La masiva movilización contra los vetos del presidente Javier Milei tuvo como protagonistas a las universidades públicas del conurbano. Autoridades, docentes, no docentes, estudiantes y graduados marcharon en defensa de la universidad pública, gratuita hasta el Congreso pero también en los territorios del Gran Buenos Aires. La agenda de reclamos es la que cruzó al país. La falta de presupuesto afecta el funcionamiento cotidiano en varias dimensiones y traen como consecuencia salarios docentes y no docentes por debajo de la línea de pobreza, paralización de obras, falta de equipamientos, y eliminación de programas de extensión universitaria y de líneas de investigación. Se suma la preocupación por la permanencia de estudiantes en las aulas quienes, básicamente, no pueden costear el boleto del colectivo o tienen menos horas para cursar porque deben buscar otro trabajo que les permita llegar a fin de mes.
“En términos presupuestarios, la Universidad Nacional de General Sarmiento, igual que el resto del sistema universitario, está en pausa, intentando que no se caiga a pedazos”, explicó Germán Pinazo, vicerrector de la UNGS. “La situación salarial no se sostiene más. Los trabajadores están en su mayoría cobrando sueldos por debajo de la línea de pobreza. Además, las obras están totalmente paradas. No podemos instalar el equipamiento en laboratorios que ya deberíamos tener si el gobierno no hubiese parado a cero toda la inversión en infraestructura”, repasó Pinazzo.
El vicerrector de la universidad ubicada en Los Polvorines, al noroeste del conurbano, denunció que el gobierno de La Libertad Avanza recortó 9 de cada 10 pesos de transferencia de ciencia y tecnología y al 50 por ciento los gastos de funcionamiento. “Uno va poniendo parche sobre parche. Se cierran comisiones, se rompen computadoras, se ponen equipos obsoletos. Estamos en un proceso de paulatino y sistemático deterioro”.
En el mismo sentido, Alejandro Robba, vicerrector de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), cuestionó al gobierno nacional por no tener a la educación pública superior entre sus prioridades. “Está desfinanciado a las universidades desde el 2023 porque no le interesa que estas instituciones puedan cumplir con todas sus funciones: la educación, la extensión y la investigación”. La grave situación que atraviesan las universidades en todo el país y, en el conurbano en particular, no es nueva. Ya en lo que fue la primera Marcha Federal Universitaria en el 2024, se advirtieron las graves consecuencias del desfinanciamiento. “Las universidades no cerraron, porque están cargadas sobre las espaldas de los trabajadores docentes y no docentes. Los sueldos cayeron más de un 30% y no hay dinero para infraestructura. En la Universidad de Moreno tenemos un edificio casi terminado donde el último ladrillo se puso en diciembre de 2023”, contó Robba.
Luis Alberto Garaventa, decano de la Universidad Tecnológica Nacional en Avellaneda (UTN), a modo de ejemplo, que en diciembre de 2023 hubo una gran tormenta que causó daños materiales que tuvieroon que ser afrontados por los integrantes de la comunidad universitaria. "Todos los arreglos los hicimos sin un centavo del gobierno nacional”, asegura. Fabiola Aguirre, licenciada en Enfermería y docente de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ), contó que la falta de presupuesto se tradujo en un recorte en investigación y en proyectos de extensión universitaria y la imposibilidad de abrir más comisiones. “Estamos tratando de sobrevivir con lo que tenemos y, de hecho, muchos docentes tenemos que poner plata de nuestro bolsillo. Le ponemos mucha garra y tratamos de defender el derecho del estudiante a acceder a la educación”, dice y lamenta.
Daniel Cao es secretario gremial del sindicato no docente de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y asegura que la situación es la de una “crisis nunca antes vista”. “El día a día lo venimos sosteniendo a mucho pulmón y mucho amor. Hacemos un esfuerzo enorme. Estamos convencidos de lo que hacemos, porque estamos convencidos de que la defensa de la universidad pública es el gran motor del ascenso social para el desarrollo de nuestro país”, afirma.
Críticas al Presupuesto 2026
El sector universitario cuestionó los alcances del Presupuesto 2026 que Milei presentó el lunes por la noche y prevé un aumento de 4,8 billones de pesos para la educación superior. Según entienden, debería ser de 7,3 billones. “Milei nos está tomando el pelo. Lo que hizo fue anualizar la cuota de diciembre de este año para todo el año que viene. Aún con el 11 por ciento de inflación que estipula para el 2026, Argentina perforará los pisos regionales de inversión en educación universitaria. Yo quiero creer que el presidente sabe sumar y sabe dividir y que lo dijo no es un aumento sino un recorte”, advirtió Pinazo.
