Desde el sector de la construcción manifestaron su preocupación por la situación que atraviesan. A la paralización de la obra pública en todo el país ahora se le suma una caída en la obra privada, lo que profundiza el impacto sobre aspectos como el empleo y la economía. “Hace unos meses que varias obras están trabajando a un menor ritmo”, advirtió Rubén Llenas, el gerente de la delegación rosarina de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). A nivel nacional, el nivel de actividad oscila entre un 25 y un 30 por ciento menos que el de años anteriores, por eso desde la entidad lanzaron una convocatoria al diálogo de todos los sectores políticos, para trazar un plan federal de trabajo a 20 años. En la provincia de Santa Fe reconocen que el impacto es menor, por el rodaje de la obra pública provincial. “Son proyectos que ayudan a que los números en la provincia sean un poco mejores que la media nacional”, remarcó.

La semana pasada, el Consejo Federal de la Cámara Argentina de la Construcción se reunió en Paraná (Entre Ríos) y emitió un documento que refleja la situación que atraviesa el sector. En el comunicado manifestaron su preocupación por “la caída en los niveles de actividad, la paralización de gran cantidad de obras, la incertidumbre financiera y la falta de previsibilidad en las políticas de inversión” que están impactando de lleno en empresas y trabajadores. El contexto se explica principalmente por la paralización de la obra pública nacional, pero también comienzan a advertir que en el sector privado la actividad vuela bajo.

“No se trata solo de proyectos públicos: también la construcción privada está paralizada, profundizando el impacto en empleo y economía. Cuando la construcción se detiene, se resiente todo el entramado productivo”, señala el escrito, donde además se hace un “llamado al diálogo y a la acción” de los distintos actores políticos, para afrontar este escenario. “El Consejo propone un plan federal de trabajo con horizonte de 20 años, que incluya reactivación de obras avanzadas, reconocimiento de deudas, diseño y planificación de la infraestructura necesaria, mecanismos mixtos de financiamiento, estímulo al desarrollo inmobiliario y créditos hipotecarios, transparencia en la gestión y promoción del empleo formal”, sentencia el documento.

En ese marco, Llenás recordó que a mediados de 2023 el sector estaba en un “pico de actividad” con consumos mensuales de cemento y hierro en niveles récords. “Desde finales de 2023 comenzó una caída muy grande que se estabilizó recién a mediados de 2024. Hoy estamos en un nivel de actividad entre un 25 y un 35 por ciento más bajo de aquellos valores”, explicó a Rosario/12. “La baja se dio fundamentalmente por la paralización de la obra pública nacional, pero se sostenía la obra privada como motor del sector. Ahora vemos con preocupación que hace unos meses varias obras están trabajando a menor ritmo. Hay proyectos nuevos que no arrancan o que se demoran a la espera de mejores condiciones”, añadió.

El dirigente rosarino planteó que en el plano nacional la actividad “nunca se recuperó” y aportó algunos números que dan cuenta de ese escenario: “En consumo de cemento, estábamos trabajando con más de un millón de toneladas por mes y hoy estamos en las 700 mil toneladas, sin poder subir de eso. También estábamos con 460 mil obreros de la construcción y hoy estamos con 354 mil. Yo lo asemejo a la industria, donde se habla de capacidad instalada; es como si estuviéramos trabajando con una capacidad instalada de entre un 25 y un 30 por ciento menos que dos años atrás”.

En Santa Fe

Llenás también planteó que en la provincia de Santa Fe el impacto por la caída de la obra pública “fue grande, pero se logró aminorarlo bastante”. En ese sentido, evaluó que el deterioro del sector fue menor, a partir de inversiones puntuales en materia de infraestructura. “El gobierno provincial mantuvo el financiamiento de obras, propias o abandonadas por Nación, lo que generó una realidad distinta a la de otras provincias. No son muchas las que mantuvieron la inversión”, analizó.

Según el gerente de la Camarco en Rosario, la obra pública provincial se centró, en un primer momento, en aspectos vinculados a la seguridad, como la renovación de cárceles, la ampliación de plazas destinadas a los presos de alto perfil y la readecuación de estaciones policiales. En tanto, los últimos meses la inversión se concentró en el rubro vial con el mantenimiento de rutas provinciales, ante la imposibilidad de hacerlo en rutas nacionales. Eso sumado a la “recuperación” de obras cuya ejecución corresponde a Nación, pero que nunca se concretaron.

“Ahora se están acelerando las obras de los juegos Odesur en las sedes de Santa Fe, Rafaela y Rosario. Se está trabajando a contrarreloj porque hay poco plazo para hacerlo y algunas obras son muy importantes. También se tomaron obras que Nación dejó inconclusas, como la tercera vía de la autopista Rosario a Santa Fe, o las obras de contención sobre la cascada del Arroyo Saladillo”, recordó y agregó: “Son proyectos que ayudan a que los números en la provincia sean un poco mejores que la media nacional. Tanto en la pérdida de empleos, como en el consumo y la compra de insumos”.

Expectativas bajas

Para Llenás, en el corto plazo no aparecen síntomas de una recuperación y nada de eso se reflejó tampoco en la presentación del presupuesto 2026. “Apenas tuvimos un discurso presidencial muy cortito, donde no hemos encontrado referencias a la obra pública. Tampoco tenemos demasiada expectativa, porque se conoce que el gobierno no tiene interés en invertir en infraestructura”, sostuvo. En ese sentido, los números hablan por sí mismos: en 2025 el presupuesto destinado a obra pública es del 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI), mientras que el año pasado fue del 0,7%. “No creemos que en 2026 tengamos un presupuesto más alto”, lamentó.

Por último, el referente de Camargo en la ciudad resaltó que el sector de la construcción va más allá de una mera actividad económica: “Muchas veces no se tiene en cuenta que nuestro sector es una herramienta para incluir y darle mayor igualdad y equidad a las personas, o para mejorar la productividad de las empresas. Tiene que ver con el progreso y el desarrollo del país. Cuando la construcción realmente marcha, eso se vuelca en el trabajo de unas 60 ramas. Es notorio cuando la construcción marcha a los niveles que necesita el país y cuando no”.