La figura y obra de Paco Jamandreu instauran a uno de los mitos de la Argentina del siglo XX; su personalidad es tan fascinante como la época vivida. Es esa atención magnética la que llevó a Omar Serra a escribir y dirigir Paquito, junto a las actuaciones de Sebastián Tiscornia, Carolina Boetti, Lucas Rivero, Daniela Ponte, Nicolás Costantino, y Augusto Zurcher. La obra conoce una nueva función hoy a las 19 en Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez (Pasaje Álvarez 1552), con entrada libre y gratuita. “Yo había leído el libro autobiográfico de Paco Jamandreu, La cabeza contra el suelo, que se editó en 1975. Empecé a hacer la adaptación durante la pandemia, y formamos el grupo con actores y actrices de Rosario, con quienes nos reuníamos a ensayar por Zoom. Luego comenzamos las reuniones presenciales, y así estuvimos trabajando a lo largo de un año. Finalmente estrenamos, y estuvimos haciendo la obra en la sala Alfred Jarry, fueron cuatro temporadas, cuatro años con mucho público y muchas buenas críticas”, comenta Omar Serra a Rosario/12.
-Hace meses conversaba con Daniel Casablanca sobre su obra Discepolín, hay más de un punto de contacto con Jamandreu.
-Los dos fueron íntimos amigos de Eva y de Perón, sobre todo Paco, que la acompañó en sus últimos días y a pedido del propio Perón, para animarla durante su enfermedad. Paco le diseñó una serie de vestidos para cuando se curase, y eso la mantenía un poco entretenida durante su convalecencia. La otra visita que tenía, claro, era la de Discepolín, una figura muy querida por ella, a quien había nombrado director artístico del Teatro Cervantes con la condición de que pusiese en escena la obra de Marechal. Cuando el gobierno de Perón fue derrocado, Paquito fue cuestionado por el gobierno militar por enriquecimiento ilícito, porque Eva le había regalado una serie de automóviles deportivos; él había alcanzado una fama increíble vistiendo a las actrices del cine nacional como Fanny Navarro, también una gran militante peronista, muy amiga de Eva y gran actriz, y después vistió a otras figuras del cine, como Isabel Sarli, pero ya en los años ‘70. Y a raíz de su amistad con Perón y con Eva, tuvo que exiliarse, se fue a Brasil y allí hizo una gira mostrando sus modelos y alta costura. Después se fue a Nueva York y fue un suceso mundial, porque creó la moda del gaucho look, donde las mujeres usan poncho, sombrero de gaucho, botas de potro. Fue un personaje muy controvertido, triunfó en el cine argentino como modisto teniendo solamente 17 años, cuando vino del pueblo de Mamaguita, del partido bonaerense. En las pensiones donde vivió se hizo amigo de muchas prostitutas, que trabajaban en cabarets de Buenos Aires, él las vestía, hasta que llegó a publicar sus bocetos en revistas famosas como Leoplán y empezó a ser conocido.
-¿Qué elegiste priorizar en la puesta en escena?
-Su autobiografía es tan rica que había que seleccionar para la dramaturgia lo que se podía o se debía mostrar, así que trabajé mucho con la selección de textos. La primera versión era larguísima, duraba como tres horas, y el público rosarino no está acostumbrado a obras de tan largo alcance. Así que tuvimos que hacer una versión reducida, de una hora y media, que también es un poco larga, pero en Buenos Aires y en el resto del mundo se hacen obras de tres, cuatro, seis horas, más allá de que aquí la gente no esté acostumbrada. Y nos centramos en la relación de Paco con las diferentes actrices que vistió -Isabel Sarli, Fanny Navarro, Eva Perón-; él es el creador del famoso trajecito sastre que lucía Eva en sus actividades políticas. Un trajecito de inspiración tipo Chanel, muy sobrio, con un saquito y una pollera larga, solapas y abotonado. Fue quien creó el estilo político de vestir de Eva. También mostramos su expresión homosexual, porque él fue uno de los primeros travestis de Buenos Aires que llegó a salir a la calle travestido, en una época en la que el travestismo estaba completamente prohibido. Varias veces fue preso y Eva tuvo que ir a sacarlo de la comisaría. Mostramos sus amores, su libertad para expresar su condición sexual, su periplo creativo; llegó a viajar a París y realizó bocetos para Cristian Dior, pero como extrañaba el país se volvió, él decía que le gustaban mucho el tango y las maneras de ser del argentino. Siguió trabajando para el cine argentino, y fue una figura que produjo muchos escándalos en el medio ambiente. Yo era chico y lo veía por televisión, en programas de Canal 7, mostrando sus modelos y siempre muy escandaloso, muy desafiante, muy irónico. Durante los años ’40 y ’50, fue una figura muy popular en el medio artístico argentino. Y nosotros en la obra mostramos todo eso.
“El año pasado, Paquito obtuvo el Premio Rosarigasino a la Mejor Dirección y Mejor Actuación; y también recibió una distinción del Concejo”, agrega Serra. “Estamos todos muy contentos de poder llevar la obra a la Biblioteca Argentina, que es el centro cultural más distinguido de Rosario, donde la gente puede tener acceso a la literatura nacional y la literatura universal, entre muestras continuas de diferentes tipos de actividad artística: tapices, fotografía, pintura; así que nos parece un broche de oro”.