“Una sucesión de acciones, símbolos y pulsiones dramáticas presentan el estado actual de una sociedad” avisa la sinopsis de Todo terminará para Navidad. Sesenta y seis minutos antes de Nochebuena, la nueva producción de El Rayo Misterioso, con dirección de Aldo El-Jatib, y funciones los días viernes a las 21 en Teatro del Rayo (Salta 2991). Algo más de 40 escenas componen una suerte de yuxtaposición de textos, imágenes y sonidos, que alertan sobre la “permanente repetición de comportamientos trágicos” que asolan a una sociedad. Aldo El-Jatib dirige la obra, a partir de su dramaturgia, y participa también en escena, junto al elenco que integran Sebastián Arriete, Exequiel Orteu, Leticia Beux, Josefina Valdes, y Marcelo Lavatelli.
“Salió un trabajo que es una especie de síntesis, verdaderamente; porque en realidad, quise hacer un poco eso, fue la intención: una síntesis de los 30 años de El Rayo Misterioso. Hay algunas escenas que son similares a las de otros espectáculos, y entre todas se produjo una especie de Aleph, como dijo Andrés Maguna en una crítica, en donde está concentrado un poco este recorrido de El Rayo, con todo el trabajo y el lenguaje que estamos siempre tratando de consolidar”, comenta El-Jatib a Rosario/12.
-Desde una reverberación con el presente, que resulta inevitable.
-Yo siempre trato de volcar mis sensaciones respecto a lo que ocurre en la realidad, a nivel social; de alguna manera, es el trabajo de la persona que humildemente intenta hacer arte: tratar de ver de qué manera proyectar sus sensaciones, su vivencia, a lo que está ocurriendo en la realidad, en la aldea común; a partir de cosas personales, obviamente, porque de lo personal es de donde uno tiene que tratar de llevar lo suyo a lo común, a lo comunitario. Ese es el trabajo del arte. Todo terminará para Navidad es una sucesión de imágenes, de acciones, y fundamentalmente de trabajo actoral antes que de texto. Un trabajo que tiene que ver con el entrenamiento que nosotros realizamos, y ese entrenamiento hace que cada uno vuelque en la escena lo suyo, de una manera lo más honesta posible, lo más verdadera posible. Eso hace que se produzca algo que tiene que ver con el común de la gente, que es lo que pretendemos.
-Revisar otras épocas, otros momentos y obras, para hacerlos accionar con lo que pasa ahora, ¿no?
-Uno se cansa de la repetición, realmente; es como dice la frase: el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Pareciera que hay un nivel de desconocimiento y de falta de verdadera información, un desconocimiento de la realidad que pasa por otros niveles, que están más allá de la formación de los libros. Evidentemente, hay un nivel psicológico autodestructivo, que no vamos a negar. La Alemania nazi existió porque hubo gente que la apoyó, hubo una identificación; y acá ocurrió lo mismo. No vengamos con que el pueblo se cansó con Alberto, porque acá hay un nivel de búsqueda de inmolarse, por ahí hay que pensarlo. Ya en La Orden del Dragón veníamos avisando. La Orden del Dragón trataba directamente sobre la dictadura, fue en el 2018, y con textos extraídos del libro Nunca Más. Estaba Macri, que es lo mismo que esto, había una lectura sobre lo que sucedía y se estaba avisando que había un peligro. Veníamos trabajando con todo esto, para llegar ahora a esta caterva de bestias e ignorantes, de personas sin preparación, que nos está gobernando.
-¡Y tu personaje se llama Mort Cinder!
-Un homenaje a Oesterheld, Mort Cinder es también un Eternauta; es el mismo tema, siempre estamos dando vueltas sobre lo mismo.
-Destaco, por todo esto, el grupo con el cual trabajás, el colectivo.
-El Rayo siempre se ha nutrido de todo un círculo que se retroalimenta, hay gente nueva que entra o hay otros que están 10, 15 años y luego deciden formar una familia o hacer otro tipo de cosas. Lo importante es sostener la estructura, la idea con la cual se fundó El Rayo, en 1994, en vistas a un grupo que se autoabastezca, se autosustente, un grupo que trate de dedicarse al arte y de encontrar un nuevo lenguaje teatral, es decir, que investigue, tenga un espacio propio, con un encuentro internacional con grupos de otros lugares, y una escuela de teatro. Todas estas ideas y propuestas se fueron cumpliendo. Esto es lo importante, hacer un camino y tratar de lograr todos estos deseos y objetivos que se propusieron en un momento. Por supuesto, hace falta gente y la esencia de El Rayo Misterioso son las personas, es el trabajo de grupo, de la comunidad, y esto es algo que siempre ha contradicho al sistema: trabajar en grupos es estar en contra de la cosa individual. El otro es uno y uno es el otro.