La promesa de salvataje financiero de parte del gobierno de Donald Trump hacia la administración de Javier Milei es un activo en favor del país del norte para lograr ventajas estratégicas en su disputa geopolítica con China y en contra de la soberanía argentina. En este diagnóstico coinciden especialistas consultados por Página/12.

En tanto, desde el gigante asiático sostienen el "principio de no intervención" en asuntos internos de otros países, aunque vienen advirtiendo sobre las intenciones de EE.UU. En una reunión a la que asistió este diario y que tuvo lugar hace dos semanas en Beijing, el viceministro del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China, Ma Hui, planteó en referencia a la situación de América latina en general que "la Doctrina Monroe parece cada vez más viva. Estados Unidos está haciendo todos sus esfuerzos para sabotear la relación entre China y América latina. No nos oponemos a las negociaciones entre los países de América latina y los Estados Unidos, pero siempre que no perjudiquen a terceros países".

"Nuevo tipo de condicionalidad"

"La política exterior de Estados Unidos durante el segundo mandato de Trump combina cierta retracción global con un intenso intervencionismo regional en América Latina. Este cambio de paradigma está enfocado en contrarrestar la creciente influencia de China. En particular, el acuerdo financiero que se negocia con la Argentina introduce una novedad relevante en el mapa regional: a diferencia de las condicionalidades clásicas del FMI, circunscriptas a variables fiscales y monetarias, esta vez el margen de intervención se extiende abiertamente hacia el terreno geopolítico", explica el Doctor en Desarrollo Económico por la Universidad de Quilmes, Juan Manuel Padín.

"El control de infraestructura estratégica (puertos, bases y centros de operaciones) y de recursos críticos (minerales y tierras raras) aparece como una muy probable prenda de cambio del potencial salvataje financiero", considera. Pone como ejemplo concreto el proyecto estadounidense de instalación en Ushuaia de una base naval integrada, que sirva como punto de abastecimiento para submarinos nucleares y un centro logístico con proyección antártica. También el negocio del litio y otros minerales. Asimismo, recuerda, se especula con concesiones soberanas relativas al régimen de propiedad intelectual, con impacto sobre patentes medicinales y en la industria farmacéutica.

"La especificidad argentina radica en esa combinación entre fragilidad financiera y disposición política del actual gobierno a alinearse con Washington. Esta conjunción convierte al país en un espacio de ensayo para un nuevo tipo de condicionalidad. En esa clave, la Argentina concentra varios activos de interés para la estrategia estadounidense, como el paso interoceánico, la proyección hacia la Antártida, la hidrovía Paraguay–Paraná, los minerales críticos como litio y cobre, la infraestructura digital vinculada al 5G y la infraestructura espacial", analiza Juan Manuel Padín.

"Relevancia estratégica"

"Estados Unidos se está replegando sobre el continente americano, incluso hacia un imperialismo territorialista, con lo de anexar Canadá, Groenlandia, la destrucción del Ártico, el Golfo de México, recuperar el control del Canal de Panamá, la mayor presencia militar en el Caribe, el bloqueo a Cuba y las amenazas de intervención sobre Venezuela. Pero el Cono Sur tiene su complejidad, porque China es el principal socio comercial y es acá donde puede haber tendencias autonomistas más fuertes, con Brasil a la cabeza", explica Gabriel Merino, Investigador del Conicet y profesor de la UNLP.

Merino detalla que "EE.UU. busca controlar los dos pasajes interoceánicos, el Canal de Panamá y el estrecho de Magallanes, en donde Tierra del Fuego es estratégica. En ese escenario, el único aliado político en la región que tiene Trump es Milei".

La posición china

Los primeros que tienen muy en claro cuál es la intención de los Estados Unidos al intervenir en la región son los chinos. En relación a la situación general de América latina, el viceministro del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China, Ma Hui, sostuvo lo siguiente en una reunión con representantes de medios, en donde estuvo Página/12:

"China mantiene su principio de no interferencia del Partido respecto de otros partidos políticos ni en la situación política interna. Esperamos entonces apoyo hacia la cooperación pragmática. Esperamos dejar de lado diferencias ideológicas y que esas divergencias sirvan como fuerza motriz del intercambio".

"No nos oponemos a las negociaciones entre los países de América latina y los Estados Unidos, pero siempre que no perjudiquen a terceros países. Estados Unidos está haciendo todos sus esfuerzos para sabotear la cooperación entre China y América latina. Incluso busca obstaculizar las inversiones de China en la región, lo cual es una falta de respeto para los países", siguió Ma Hui.

"América latina no es patio trasero ni delantero de nadie. Si Estados Unidos realmente quiere ayudar, los acogemos con beneplácito. Entendemos la cercanía con Estados Unidos y la relación de los pueblos. Nos oponemos a la injerencia, la difamación y a las acciones de oposición a la relación de cooperación entre América latina y China", cerró.

En disputa

En lugar de tratar de sacarle provecho a la gran disputa geopolítica de estos tiempos desde una posición soberana, la Argentina de Milei queda sometida y siguiendo las órdenes del jefe Trump. Y esto tiene ribetes muy concretos, que van desde compras públicas, proyectos de infraestructura, el sector litífero y swap de monedas.

"Bajo el espíritu de renovado monroísmo, el Comando Sur, ya sea a través de Laura Richardson o de su sucesor, el almirante Alvin Holsey, ha sido determinante a la hora de frustrar la adquisición por parte de Argentina de aviones de combate chinos-paquistaníes JF-17 Thunder Block; o de desplazar a Beijing de proyectos estratégicos, como la construcción de un puerto multipropósito en Tierra del Fuego o la cancelación de proyectos como Atucha III o el reactor nuclear Carem", explica Padín.

Para Merino, en tanto, "Estados Unidos mira a la Argentina de Milei como la posibilidad de echar para atrás la influencia de China en la región. Por eso hay un bloqueo muy fuerte a infraestructuras estratégicas, consideradas amenazas de seguridad nacional por parte de Estados Unidos, como el tema de las represas y las posibles centrales nucleares. Pero además, está el tema de los minerales críticos. En todo caso, Estados Unidos quiere que sean las empresas norteamericanas las que le vendan el litio argentino a China. De ahí la presión a las provincias para que no desembarquen inversiones chinas en minería. Y obviamente está el tema del swap, que incluso lo hizo explícito el mismo secretario del Tesoro Scott Bessen".

China es una realidad y busca seguir expandiendo su influencia, mientras Estados Unidos encontró en Milei un aliado dócil y quiere volver a pisar fuerte en la región. En el medio, la crisis incansable de la economía argentina. Continuará...