiempo que se conocieron audios donde se revela un plan para dar de baja de forma irregular miles de pensiones, se quitó la asistencia a una innumerable cantidad de familias sin siquiera comunicar la decisión y los focos mediáticos y judiciales apuntan al entramado de presuntas coimas que había en el corazón de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
Por eso, para poder sortear los gastos, a Julieta no le queda otra que poner tiempo, cuerpo y creatividad: “Estoy haciendo rifas para solventar esto. Yo alquilo. Tengo que juntar la plata del alquiler. En dos años me tengo que volver a mudar, volver a juntar plata. Volver a armar su habitación, porque yo tengo un hospital en su habitación”.
“Yo vivo en Mar del Plata y el área de discapacidad no existe. Santi es un fantasma de muchos discapacitados. Es un número más”, asegura, finalmente, sobre su hijo que sufre de una patología medular, tiene epilepsia, hidrocefalia con una difusión valvular y anemia.
Las filas del ajuste
En tanto, decenas de personas continúan asistiendo a diario a las oficinas de la ANDIS a reclamar el pago de las pensiones por incapacidad laboral, que fueron revocadas sin notificación formal.
En los últimos días, la 750 recopiló dolorosos testimonios en las oficinas del organismo, donde muchas personas con discapacidad y sus familias relatan la angustia e incertidumbre con la que están transitando las últimas semanas, luego de no percibir la pensión.
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