Varones unidos es el nombre de la agrupación misógina fundada por el hombre que secuestró a su hijo de cinco años después de --presuntamente-- asesinar a la madre del niño y a su abuela: un doble femicidio. El hombre es un seguidor de los libertarios Agustín Laje y Nicolás Marquez: Varones unidos. Título por demás ilustrativo de la enfermedad social que arrecia a lo largo y ancho del planeta. Un fundamentalismo ultraderechista sostenido por millones de personas. Por más que participen mujeres en tal desvarío, se trata de una masa esencialmente masculina. Esto es: allí donde la Unidad aplasta la Diferencia, el Otro se transforma en un enemigo. Por eso son misóginos. Es que lo propiamente femenino amenaza la engañosa completud del grupo macho. Necesitan a las mujeres sometidas a su mera condición de madres, en casa y, sobre todo: calladas

El secreto del secretario

La omertá es el código de silencio que sostiene todo arreglo mafioso. Una componenda de corte machista cuya clave fálica reside en la imposición de un secreto al servicio de sostener un poder --un Padre-- perverso. De hecho, no extraña que se haya querido eliminar de los contenidos de la ESI la canción “Hay secretos”. Su texto apunta a desmontar la trampa subjetiva por la cual una persona --niño/niña en este caso-- calla el ultraje padecido. Cuestión que, en el contexto de este gobierno animado por una ideología retrógrada y aberrante, trasciende el horror del abuso sexual en las infancias: Argentina es el único país del mundo que votó contra una declaración de la ONU a favor de las niñas y las mujeres. Lo cierto es que, desde la Yakuza japonesa hasta la Cosa Nostra italiana, pasando por el oculto significado de los emojis adolescentes, un lazo de intereses espurios se disfraza de amistad para extraer beneficios a costa de un tercero: sea una persona, una institución, un territorio, un país. No es diferente en nuestro suelo criollo. Mientras tres mujeres eran asesinadas por la mafia del narcotráfico, el presidente de la Nación hacía manifiesto su enfático apoyo a un diputado varón ligado a esa criminal actividad. Su compromiso duró poco. Mientras el narcogate crecía (y crece), Milei le soltaba la mano al diputado caído en desgracia para salir a buscar su propio rescate en otra mafia: la que compone el secretario del tesoro de los Estados Unidos y sus amigos dueños de fondos de inversión.

Varones unidos con tenencia de bonos de deuda argentina cuya cotización --bajo la amenaza de un inminente default-- estaba por el piso. Llegó el rescate y los bonos se fueron para arriba mientras nuestro país se precipita hacia un abismo sin fondo. Las tres mujeres asesinadas eran trabajadoras sexuales pobres. Los varones unidos al secretario son milmillonarios. De hecho, un tal Citrone --que gana dos millones de dólares diarios-- es amigo de nuestro ministro de Economía, también milmillonario y con toda la “torta” afuera, como se dice en el barrio. Tan afuera como los seis días que el equipo económico transcurrió en Washington para negociar --en absoluto secreto--  el rescate para los amigos del secretario del Tesoro de los Estados Unidos. Mafia prostituyente que no repara en medrar con cuanta miseria, guerra o deudas atraviese un país emergente. Pero no es para extrañarse. Ya durante su campaña presidencial Milei hacía explícita su preferencia por las mafias antes que por el Estado. Decía: “la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente, la mafia compite”. Más arriba decíamos que el fundamentalismo ultraderechista necesita mujeres sometidas a su mera condición de madres. Hoy tenemos un presidente que responde a las órdenes de su hermana/madre, a la que llama: el Jefe. O sea.

El deterioro de la función paterna

En su temprano texto titulado La Familia [1], Lacan menciona por única vez la palabra anomia al referirse a la degradación del Edipo que redunda en una represión incompleta del Deseo hacia la Madre. Desde ya, cuando hablamos de Deseo hacia la Madre no nos referimos a la efectiva persona que cumple ese rol --cualquiera su sexo sea-- sino al orden social por el cual un sujeto es presa del empuje a quedarse con Todo, con el solo resultado de padecer una flagrante inhibición resultante en violencia misógina. Luego: libervirgos. Luego: Incels. Varones unidos. En este escenario, lo que a todas luces se verifica es un marcado deterioro de la función paterna, si por la misma entendemos hacer efectiva la transmisión de un deseo. Un Padre donador. Demás está decir que tal función no es privativa de un sujeto identificado al semblante masculino. Una madre puede cumplir tal función, si está dispuesta a consentir a su condición de Mujer.

Para terminar. Hace pocas semanas el presidente de la Nación, Javier Milei, fue imputado por “amenazas, intimidación pública, malversación de caudales públicos, apología del crimen y asociación ilícita” en el marco de la causa iniciada por una periodista, víctima de una campaña de odio cuya saña incluyó la difusión de videos creados por I.A. con imágenes de una falsa relación incestuosa entre ella y su hermano. Resulta llamativa la fantasía elegida para atacar a la periodista. Javier no hace nada sin la venia de su hermana Karina, cuestión que más que libertad traduce un sórdido encierro familiar. El antecedente inmediato es el gobierno de los hermanos gemelos Kaczinsky a principio de este siglo en Polonia quienes luego terminaron enemistados. No parece posible tal posibilidad para los Milei, habida cuenta de que la hermana garantiza la estabilidad emocional del hermano que dice hablar con los perros muertos. ¿Degradación del Edipo? ¿Anomia? Poco nos importa la efectiva relación que tengan estas dos personas. La cuestión está en el agravio simbólico emanado de este gobierno que, por no respetar al Padre ni a la Patria, transita un recorrido cuyo ominoso derrape se acerca cada vez más a un desquiciado orden mafioso: refugio del peor de los secretos. Un secreto que ya no oculta nada.

Sergio Zabalza es psicoanalista. Doctor en Psicología por la Universidad de Buenos Aires.

Nota:

[1] Jacques Lacan, [1948] “La Familia”, Rosario; Axis, 1975, p. 93.