Demian Arato, de 21 años, oriundo de Florencio Varela, se consagró campeón mundial de Taekwon-Do en el Mundial realizado en Croacia. Su recorrido comenzó a sus 5 años, en su escuelita de del barrio, donde el deporte funcionó como herramienta de contención, desarrollo personal y crecimiento social. En un contexto donde los clubes de barrio cumplen un rol clave, Demian encontró allí no solo una disciplina, sino un espacio de acompañamiento y proyección. Gracias al esfuerzo colectivo de su familia, amistades y comunidad —a través de rifas, sorteos y pequeños aportes— pudo representar a Argentina y alcanzar el máximo reconocimiento internacional en un deporte amateur. Hoy, además de competir, enseña y forma a nuevas generaciones con el compromiso de devolver al barrio lo que el deporte le dio.

-¿Qué sentiste cuando ganaste el Mundial?

-Fue una emoción imposible de describir. Pensé en todo lo que costó llegar hasta ahí, en los años de entrenamiento, en mi familia, mis amigos, la gente que más quiero y que me bancó durante todo estos años. Sentí orgullo, alivio y una enorme gratitud. No solo era mi logro, era el de todos los que me acompañaron desde que empecé en la escuela.

-¿Cómo fue llegar al Mundial? Me refiero también a lo económico.

-Fue muy difícil. Este es un deporte amateur, y eso significa que todo lo que hacemos lo bancamos a pulmón. Cada viaje, cada torneo implica mucho esfuerzo. Junto a mi familia y mis compañeros hicimos rifas, sorteos, vendimos cosas, pedimos colaboración y buscamos sponsor en el barrio. Todo para poder juntar lo necesario y representar al país. Por eso, estar en Croacia ya era un sueño cumplido. Competir y encima salir campeón fue el premio a todo ese sacrificio colectivo.

-¿Qué importancia tiene tener un espacio para el deporte en el barrio?

Es fundamental. Un club, una sociedad de Fomento o la escuelita del barrio es mucho más que un lugar donde se entrena: es un espacio de contención, de amistad, de valores. Ahí aprendí respeto, disciplina y compañerismo. Si no hubiera tenido ese lugar cerca, quizás nunca habría conocido este camino. Por eso ahora también enseño: porque quiero que más chicos y chicas tengan esa misma oportunidad, que el deporte los ayude a crecer y a soñar como me ayudó a mí.