Cada vez que vez que Hugo Rivas abre la boca para contar de sí, de su ya rica historia con el tango y sus causas, de ella sale inevitablemente un vocablo: Hermanos Rivas. Tiene el guitarrista gran adoración y mucha gratitud para con ellos: Hugo, tío y tocayo; y Osvaldo, su padre. Ambos cantores y guitarristas, dotados de un pasado que los vincula al gran Adolfo Berón de fines de los '50 y a un disco solista –con repertorio gardeliano- que ha dejado su marca en el imaginario bohemio. Y ambos, partícipes próximos de una velada en que se podrá ver en acción musical lo que el Hugo menor exalta. La cita será el domingo 12 de octubre a las 19 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772) cuando la familia aludida en pleno –los tres músicos mencionados más Adrián Rivas- se presenten como invitados de la Guitarras del Once, en el marco del ciclo “Tangos inútiles”. “Nos gusta el título porque refleja esa paradoja del arte: lo 'inútil' en términos prácticos, pero lo más necesario para el alma”, afirma Hugo tío, ante la ironía que encierra el nombre del ciclo. “Claro, porque la música, el tango, el canto, son inútiles para el mercado, pero imprescindibles para la vida. Participar en un evento con ese nombre es reafirmar que estamos en esto por el gusto y la necesidad de compartir”, agrega Osvaldo.
El plan de los hermanos para la noche en el Club Atlético Fernández Fierro se divide en dos partes. Durante la primera, serán invitados a subir a escena por el Cuarteto del hijo-sobrino Hugo bajo fin de cantar algunas canciones criollas junto a Adrián. Y luego harán lo propio con el octeto dirigido por Esteban Bezenzette, Guitarras del Once. Harán en tándem “El sueño”, estilo de Carlos Gardel, y “Así le canto a mí gente”, milonga de los Rivas. “Es una velada pensada como un recorrido por distintas sonoridades y generaciones familiares, con la guitarra y el canto como ejes”, aseguran ambos, mientras el anfitrión y guitarrista Bezenzette da su veredicto sobre la incursión de los Rivas en su territorio. “Para nosotros, ellos representan la tradición viva del canto en el tango y en la música popular. Su manera de interpretar es auténtica, directa y muy sentida. Nos enriquece tenerlos cerca porque aportan otra dimensión a nuestro ensamble de guitarras: la voz como prolongación natural de la emoción del instrumento”.
Si bien el guitarrista del clan es el joven Hugo, su tío y su padre comparten con el octeto –que incluye contrabajo y guitarrón- no solo la raíz del tango sino también una manera de sentirlo. “La química con Guitarras del Once pasa por la amistad, el respeto y la admiración mutua. Cuando nos juntamos, más allá de la cantidad de guitarras, lo que aparece es la emoción colectiva”, admite Osvaldo Rivas. “Además, nos parece un grupo extraordinario”, reaparece Hugo. “Armar un ensamble de ocho guitarras, guitarrón, contrabajo y cantor, con arreglos propios, es una obra monumental. El disco de ellos, justamente llamado Tangos inútiles, es un referente actual del género. Además, tienen algo fundamental: la unión y el compromiso colectivo, que se siente en cada nota”.