“Su militancia desde los años 30 convirtió a Raúl González Tuñón en un poeta y periodista peligroso para el establishment. Fue un escritor ‘maldito’, dejado de lado, tratado solo como un poeta bohemio”, dice Germán Ferrari sobre Raúl González Tuñón. En su época, “sufrió censura, cárcel y persecuciones; y padeció el ninguneo desde ámbitos intelectuales y culturales, básicamente por su militancia política. Esto hizo que quedara fuera de varios cánones, sobre todo el periodístico”, señala.

Ferrari es periodista, escritor y docente. Trabaja en diversos medios de comunicación y dicta clases en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Profundo conocedor de la vida y obra de Raúl González Tuñón, es autor de Símbolos y fantasmas. Las víctimas de la guerrilla: de la amnistía a la “justicia para todos” (2009); Osvaldo Bayer. El rebelde esperanzado (2018); Pablo Rojas Paz va a la cancha. Las crónicas futbolísticas de “El Negro de la Tribuna” (2020); Raúl González Tuñón periodista (Centro Cultural de la Cooperación, 2006); y Raúl González Tuñón periodista. Medio siglo entre máquinas de escribir y lunas con gatillo (Eduvim, 2025), un exhaustivo trabajo de reconstrucción histórica, cultural y política que recupera las facetas menos conocidas del autor de Juancito Caminador y la trayectoria en los medios de comunicación de quien fuera uno de los poetas más importantes de Hispanoamérica.

En diálogo con Página/12, Ferrari explica la necesidad de revisitar a Raúl González Tuñón, descubrir la vigencia de su poesía y reivindicar su valiosa contribución a lo largo de cinco décadas, en una reedición ampliada de un estudio biográfico que saliera, por primera vez, veinte años atrás.

--¿Qué lo llevó a indagar en la vida de Raúl González Tuñón?

--Tengo que remontarme a mi época de estudiante universitario, a mediados de los 90. Por ese entonces conocía al González Tuñón poeta pero desconocía su faceta periodística. Fue fascinante meterme en su trayectoria periodística. Me encontré con referencias sueltas, datos en algunos libros suyos o en obras de autores contemporáneos a él, pero no había ningún trabajo en profundidad sobre su recorrido periodístico. Recolecté material a través de los años hasta que en 2005, año del centenario del nacimiento de González Tuñón, presenté una investigación inicial en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC), que fue la institución que publicó esa primera versión al año siguiente, en 2006. Ese trabajo da cuenta de sus cinco décadas de trayectoria, desde sus años en la redacción de Crítica hasta sus trabajos finales en el diario Clarín, a fines de la década del 60, y notas posteriores en los años 70 hasta su muerte en 1974.

--¿Qué aspectos aborda esta segunda edición?

--Incluso antes de abordar las correcciones finales de los originales para la primera edición del libro, ya tenía la convicción de que la investigación seguía abierta, y que el paso del tiempo traería nuevos hallazgos. Y así sucedió. Comenzaron a aparecer artículos y poemas inéditos, cartas olvidadas, datos inesperados. Encontré una gran cantidad de artículos publicados en Crítica y Clarín, en revistas partidarias del Partido Comunista (PC), donde González Tuñón militaba, y en diarios y revistas españoles y chilenos.

Raúl González Tuñón.


--¿Por qué sostiene que “esta nueva edición de Raúl González Tuñón periodista es un intento de reparación imprescindible”?

--Hablar de Raúl González Tuñón periodista es meterse en la historia argentina del siglo XX. Pero también en la historia de Latinoamérica y en la historia de la España republicana. Estuvo en España como corresponsal de guerra en 1935 y 1937, es decir, antes de la guerra y ni bien comenzada la guerra. Tiene una cantidad de textos periodísticos, crónicas --más allá de su obra poética que es conocida, La rosa blindada, La muerte en Madrid-- que reflejan el drama español de ese momento, la invasión y el asalto franquista a la República. Durante años ha quedado soslayada una cantidad de trabajos que recorren esos territorios. Esos artículos son valiosos de revisitar porque nos ayudan a comprender la historia de nuestro país, de Latinoamérica y de España.

--¿Qué hizo que sus obras fueran dejadas de lado?

