Quiero que me vean como la viejita buena”, dice Nené Castiglioni, y sonríe. Tiene pinta de abuela, ojos claros, buena pilcha. A los 87 años, sale a volantear para Fuerza Patria. Es su estrategia para abrir diálogos en la vereda, entre la compra del pan y la política. “A veces me hacen así —levanta las manos con un gesto de rechazo— como si les ofreciera el folleto del demonio. Pero yo insisto. Les digo: ‘Sí, estoy desencantada como ust