Recientemente en un streaming en el marco de la presentación de un libro, escuchaba a jóvenes, escritores, politólogos, intelectuales de hoy, conversando, buscan respuestas a preguntas tales como, el sentido de la vida, el sentido de las cosas. “¿Qué sentido tiene lo que hacemos? ¿Qué sentido tiene lo que hacen otros, lo que no hacen otros? Las omisiones, las acciones, el sinsentido de forzar la vida del otro y la propia”.
Hablaban de una experiencia de mucha liquidez en los lazos, como en el trabajo, la educación, los afectos y también de poco por-venir. Es cierto, tenían una mirada fisheriana, una mirada un tanto pesimista del asunto. Mark Fisher se preguntaba por el sentido y el futuro; y de cómo se ha limitado la posibilidad de otra perspectiva.
Estos jóvenes buscan respuestas frente a este malestar. La pregunta por el sentido en una época de Sinsentido generalizado. Que es algo diferente y no tanto respecto de lo que escucho en la Clínica, por ejemplo, en adolescentes angustiados cuando se refieren a un “… total para qué…” (…estudiar, terminar el colegio, tener un trabajo fijo) no recurren al Otro, no se “agarran” al Otro, entonces se toman de lo que disponen, el cuerpo. Llegan así a la consulta, deprimidos, cuerpos caídos, con cortes, con golpes.
La brújula “Todo el mundo es loco, es decir delirante” que orienta la ultimísima Clínica nos permite a los psicoanalistas leer la época de otra manera, por ello es importante la presencia de los psicoanalistas en estos debates.
Esta brújula como nos lo enseña J.-A. Miller, está llamada a tener una cierta incidencia. Las preguntas de los streamers no están orientadas por el sentido vía el Nombre Del Padre, no buscan descifrar el problema de la significación, no están buscando el oro en el sentido.
Es una experiencia de lo real, del más allá de la ley con su voracidad y sin límites. Es un retroceso frente a lo real del resurgir de estas nuevas formas de gobierno, de las que surgen como respuestas para estos jóvenes, significantes como, migrante, debilitamiento, precarización, nulidad, soledad. Son rasgos constitutivos de estas formas extremas que horadan al sistema democrático. Pienso que el resurgir de estas nuevas formas es un síntoma de la democracia actual, es decir, de una democracia en un tiempo, sin Otro, sin Padre.
A diferencia de las derechas o el fascismo clásico del siglo XX, ellas no reconocían la democracia. En cambio estas nuevas formas intervienen desde dentro de la democracia misma. Son parte de la democracia, que deja en evidencia la fragilidad que el aparato simbólico tiene para atemperar ese real caótico de la época, de la cual estas nuevas formas que se pretenden disruptivas usan, para mayor caos.
Este tiempo, no da lugar a la oscilación entre el sentido y el Sin sentido en los sujetos. Es una época de rechazo al Inconsciente. No hay ese “tal vez eso quiere decir algo”.
Sin embargo por su parte, en una experiencia analítica, hay un tiempo que pone al sujeto, no en el sentido vía el Nombre Del Padre que es una dirección única; (sino ante) las consecuencias de la locura del sentido.
Los psicoanalistas contamos con la topología de esta Orientación, es decir, Todo el mundo es loco… es el envés de lo singular del parlêtre, es decir, del modo de gozar de cada quien. Perspectiva que le permitirá a cada uno un arreglo singular con su modo de gozar y de hacer lazo, y también de su propio por venir en esta época de locura generalizada…
*Miembro EOL y AMP. Publicación Zadig. La patria del sinthoma. Extracto.