--Creo que es insoslayable que su condición de militante del Partido Comunista hizo que el canon periodístico oficial lo relegara. En cierta medida, también le pasó con el canon poético, pero ahí hubo reivindicación inmediata de grandes nombres, como el de Juan Gelman. Su trabajo periodístico quedó en el olvido hasta principios de este siglo, cuando diversos estudios, desde la academia y otros espacios culturales, comenzaron a reivindicar la figura de González Tuñón como periodista. Su militancia comunista le valió el ninguneo y el olvido. Su obra, probablemente polémica --como la de toda persona que asume un compromiso social y político y defiende ideales--, merece un lugar dentro de la historia del periodismo argentino.

--¿Cómo se integran en González Tuñón su dimensión poética y su práctica periodística?

--Son dos universos que están completamente unidos. Como poeta nato, todo lo que observaba y sentía lo trasladaba a sus versos, pero también lo trasladaba a su prosa periodística. Esa fusión está en sus trabajos. El periodismo le aportaba temas, imágenes y palabras para la creación poética. “El periodismo me cambió la vida, me definió”, dijo en alguna ocasión. Para González Tuñón ser periodista era un orgullo y un oficio que amaba. Era un modo de vida. El periodismo le permitía, en muchos casos, obtener información para elaborar un poema. Esto está representado en la segunda parte del libro, donde tomo cuatro ejes temáticos que encontramos en su obra periodística, pero también en su obra poética: sus afectos, los espacios recorridos, sus ideales y las infancias. En la obra se puede condensar la unión de esas dos dimensiones que lo constituían. Ha llegado a publicar textos periodísticos junto a poemas que reflejaban desde ese otro género la misma temática, pero también encontramos poesía en sus textos periodísticos, como lo deja claro el famoso artículo sobre el obrero muerto en el Riachuelo en 1930 con la caída de un tranvía.

--¿En qué consiste el texto?

--”El sándwich de milanesa” es una crónica que escribió en 1930 para el diario Crítica, en la que relata la caída de un tranvía al Riachuelo. El título surge de la conmovedora imagen de un sándwich de milanesa que sobresalía del bolsillo de un obrero fallecido, un detalle que González Tuñón captó al cubrir el accidente. Se trata de un pequeño texto sin firma que está lleno de poesía y sentimiento, y es un suelto periodístico dentro de una nota mayor sobre la tragedia. En González Tuñón esos dos universos --el del poeta y el del periodista-- son insoslayables.

--¿Por qué dice que el periodismo lo “definió”?

--Hay un hecho bastante conocido en su vida, pero que cobra una significación especial en estos tiempos, que fue su encarcelamiento por publicar un poema. Sufre unos días de cárcel por la publicación de “Las brigadas de choque”, un poema muy combativo, como decía él, un poema con un sarampión revolucionario, publicado en la revista Contra que él dirigía. Esto fue en el año 1933, Década Infame. El poema es prohibido. Y el caso de la censura, que también sufrieron otros periodistas y escritores por esa misma época, llega a ser tema de debate en el Congreso, en la Cámara de Diputados; un poeta encarcelado por publicar un poema.

--¿Ese poema se publicó alguna vez?

--En los años 60, en la revista La Rosa Blindada, que apadrinaba González Tuñón, el poema se publica después de décadas en el olvido. En uno de los versos el poema dice: “las putas espías del orden político”. Algunas de las ediciones de esa tirada de la revista aparecen con una marca de plomo donde la palabra “putas” está borrada. En otras no. Se dice que la imprenta donde se hacía la revista pertenecía a López Rega. Estamos hablando de la década del 60 en Argentina. López Rega no era conocido ni era el López Rega de los años 70, pero había sido comisario y algún tipo de ataque de moralidad le había agarrado que se espantó cuando vio las pruebas y mandó a tapar con plomo la palabra. Sin embargo, algunos ejemplares salieron sin esa marca de censura previa y circularon las dos versiones de la revista dentro de la misma tirada.

--¿Qué experiencias conformaron ideológicamente a González Tuñón?

--Su vida periodística y su vida poética estuvieron atravesadas por su ideario comunista. Hubo varios acontecimientos que lo marcaron desde lo cotidiano y afectivo: su hermano Enrique, un escritor muerto muy joven de tuberculosis, cinco años mayor que Raúl, que fue quien lo inició en lecturas y lo hizo entrar en Crítica; una de sus hermanas, maestra de escuela, que lo alentó a descubrir la literatura; su pertenencia al grupo Martín Fierro, que le permitió conocer a escritores como Jorge Luis Borges y Leopoldo Marechal; y su relación con España, con la República, sus viajes en 1935 y 1937, donde refleja en poemas y textos periodísticos el drama español de ese momento, desde la insurrección de mineros en Asturias en 1934 a los vaivenes de la política republicana, hasta el golpe de Estado franquista y los primeros meses de la guerra civil española. También sus años en Chile fueron clave para él.

