Apenas pasados minutos de las 17 de ayer, el gobernador Gustavo Sáenz anunció en sus redes digitales lo que había prometido: “si no inician las obras, voy a acampar en la Casa Rosada”. Pasadas las 18, llegó con el mate, los bombos y algunos integrantes de la Asociación Tradicionalista Gauchos de Güemes. Iban dispuestos a levantar una carpa frente al histórico edificio, pero la Policía Federal lo impidió, aunque el jefe Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, salió a saludarlo entre bombos y cámaras y le prometió “reencauzar el diálogo” después de las elecciones del 26 de octubre.

“No nos dejan acampar. Está bien, tampoco vamos a ir en contra de la ley ni mucho menos. Nunca encadenado: yo soy un hombre de puente, de diálogo”, explicó Sáenz con un gesto de resignación. La postal se impuso igual, porque los medios mostraron al gobernador en la vereda de Balcarce 50, horas antes del show que el presidente Javier Milei dio en el Movistar Arena, a propósito de la presentación de un nuevo libro. 

El salteño insistió en el discurso que sostiene desde hace meses, pero que tomó más fuerza en las últimas semanas. La “Argentina no empieza y termina en Buenos Aires", dijo. Insistió: "Hay una Argentina que duele y espera obras fundamentales para su crecimiento". Sostuvo que el norte tiene todo lo que el mundo necesita, minerales, energía y agroindustria, por lo que quiere a los "salteños trabajando su tierra y no con la mano extendida en Buenos Aires pidiendo limosna”. 

Sáenz junto a Facundo Saravia, ex de Los Chalchaleros


El mandatario provincial aclaró que no estaba realizando una protesta, sino que fue "a cumplir con la palabra que me había comprometido con los salteños, de que si las obras no se iniciaban yo vendría personalmente a reclamarlas públicamente, frente a Casa Rosada”.

Sáenz hizo el anuncio del acampe a fines de agosto, en Metán, cuando advirtió que si no se reanudaban las obras de la ruta nacional 9/34 -paralizadas desde el inicio de la gestión de La Libertad Avanza- acamparía en Buenos Aires. El reclamo cobró fuerza con la firma del Pacto Todos por Salta, el 30 de septiembre, en el que más de 200 representantes del empresariado, sindicatos y universidades acompañaron el pedido de que se incluyan en el Presupuesto 2026 las obras comprometidas por Nación: las rutas 51, 40, 50 y 9/34, el puente de Vaqueros, acueductos, gasoductos y obras de infraestructura para el Corredor Bioceánico.

“No estamos pidiendo privilegios, estamos pidiendo lo que ya está firmado. Mi deseo es dejar el cargo con estas obras iniciadas, y si es necesario voy a acampar en la Casa Rosada”, había dicho entonces. 

El compromiso además estaba rubricado desde junio de 2024, a través de lo que fue el Pacto de Güemes, y ratificado en marzo de este año en una reunión con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Economía, Luis Caputo. Pero la promesa sigue sin cumplirse. 

“Soy un hombre de puente, no de cadena”

Ya en Buenos Aires, Sáenz insistió en que no buscaba una foto de conflicto sino cumplir su palabra. Aseguró que no se iba a encadenar porque "no soy un hombre de cadena", sino "un hombre de puente, de diálogo". No obstante, afirmó que tiene la autoridad moral para reclamarle al Gobierno nacional, porque "acompañé, ayudé para que haya equilibrio fiscal. Lo que no me gusta es que me mientan. No me mienten a mí, le mienten a los salteños”, insistió.

El gobernador aprovechó el ruido de los bombos y la presencia de las cámaras de TV para cuestionar la lógica centralista. “Todos los días estamos viendo si renuncia Espert, si baja Santilli o cuánto sale la boleta. Mientras tanto, las rutas del norte son rutas de la muerte. No hay gestión. Todos los gobiernos le negaron al norte las obras de infraestructura”, afirmó.

La escena que siguió pareció salida de una tragicomedia. Al ver por televisión la transmisión en vivo, Guillermo Francos decidió salir a saludarlo. 

En medio de los gauchos y los reporteros, el jefe de Gabinete fue esquivo al referirse a la reactivación de  las obras. Solamente expresó que se tiene que "trabajar en conjunto para ver cómo viene la segunda etapa del gobierno" porque "ahora estamos en época de campaña, es muy difícil poner de acuerdo a todos. Después de las elecciones, ahí veremos”, eludió. También estuvo el asesor político del Gobierno, Santiago Caputo. 

Sáenz junto a la comitiva de gauchos que lo acompañó


Por su lado, Sáenz expresó su preocupación porque “la gente la está pasando mal. Las personas con discapacidad no eligen tener esta condición y este Gobierno intempestivamente les cortó y les suspendió todos sus beneficios. Acá es fácil notificar y llegar con precisión a las personas, la realidad en el interior, en cambio, es otra y hay un desconocimiento total de las necesidades del interior profundo de nuestro querido país”.

“Que quede claro -agregó el mandatario salteño- yo tengo diálogo con todos, lo que pasa es que ninguno soluciona los problemas; vuelvo a insistir, nosotros nos hemos portado muy bien; los salteños se han portado muy bien con este Gobierno y con todos los gobiernos y hemos esperado demasiado”, expresó. 

Show y campaña

El gesto de Sáenz se produjo mientras el presidente Javier Milei preparaba en el Movistar Arena su propio show libertario, en formato de recital. Uno, con luces y guitarras; el otro, con bombos y poncho. En ambos casos, se vio una política performática. 

“No quiero comer milanesa con Milei, quiero que se hagan las obras”, dijo Sáenz antes de aclarar que su reclamo “no es contra nadie ni funcional al kirchnerismo”. “Basta de hipocresía y de cinismo”, agregó, antes de volver a insistir: “Cuando las provincias crecen, el país se fortalece. Salta tiene futuro en un país federal. Primero los salteños”. El episodio terminó sin carpa ni respuestas concretas.