Matías Luna, estudiante de Comunicación Digital de la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNaB), no duda en señalar el impacto que tendrá en su vida cotidiana la nueva estación de tren proyectada frente al campus universitario: “Cursar a la noche y volver solo a casa es riesgoso. La estación va a significar un cambio enorme. Nos permitirá ahorrar tiempo, viajar con más seguridad y, sobre todo, cuidar el bolsillo”.
Como Matías, más de 6.000 estudiantes se verán directamente beneficiados con la finalización de una obra ferroviaria que arrancó en 2022 y que estuvo paralizada desde diciembre de 2023, cuando el gobierno de Javier Milei decidió frenar su ejecución con un 50 por ciento de avance, como parte de su política de gobierno de “obra pública cero”. Casi dos años después, la Municipalidad de Almirante Brown logró un acuerdo con Trenes Argentinos para recibir el traspaso de la obra, asumir su culminación con recursos propios y licitar los trabajos restantes.
El anuncio fue realizado por el intendente Mariano Cascallares, quien encabezó las gestiones con el respaldo del gobierno provincial. El intendente subrayó que “se trata de una obra histórica”, ya que será la primera estación ferroviaria construida en el distrito en más de 100 años.
La nueva estación estará ubicada entre Burzaco y Longchamps, frente al predio conocido como Quinta Rocca, actual sede del campus universitario. Para los estudiantes que diariamente deben combinar tren, colectivo y largas caminatas, esta parada significará un punto de inflexión.
“Mi trayecto desde Guernica lleva más de 45 minutos por tramo, y si el colectivo no para porque viene lleno, puede ser más”, cuenta Matías Luna en diálogo con Buenos Aires/12. “Cualquier obra que sea para el bien de la gente es importante. Esta estación va a ser de mucha ayuda para los estudiantes, no solo por comodidad, sino también económicamente. A veces tenemos que tomar varios transportes y eso suma mucho dinero a fin de mes”.
El contexto económico también golpea a la comunidad educativa. Sebastián Vera es de Claypole y estudia Administración de Empresas, pero casi siempre viaja desde el microcentro porteño combinando subte, tren y colectivo. “Mi trayecto puede durar hasta dos horas porque vengo desde el trabajo. La estación me va a ahorrar tiempo y dinero. Hoy todo lo que pueda acortar el viaje, impacta en mi rendimiento académico y en mi salud porque significa menos cansancio”, dice.
Obra abandonada, infraestructura recuperada
La estación estaba siendo construida por Trenes Argentinos, pero como la empresa depende de Nación tras la llegada de Milei a la Casa Rosada, se decidió paralizarla como parte del recorte en infraestructura. La decisión generó críticas en la comunidad universitaria.
“Siempre pensé que su paralización respondía a un relato político del gobierno y no a una evaluación real del impacto. Es una obra que ya estaba muy avanzada y desmantelarla no tenía sentido, salvo en términos narrativos para el gobierno”, sostiene Agustín Ibaldi, estudiante de Ciencia Política. “Luego, cuando se profundizó el conflicto por el financiamiento universitario, quedó claro que fue una decisión deliberada y planificada”, agrega.
Con el traspaso formalizado, la Municipalidad de Almirante Brown asume una obra que considera estratégica porque aseguran que mejorará la conectividad de barrios como Sakura, Viplastic y Rocca, además de optimizar el acceso al Parque Industrial de Burzaco, el segundo más grande de la provincia, y que también se conectará directamente con la sede de la UNaB. El proyecto contempla andenes elevados enfrentados, boleterías, oficinas, señalización, iluminación LED, módulos SUBE e infraestructura vial.
“En un contexto tan difícil, es fundamental que se invierta en infraestructura educativa. Muchas veces la deserción universitaria se debe a traslados largos y costosos”, remarca Vera. “Facilitar el acceso es apostar a que más estudiantes puedan sostener sus estudios”.
La voz de docentes y directivos
Para la docente Fernanda Rodríguez, del área de Ciencias Exactas, la obra también representa una mejora sustancial. “Me movilizo en bicicleta desde Glew, pero cruzar la barrera de Longchamps es un problema constante. Además, la avenida Espora se volvió muy angosta y peligrosa por cómo aumentó el tránsito”, comenta.
Rodríguez, que dicta materias como Álgebra y Análisis Matemático II desde 2022, hace hincapié en el valor del proyecto: “Me genera una gran satisfacción como vecina nacida en Almirante Brown. Esta obra puede convertirse en un símbolo de integración entre la universidad y su entorno. Representa desarrollo social, inclusión y mejores oportunidades para todos”.
Pablo Domenichini, rector de la UNaB, también califica al reinicio de la obra como una “muy buena noticia”. “Permitirá un ingreso casi directo a la universidad, mejorará la seguridad y transformará los barrios cercanos, como ya lo hizo el funcionamiento del campus”.
Domenichini destacó que la universidad crece año a año desde su apertura en 2019, con carreras vinculadas al desarrollo productivo local, como Automatización, Ciencias de Datos y Logística. “La UNaB es una universidad joven que genera oportunidades, piensa en el territorio y en el desarrollo regional. Esta estación será un paso más en ese camino”.
Un antes y un después
La nueva estación será la primera en construirse en Almirante Brown desde 1910, cuando se inauguró la de Longchamps, que junto a Mármol, Burzaco, Adrogué y Glew, conforma las 5 estaciones que posee el distrito. Ciento quince años después, la Universidad Nacional Guillermo Brown contará con una parada propia, no solo como parte de su infraestructura académica, sino como un nodo clave para el desarrollo urbano del distrito, como señalan alumnos, docentes y directivos.
Con este proyecto, el municipio busca saldar una deuda histórica con miles de estudiantes que, hasta ahora, debían recorrer a diario hasta dos kilómetros desde la estación de Burzaco para llegar a sus clases, según explican a Buenos Aires/12. Las líneas 74, 79, 177, 266, 506 y 510 sobre avenida Espora son, por ahora, las únicas opciones de acceso.