Daño sobre daño. Un hombre de la ciudad de Avellaneda, en el norte de la provincia de Santa Fe, decidió apelar a la teoría de las falsas denuncias para hacer una campaña pública a su favor. César Lebus fue condenado por una Cámara Penal por abuso sexual a sus hijos pequeños, y esa sentencia fue ratificada por otra integración de Cámara. En los últimos días, el convicto escribió una carta titulada “Soy inocente y estoy preso”, que se publicó en redes sociales. A partir de allí, otras usuarias difundieron fotos de sus hijos con el único objetivo de señalar a la madre de los niños, que ahora está siendo amenazada.

Lebus no actúa solo. El exjuez Santiago Banegas —que renunció a partir del 1° de octubre— ventiló detalles tergiversados de la Cámara Gesell de las víctimas. Defensor de la falsa teoría del Síndrome de Alienación Parental, fue el mismo que presidió el tribunal de primera instancia que había absuelto al acusado. Esa decisión fue revocada el 30 de octubre de 2024, cuando la Cámara de Apelaciones de Vera condenó a Lebus a catorce años de prisión de cumplimiento efectivo. Los magistrados fueron Eduardo A. Bernacchia, Fabio Mudry y Fernando Gentile Bersano.

Banegas ni siquiera esperó a dejar de ser juez para expresar su postura contra las infancias, la misma que exhibió una y otra vez durante su tarea judicial.

El fallo de Cámara fue confirmado en una apelación horizontal por otros camaristas el 26 de junio de este año. Con la firma de Sebastián Creus, Bruno Netri y Martha Feijoó, revisaron las pruebas y también cuestionaron que la defensa apelara al argumento de una falsa denuncia de la madre de los niños. “¿Por qué lo afirma? Se trata, en todo caso, de una insinuación que, por ser tal, no tiene justificativo alguno”, escribió el juez Creus.

Mónica es la madre de los dos niños, de tres y siete años en el momento de los hechos. “Él tiene derecho, si quiere, a hablar. Lo que me molesta es que están filtrando la foto de los chicos”, dice la mujer, odontóloga, que debió mudarse a la provincia del Chaco tras esta situación.

“Nunca se dirigió a los hijos y ahora los está usando para hacer una campaña sucia, diciendo que hubo un arrancamiento de los chicos, cuando realmente no fue así. Lo único que hice como madre fue proteger la integridad y la identidad de los chicos. Y ellos se están encargando de revictimizarlos una y otra vez en todos los medios”, sostiene la mujer en diálogo con Las12.

Para ella, es importante proteger a los niños. “Todo lo que tenía miedo que pasara, realmente ya pasó. Destruyeron a los nenes, todo el mundo sabe quiénes son. Yo intenté proteger su identidad, me fui a otro lugar para que los chicos puedan empezar a crecer sanos”, cuenta Mónica.

La embestida de Lebus se inscribe dentro del backlash que busca poner en duda cualquier denuncia por abuso sexual infantil —especialmente en el ámbito intrafamiliar— considerándola falsa. El proyecto de la senadora Carolina Losada, impulsado por el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, apunta en esa misma dirección: criminalizar a las madres que acompañan las denuncias de sus hijos.

Mónica es acompañada por el Foro Reconquista Alcemos la Voz, un grupo que batalla contra las injusticias del Poder Judicial en una zona de la provincia de Santa Fe, donde hubo dos exfiscales, Aldo Gerosa y Alejandro Rodríguez, removidos de sus cargos por la Legislatura provincial.

“Contrariamente a lo que sostiene Lebus, las falsas denuncias en casos de abuso sexual infantil son extremadamente raras. Diversos estudios internacionales y organismos como UNICEF y el Comité de Derechos del Niño han advertido que el porcentaje de denuncias falsas es marginal, pero que el uso sistemático de este argumento silencia y desalienta a otras víctimas a denunciar”, plantea el Foro.

Con la misma claridad, señalan que “el caso Lebus se inscribe en una campaña más amplia que intenta deslegitimar a fiscales y jueces cuando estos actúan con perspectiva de género y de derechos humanos”.