Gabriel Sancas, director de la carrera de Ingeniería Electrónica de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Unsam, también cuestionó al gobierno nacional. “Acá se está discutiendo presupuestos, de dónde conseguir los fondos. El gobierno plantea que toda erogación debe tener un fondo pero no estamos discutiendo la oportunidad que estamos perdiendo al desfinanciar a las universidades y al perder la capacidad de seguir formando profesionales de calidad que es mucho más importante que el detalle del déficit si o déficit no”, señaló.
“La universidad está muy complicada en términos presupuestarios. Estamos con un déficit mensual cercano a los 400 millones de pesos en lo que es el gasto de funcionamiento”, contó a Buenos Aires/12, Lorena Turriaga, decana de Artes, Medios e Innovación de la Universidad Nacional de La Matanza (Unlam). “La realidad es que se sostiene con mucho esfuerzo. Los estudiantes solicitan cada vez más becas y no podemos dar respuestas porque tenemos una caída en la cantidad de estudiantes porque no pueden acceder a becas y docentes que se van porque los salarios son bajos”, remarcó agregando una pata más a la problemática general.
Valeria de la Vega, consejera departamental del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), sostuvo que ante el recorte presupuestario, “lo más grave es el achique de todas las actividades que hay para que los estudiantes puedan a sostener becas y apoyos que les permiten sostener las cursadas". "Seguimos manteniendo el trabajo en el territorio pero se nos cortaron proyectos de extensión. Esto afecta sobre todo a pibes y pibas del conurbano que tienen muchas dificultades y son primera generación de profesionales en la familia”, agregó ante la consulta de este medio.
En el caso de la UTN Avellaneda, la situación es similar. Garaventa equiparó el día a día la universidad con una familia: “Estamos sobreviviendo. Hacemos tres comidas, dos comidas, una comida, comemos día por medio. Estamos funcionando de esa manera. Vamos cortando cosas que sean lo menos perjudiciales para los estudiantes. Somos una facultad de tecnología y no podemos cambiar la tecnología. En un plazo muy corto vamos a empezar a ver las consecuencias. Por ahora están las luces prendidas, por ahora hay tinta para los marcadores y papel en los baños, pero ¿hasta cuándo lo vamos a sostener? Hasta que podamos”.
Las primeras generaciones coparon las calles
Estudiantes de distintas edades se encontraron frente al Congreso para reivindicar su derecho a estudiar. Muchos de ellos jóvenes, primera generación de universitarios en sus familias. “En la Universidad de La Matanza estudian cerca de 80 mil jóvenes que son primera generación de universitarios. Es decir, son el orgullo de sus familias. Por eso estamos acá. Porque le estamos diciendo a Milei ‘basta, es suficiente’. Hicimos un esfuerzo todos y ahora le toca gobernar”, insistió Turriaga.
Desde la columna de la Unsam, Sancas afirmó que “la universidad es un motor de movilidad social ascendente”. “Somos todos hijos e hijas de la universidad pública, de los estudiantes, los docentes y de los no docentes que pasan día a día por las aulas, los pasillos, los laboratorios. Es saber que estamos poniendo el cuerpo y estamos poniendo las ideas en pos de formar recursos humanos de calidad”, aseguró.
Desde el centro de la plaza del Congreso, y mientras la multitud entonaba las estrofas del himno nacional, Luis Alberto Garaventa destacó la apropiación territorial de las universidades del conurbano. “Es encontrarte con graduados de hace muchos años que te dicen ‘a partir de la universidad a mi me cambió la matriz. Yo estaba destinado a ser un obrero y ahora soy un profesional. Esto es un diferencial enorme que implica haber instalado una universidad en el conurbano”.
Más atrás, sobre la colmada Avenida de Mayo, Nicolás Darbón, estudiante de la Licenciatura en Logística y Transporte en la Universidad Nacional de Almirante Brown, afirmó que tener una universidad en el conurbano es “oportunidad”. “La universidad que tenemos en Almirante Brown está pensada para que los estudiantes se formen y puedan trabajar en Almirante Brown. La universidad es igualdad de derechos”.
“La universidad de Moreno es todo. Nos acercó la educación de excelencia a nuestros barrios. Es poder tener un futuro, es poder tener el día de mañana un mejor empleo, es devolverle a la comunidad algo el día que te recibas. Nos acercó la educación de excelencia el hecho de tener una universidad en nuestros barrios”, remarcó Mariana Romero, estudiante de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), hija de padre albañil y madre ama de casa. Romero también es primera generación.
Tras la bandera de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Gerónimo Mesa, estudiante de la carrera de Ingeniería en Petróleo, contó que “si no fuera por la UNAJ no podría estudiar lo que estoy estudiando. Que la pueda tener a 10 minutos de mi casa es un derecho que quiero defender no solo por mi sino por los que el día de mañana quieran tener una carrera universitaria y decir que son primera generación de universitarios como lo somos nosotros”.