Diego Stickar es director y realizador audiovisual. En su nueva propuesta, Ruge, expande el cine incorporando lenguajes del teatro y la performance construyendo un dispositivo que abre posibilidades. Stickar imagina un futuro colapsado donde la resistencia se sostiene a través del arte, las alianzas queer y la sensibilidad frente a un mundo que parece anestesiado: “lo postapocalíptico tiene que ver con estar todo el tiempo sobreviviendo”.

En cada proyección el montaje lo realiza el mismo director en vivo y en directo, manipulando imágenes grabadas y otras tomadas en esa misma ocasión. El riesgo de que algo salga mal, la incertidumbre como pulsión creativa y ese sobrevivir al Apocalipsis cotidiano tienen que ver con el ADN queer de la propuesta: “una mínima cosa puede repercutir en tener un miedo constante”. Stickar habla de la película, pero también de las vidas que fugan de la norma.

En este aquelarre steampunk las feminidades reinan. Las actuaciones de Florencia Bergallo como Ángela, Mónica Railo como Olga, Miranda de la Serna como Carola y Margarita Molfino en el papel de Fedora crea una resistencia que plantea crear “el nuevo cine” como respuesta contracultural al fantasma destructor que avanza/avanzó.


¿Por qué el arte como herramienta de la resistencia? “Siento que ese perdió esa búsqueda de que las personas se conmuevan, que el arte no sea solo un divertimento”, cuenta el director y pone como ejemplo las plataformas y redes donde percibe que todo se reduce a fórmulas funcionales bélicas o dramáticas: “El arte también puede proponer otras formas”.

En su arquitectura Ruge se construye de manifiestos, sentires, percepciones y sutilezas. No es solo un ejercicio de reconstrucción de partes sino una propuesta sensible que recupera la creación también a través de objetos y tecnologías que hoy pueden considerarse obsoletas. La película fue nacida, filmada y estrenada en la Sala Oasis, un espacio restaurado que vive en el cadáver edilicio de lo que alguna vez fue un molino harinero del barrio porteño de Balvanera.

Durante el evento hay recepción, venta de merch y comida. Personas de la música y el arte intervienen la película en vivo, luego se dan conversatorios con referentes culturales y todo esto se agrupa en ese concepto de cine expandido al que invita Ruge. “Es una película site-specific”, cuenta Stickar para ponerle nombre a ese vínculo mutante e indisociable entre lo filmado y el espacio dónde se vaya a proyectar. Ahora la propuesta sale a recorrer nuevos espacios y en cada uno busca encontrar el diálogo que les una. El riesgo y desafío de las salas que la alojen se convierte en una pieza más de la experiencia.

¿Cómo me gustaría vivir a mí después del del Apocalipsis?, esto mismo se preguntó Diego Stickar para desenrollar la trama. “Con mis muebles lindos y mis amigxs, haciendo cine”, fue la respuesta. En el universo Stickar viven estas amistades junto a sus referentes, y tanto amigues como sus modelos resultan ser feminidades y diversidades. “Me está pasando en el arte en general que los chabones no me conmueven”, agrega.

Esa red de afectos fue fundamental a la hora de crear Ruge. “Yo no voy a hacer esto solo”, dictaminó el realizador, y se abrió a pedir ayuda a su entorno. Eso generó una alianza marica, queer, mujer, mostra y sobre todo antipatriarcal, por fuera de la norma. Leer la ficha técnica es ver una asociación amorosa de amistades, de las nuevas y las que están naciendo en este fin del mundo.

Desde hace más de diez años Diego Stickar documenta obras y procesos escénicos en el Teatro General San Martín de Ciudad de Buenos Aires. “Filmar teatro fue una escuela, porque ves cómo dirigen, cómo prueban, cómo arman escenas. La película tiene mucho de teatral por eso”. Ahí también pudo conectar conectar con varias de las personas que protagonizan la parte filmada de Ruge.

Diego nació en La Pampa, ahí comenzó su recorrido audiovisual en el Canal 6 dónde tuvo un programa desde sus 10 a 17 años. Pasó gran parte de su vida profesional entre estudio y experimentación en la ciudad de La Plata donde se recibió en la Facultad de Bellas Artes. Con su proyecto multidisciplinar Acento Frenético habitó el cuerpo y la política creando ‘Juntitos, 35 minutos de amor’. En 2017 estrenó su primer largometraje, Película. Hoy se expande con esta propuesta y vuelve a poner el cuerpo.

Además de dirigir crea un personaje en vivo, por fuera de la pantalla, algo así como: “el director”. Se lo puede ver a un costado con su look mezcla de Bowie y Jem & The Holograms enfundado en una estética Glam Rock. Desde ahí hace el montaje, graba, interviene con instrumentos y potencia la experiencia del evento: “Me interesa que el público vea también el proceso, no sólo el producto”.

Este recorrido también marca un cambio para Stickar y la manera de hacer las cosas: “Estoy yendo hacia una forma distinta de hacer cine. No quiero estar cinco años buscando fondos”. En un contexto donde todo se rompe a mayor velocidad y las mezquindades brotan hasta en los propios, el equipo apostó a encontrarse y hacer de cara a la urgencia: “Esa red apareció y de pronto la película existió. Hoy ya circula por festivales, galerías y espacios trash”.

Que este sea un cine vivo no es solo un concepto de marketing, para Diego hay una presencia tangible en esa vitalidad: “Siento que todo el tiempo la película me habla, me da consejos. Es casi como si hubiera escrito un manifiesto para mi yo del futuro y ahora me respondiera”.

La propuesta creada y nacida en la Sala Oasis comenzó su viaje y ahora estará exhibiéndose en Espacio Cazadores encontrando nuevos lenguajes y recursos ahí.

Mientras el colapso general dejó de ser amenaza para convertirse en cotidiano y lo apocalíptico se nos encarnó, Ruge propone una novedad sin respuesta única. Resultado de redes queer que invita a seguir buscando más resultados este cine vivo llama a más vida. Mientras se expande más allá de pantalla y su casa fabril el proyecto promete seguir repensándose y abriendo a jugar en comunidad. Para Diego Stickar esta también es mucho más que una película, es una manera de seguir profesionalizándose, crear colectivo, y de celebrar amistades y referentes. Diego Stickar ruge: “Es hermoso tener una película que no le tiene miedo a nada

RUGE se podrá ver todos los viernes de octubre en Fundación Cazadores a las 21.30 (Villarroel1438 - CABA)