El libro de Daniel Krichman Hernández incluye 10 reflexiones que parecen ser otros tantos momentos en la vida del autor. No podemos decir que se trate de una autobiografía, porque no incluye un recorrido exhaustivo de la vida del autor, ni siquiera un fragmento de la misma, ni tampoco sobre una temática particular del mismo.
Son casi como anotaciones de distintos momentos escritos con un estilo poético, que los hace interesantes y de fácil lectura. No encuentro entre los distintos capítulos una hilación que los vaya encadenando uno a otro sucesivamente, sino que parecen momentos aislados en los que hay que encontrar su sucesión.
El título Azarajedrez nos da una pista de lectura en la que se combina el azar con el ajedrez. El azar remite a la contingencia, a las eventualidades inesperadas que desvían una vida, o mejor le dan el camino a seguir de un modo ineludible. Sucesivos reordenamientos que ocurren luego de acontecimientos que son también marcas de una vida.
Ese conjunto de escritos también pueden leerse como testimonios de un recorrido de vida, en relación también al psicoanálisis. Deseo de ser analista y también elaboración de ese deseo como función.
Lo que ordena esa vida, entre ficcional y biográfica, pareciera ser luego de muchos años es el encuentro con una fotografía del padre que revela y que además parece producir una reconciliación a partir de saber algo de ese padre. Aunque él ya no esté produce otra configuración pacificadora.
En el ajedrez casi no hay azar, desde la apertura, pasando por el complicado juego medio, más extenso y más creativo, llegamos al final, siempre un poco predecible desde los primeros movimientos, desde las primeras marcas.
Como me dijo Daniel, su autor, es un libro que se lee en “una sentada”, y tenía razón, lo leí el sábado a la mañana en un par de horas. Quiero destacar del prólogo escrito por Gustavo Dessal, que este libro no parece pertenecer a ninguna categoría de género (literario, entiendo). ¿es un diario? ¿Notas de sesiones de análisis? ¿Una ficción? Daniel me dijo que era una especie de paso al público, según le sugirieron.
No quiero pensar tanto en el género, sino en lo que es, en lo que surgió de una escritura. A veces cuando se escribe se empieza a hacerlo y no se sabe cómo va a terminar, y el primer sorprendido es el propio escritor.
*Psicoanalista. A cargo de edición de Psicología en Rosario12.