En un deporte como el boxeo en el que la coincidencia es una utopía, todos, los periodistas, los historiadores, el público y hasta la mítica revista The Ring coinciden: no hubo y posiblemente no habrá en la historia del pugilismo moderno, una pelea más brutal y dramática que la que sostuvieron hace cincuenta años, Muhammad Alí y Joe Frazier, el 1º de octubre de 1975 en el Coliseo Araneta de Manila, la capital de Filipinas.