En 1919, en medio de la Guerra Civil, el Partido Comunista de Rusia (bolchevique) promovió la creación del Zhenotdel o Departamento de la Mujer. Creado por iniciativa de las mujeres pertenecientes al Partido, su propósito era reconstruir la byt o vida diaria para las mujeres. El Zhenotdel fue la primera organización de masas creada por mujeres para promover sus propios intereses en un contexto revolucionario. Las mujeres trabajadoras habían participado en la Revolución Francesa pero principalmente en nombre de su clase, no de su sexo. La Revolución rusa fue la primera en incluir a las mujeres y sus intereses como parte integral de la coalición insurgente. 

La creación de una organización específica dedicada a organizar a las mujeres en torno a sus propios intereses no fue fácil. Muchos miembros del partido, hombres y mujeres, discrepaban de la idea del “separatismo” femenino, que asociaban con el feminismo burgués. Muchos creían que las mujeres debían unirse a las organizaciones de masas y no segregarse en grupos diferenciados. En los niveles inferiores del Partido y de los sindicatos, en particular, había una fuerte hostilidad masculina  hacia la organización separada de las mujeres. Alejandra Kollontai, la famosa escritora y líder bolchevique, fue reiteradamente criticada por los líderes varones del partido por sus esfuerzos por organizar a las mujeres. Desde el Politburó, en la cúspide del Partido, hasta los comités de fábrica, en su base, la mayoría de los miembros masculinos del partido se negaban a reconocer que los trabajadores y las trabajadoras podían entrar en conflicto a propósito de los empleos y privilegios específicamente masculinos o que la opresión sexual no siempre tendría una solución de clase.  Kollontai, sin embargo, recibió el apoyo de otras mujeres destacadas del partido, entre ellas Aleksandra Arthiukina, Varvara Moirova y Klavdia Nijkolaeva. Esas tres mujeres, nacidas en hogares pobres, trabajaban en fábricas y participaban activamente en el movimiento revolucionario desde niñas. El mayor grupo de mujeres organizadas acabó siendo conocido como el de las zhenskii  aktiv (Mujeres activistas) las zhenotdelki (miembros del Zhenotdel o las bytoviki (activistas dedicadas a la transformación de la vida cotidiana).

En 19818, Kollontai y otras mujeres recibieron finalmente apoyo del Partido para realizar un Congreso Nacional de la mujer. Entendían que si el Partido no autorizaba que mujeres activistas concretas seleccionasen y organizasen la asistencia de delegadas de las localidades, los camaradas no serían los que se esforzarían en promover el Congreso. Después de muchas vacilaciones, el Comité Central acordó establecer oficinas locales de mujeres para seleccionar y preparar las delegaciones. Las organizadoras esperaban una baja participación; el país estaba inmerso en una guerra civil, y los feroces combates hacían que buena parte de él fueran prácticamente intransitable. El día en que se había programado la inauguración del Congreso habían llegado unas cuarenta delegadas. Sin embargo, pronto empezaron a llegar telegramas de todos los rincones: “Camaradas: nos hemos retrasado”; “Camaradas: estamos en camino”. Cuando se inició finalmente el Congreso, 1200 mujeres habían conseguido atravesar el país devastado por la guerra para ocupar sus asientos en Moscú.

Fragmento del artículo “Del pasado hay que hacer añicos: la liberación de las mujeres y la revolución rusa”.