--¿Qué particularidades tuvo su estadía en ese país?

--En Chile, casi como un exiliado de la Década Infame, González Tuñón es reconocido a la altura de los máximos dirigentes del Partido Comunista del momento, un partido bastante efervescente con presencia política fuerte, con acercamientos y distanciamientos del gobierno del Frente Popular. Allí practica una prosa muy cáustica en sus textos, con columnas satíricas devastadoras de la política chilena, la política argentina y la política internacional. En la revista humorística Topaze, muy popular en ese momento, González Tuñón era burlado al mismo nivel que la máxima jerarquía del PC chileno y el poeta Pablo Neruda. Lo llamaban “González Turrón” o “González Tuñonoff".

--La obra rescata el modo en que González Tuñón entendía y ejercía el periodismo. ¿Por qué lo considera un precursor en ese campo?

--Hay artículos de González Tuñón muy emparentados con la crónica actual, en donde vemos elementos que hoy están totalmente vigentes. El “periodismo narrativo” o “periodismo de autor” ya estaban presentes en sus artículos de los años 30 y 40. En sus crónicas patagónicas, en sus crónicas de guerra, en el Chaco Boreal, en el frente español y en sus crónicas de viaje en el norte argentino encontramos esa presencia del “yo”, esa importancia de la huella del autor dentro de la crónica, pero sin ser protagonista. Es decir, el autor funciona como testigo, como caminador, pero también como alguien que incorpora en el texto lo que siente, observa, huele y percibe. Podemos citar numerosas anécdotas.

--¿Por ejemplo?

--Una de sus anécdotas más conocidas se remonta a 1932/1933, cuando escribió para el diario Crítica una serie de crónicas sobre Villa Desocupación, considerada la primera villa miseria de Buenos Aires y ubicada en la zona del puerto. Según relata, le habían sugerido que se vistiera como un linyera para pasar inadvertido y mezclarse con los lugareños, en su mayoría inmigrantes del Este europeo corridos por el hambre. Cuenta que siguió esa recomendación y pudo avanzar sin problemas, recoger testimonios y reproducirlos en Crítica, hasta que se ganó la confianza de la comunidad y pudo moverse con mayor libertad. Y así hay muchísimas.

--En Raúl González Tuñón periodista. Medio siglo entre máquinas de escribir y lunas con gatillo dice: “Esa coexistencia amorosa entre el periodismo y la poesía no puede acotarse a un período determinado de la vida profesional de González Tuñón. A través de medio siglo de transitar entre ambos territorios, los vínculos se fortalecieron, a pesar de momentos de cuestionamientos por culpa de ‘la tiranía de la Oficina de Publicidad’ (...). La necesidad de hacer periodismo no era solo una manera de asegurarse la subsistencia de él y su familia; era una necesidad vital que no podía desprenderse de la condición innata de poeta”. ¿En qué consistían estos cuestionamientos?

--A medida que fue moldeando su concepción comunista fue cuestionando el aparato de los medios de comunicación del que no se salvaba Crítica, si bien tenía por Natalio Botana --fundador del diario-- una admiración mayúscula. Conforme fue creciendo en su definición política e ideológica fue viendo todas las injusticias y las perversidades de los medios de comunicación y del sistema capitalista dentro de ellos. Dice textualmente: “La máquina invade la calle con su enorme rumor de bestia herida por la velocidad de su propia potencia. El diario va a todas partes. Avisos de los burgueses al lado de notas sobre la desocupación. Notas de arte junto al chiste obsceno. Brulotes por aquí y adulonerías por allá. Mientras tanto hay que mantener el ánimo de los redactores. Hay que decirles: 'Pueden ustedes escribir con toda libertad’. Pero cuidado si esa libertad molesta a la oficina de publicidad. Entonces la oficina de publicidad amonesta, hace callar al redactor, asume toda la responsabilidad del momento y consigue el aviso amenazado. Entonces, ah, entonces hay que mantener el ánimo del redactor. Entonces se le llama y se le encarga un brulote a la tiranía de Venezuela. Todas las tiranías son despreciables. Menos la tiranía de la oficina de publicidad”.