“Tratamos de que la gente entienda este espacio como suyo, que ellos también son parte del hacer la milonga”, reflexiona Valeria Scheidegger. Bailarina y violinista, Scheidegger es parte de la organización del “Picnic Milonguero” Techos Azules, que se celebra cada domingo en el Parque de la Ciudad y es uno de los rincones tangueros más lindos de Buenos Aires. En una suerte de “turno tarde” milonguero, ahí confluyen bailarines de toda la zona sur de la ciudad y del conurbano bonaerense, aunque también hay zapatitos de otras latitudes que se estiran hasta allí para vivir la experiencia. Techos Azules celebrará este fin de semana su décimo aniversario con una fecha doble y cuatro orquestas típicas. Este sábado los milongueros bailarán desde el mediodía con dos orquestas en vivo: la Sans Souci y la San Osvaldo. El domingo, en tanto, será el turno de La misteriosa Buenos Aires y Los herederos del compás.

“La gente llega y nos empieza a ayudar armando el salón, pone las banderas, las guirnaldas, las sillas, trayendo cosas para el buffet y cuando uno hace suyo un espacio, lo cuida, y quiere que ese espacio permanezca”, analiza Valeria la pervivencia del espacio que organiza junto a Quini Tomi, Rosana Boyer y Darío García.

Para ellos, la idea es romper la idea generalizada sobre el tango. El salón es amplio y hermoso (con un piso excelente para bailar) y las paredes vidriadas hacen que desde afuera siempre haya curiosos asomándose al tango. “Para un público que no está metido en el ambiente y toca de oído porque lo vio en la tele o en algún show, hay todo un concepto del tango, la noche, la bohemia, de vestirse de cierta manera, de una música triste, ¡y es todo lo contrario! Nosotros vivimos cada domingo una fiesta, para nosotros el tango atraviesa muchas emociones y apostamos a que sea diverso, a que cada uno lo viva a su manera, que en las clases aprendan a improvisar, a ser creativos, a sentirse más libres”, celebran. Por horario y contexto, Techos Azules también es un plan más “familiar”, destacan, e inclusivo desde lo económico.

Además, la propuesta del espacio entremezcla algunas tandas nuevas entre los clásicos. “Nuestro dj, Darío, está todo el tiempo investigando, escuchando músicas y ofreciendo orquestas nuevas para escuchar, fue todo un trabajo de entrenar el oído de los bailarines a los sonidos nuevos, y solemos invitar djs que mezclan tango tradicional y tango nuevo”, destaca Scheidegger. “Desde las clases también intentamos incorporar esos sonidos para que la gente entienda que se puede bailar todo”, agrega. “Hay tango para todos los públicos”.