Comedia y drama. Teatro, cine, televisión, plataformas. Grandes y pequeños escenarios. Papeles protagónicos y secundarios. Adriana Aizenberg, quien murió este martes a los 86 años, fue una figura destacada de la cultura por su talento y versatilidad, capaz de imprimir su estilo y calidad en cada participación. En más de seis décadas, llevó lo que sabía hacer a todos los formatos, con una vigencia que se mantuvo hasta el final. Trabajadora comprometida, además, complementó todo aquello con su desempeño como dirigente en la Asociación Argentina de Actores (AAA). Se definió alguna vez, en diálogo con este medio, como una "kamikaze": una actriz "atrevida" a quien le gustaban las "apuestas interpretativas bravas".
Su muerte fue anunciada por la AAA. “Con profunda tristeza despedimos a Adriana Aizenberg, actriz y exdirigente de nuestro sindicato, quien desarrolló una prestigiosa y amplia trayectoria artística. Enviamos nuestras sentidas condolencias a sus familiares y seres queridos”, decía el comunicado de la entidad, que informó también sobre la realización del velatorio. Sus restos serán trasladados al cementerio de la Chacarita el miércoles a las 9.
Nacida en Santa Fe el 1° de diciembre de 1938, Aizenberg forjó una carrera que la convirtió en una referente para varias generaciones, siempre a instancias de un perfil muy bajo. Su trayectoria fue reconocida con el Premio Podestá, otorgado por su sindicato y el Senado de la Nación.
Desde chica, según contaba, su familia le había inculcado el amor por el arte y la cultura. Sus primeros pasos como artista los dio en el coro de su ciudad natal. Llegó a Buenos Aires convencida de dedicarse al teatro. Se incorporó al teatro Fray Mocho y debutó en la obra Historias para ser contadas. Se formó bajo la dirección de Augusto Fernandes y participó en la fundación del grupo ETEBA, junto a referentes de la actuación como Helena Tritek, Hugo Urquijo, Lito Cruz, Carlos Moreno, Franklin Caicedo y Héctor Bidonde. Integró, además, el elenco estable del Teatro San Martín y formó parte del grupo Gente de Teatro, liderado por David Stivel. Brilló en obras icónicas como Venecia, El violinista en el tejado y Seis personajes en busca de un autor. También se la vio en La leyenda de Pedro, La señorita de Tacna, Fausto, Reflejos de una vieja leyenda, Pequeñas patriotas, Trilogía del veraneo, Las llaves de abajo, El misterio de dar, La calle 42, Extraños en un tren, Houdini, Nenucha, la envenenadora de Monserrat y América Hurrah, entre otras. Transitó los clásicos, textos actuales y monólogos desafiantes.
Su debut en cine fue en 1966, con Todo sol es amargo (dirigida por Alfredo Mathé), y a lo largo de su carrera dejó actuaciones memorables en títulos como La Raulito, Sostenido en la menor, Buenos Aires 100 kilómetros, Amapola, Mazel Tov, Derecho de familia, El amigo alemán, El pozo, Los delincuentes y Rambleras. En los años noventa se consolidó como una de las actrices más convocadas por los nuevos realizadores. En 1999, Pablo Trapero la eligió como la novia de El Rulo en Mundo grúa, su primer protagónico en cine. La crítica la elogió por ese papel y, especialmente, por su trabajo en El abrazo partido, dirigida por Daniel Burman, que le valió un reconocimiento masivo. Sobre la transición del teatro al cine, dijo al suplemento Las 12: "Viniendo del teatro, el cine me parecía más difícil por la cercanía de la cámara, que no perdona nada, tan alcahueta hasta con un mínimo gesto. En teatro, son otras las proporciones, las formas de comunicar. En el cine se te lee el pensamiento". Incluso en participaciones mínimas, destacaba por su talento y presencia.
Integró el secretariado mutual de la AAA entre 1996 y 1998. En 2003 recibió un trasplante de hígado que le salvó la vida. Ese mismo año, apenas repuesta, a tan sólo tres meses de la intervención, lució atuendos folklóricos mexicanos y se largó a cantar boleros en el musical Loca por Lara. La anécdota refleja cómo se tomaba el arte: con mucha pasión y entrega. Y aunque el teatro era su principal pasión, amaba cantar. "Y pensar que yo estaba convencida de que no iba a poder volver a hablar, a actuar. Ese fue un espectáculo que traté de defender con mi trabajo, pero no se sostenía y me fui cuando el director me retó mal. Sin embargo, mientras duró, me calcé los trajes mexicanos e hice la mía, canté temas divinos: 'Amor de mis amores', 'Pecadora', 'Veracruz'... Y cinco meses después estaba filmando encantada El abrazo partido", contó a este medio.
Su vigencia se mantuvo hasta el final. Logró llegar a nuevos públicos con su reciente participación como Consuelo Salustri en la serie El encargado. También fue parte de ficciones emblemáticas de la televisión argentina como Poliladron, Vulnerables, Mujeres asesinas y Los exitosos Pells. En televisión y plataformas, participó también en Planners, Loco por vos, Cosa juzgada, Las palomas y las bombas, Signos, Amas de casa desesperadas, El mundo de Antonio Gasalla, La bonita página y El sabor del silencio.