Sobre Banegas, es conocido su apoyo público no solo a este, sino también a otros acusados de abuso, siempre con argumentos similares: habla de “condenas con poca prueba”, de una “justicia ideologizada” y de un supuesto “colador” por donde “se condena a inocentes”. 

Del caso Lebus, declaró que fue “muy probablemente una denuncia falsa” y que “se había inducido a dos menores a declarar contra su padre”. Lamentó que la Cámara haya condenado al acusado con lo que calificó como “una sentencia de muy mala calidad”.

Pero no fue una sentencia: fueron dos. Seis camaristas revisaron las pruebas que el tribunal presidido por Banegas había considerado insuficientes.

Los reiterados relatos del niño “terminan por presentar un cuadro interpretativo suficiente para considerar que el imputado obró del modo en que se le adjudica”, dice la segunda condena.

“Lo condenaron porque hubo tres psicólogas que hicieron el análisis, que trataron a los nenes durante uno o dos años; hubo profesores de arte, de música, la maestra de grado. Hubo muchísimas pruebas”, señala Mónica, para desmontar el principal argumento de la defensa: que ella les “llenó la cabeza” a los chicos. Esa acusación de la Defensa ya fue desmontada en dos sentencias. 

Para el Foro Alcemos la Voz, lo que hace Lebus —con el acompañamiento de Banegas— no resiste análisis jurídico ni ético, sino que “es parte de una peligrosa estrategia negacionista que busca deslegitimar el testimonio de las infancias”.

Desde el título de su carta, el condenado “busca captar empatía e instalar la idea de una supuesta injusticia”. “Pero este tipo de relato es habitual en los agresores sexuales que, cuando se enfrentan a una condena firme, intentan revertir la narrativa mediante campañas públicas, desacreditando no solo a las víctimas, sino al sistema judicial que los condenó”, agrega el Foro.

Banegas, como otros jueces embarcados en la defensa de agresores sexuales, cuestiona las Cámaras Gesell. Horadar su legitimidad es clave para desacreditar a niños, niñas y profesionales que lxs escuchan.

Su defensa de pedófilos no se limita a Lebus: también actuó judicialmente para favorecer a Ricardo Degoumois, abogado del norte provincial. Banegas dijo haber sido amenazado en una audiencia donde se trataban acusaciones de coerción al abogado, su hijo y dos colegas, en la causa por el abuso a una niña de 14 años, de una condición social muy vulnerable. En ese proceso, Degoumois padre fue condenado a tres años de prisión condicional e inhabilitación perpetua para ejercer la profesión, por delitos contra la integridad sexual de la adolescente.

Banegas se basó en esa sentencia para sostener que el sistema judicial de Reconquista “está deteriorado porque se dictó una condena por abuso sexual infantil contra uno de los ‘cuatro abogados más importantes de Reconquista’”. 

En la causa no solo se ventilaron las agresiones sexuales a la chica, sino también las amenazas y coacciones a la madre para que levantara la denuncia, que provocaron una segunda causa.

El ahora exjuez también refirió supuestas presiones del Ministerio Público de la Acusación. “Se sumó así a una narrativa que busca debilitar y desprestigiar su labor en Reconquista. En lugar de respaldar el trabajo judicial que protege a las infancias, estos discursos eligen desacreditarlo, promoviendo una visión regresiva que debilita la confianza pública en el acceso a la justicia para las víctimas”, expresaron desde el Foro Alcemos la Voz.

En este momento histórico, vale repetir lo que dicen las valientes integrantes del Foro, que batallan en una zona con instituciones especialmente propensas a desoír a las infancias: “Las víctimas —especialmente las infancias— ya enfrentan enormes barreras para denunciar. Que una condena ejemplar sea convertida en una campaña de desinformación es un retroceso que no podemos permitir. Necesitamos una justicia que escuche, que actúe con perspectiva de género y que no se deje amedrentar por quienes pretenden mantener intactos los privilegios del patriarcado”.

Lo que queda claro es que a Banegas y a Lebus no les interesan las infancias.