Una luz tenue y el humo de algún cigarrillo. Alguien corre, y se escucha el percutir de un taconeo. Una le sube el cierre del traje a su compañera; en una esquina, la rubia termina de ponerse sombra de ojos mientras su hermana, con hilo y aguja, asegura las últimas lentejuelas en el dobladillo de la falda: falta poco para salir. Además de la música, compañera indiscutible, parecería no haber otros testigos de la fantasía que se vive en los camarines antes de que los artistas salgan al encuentro con el público. Pero Eliana Quilla, artista plástica oriunda de Sucre, Bolivia, y criada entre Ostende, Ensenada y La Plata, decidió que ella quería retratar esa intimidad, esas chicas, ese brillo, ese afán. Con el ojo de quien conoce de primera mano la ansiedad previa al show, la también bailarina ofrece su propia visión del universo en sus obras y la devela en “Te busco, noche”, su primera muestra individual que se inaugurará el 30 de este mes en la galería “Linse”de San Telmo.
Que la noche es un borde, un pasaje y un ritual es algo bien sabido por quienes trabajan en los horarios de su frontera. “AZUL/ mis manos crecían con música/ detrás de las flores/ pero ahora / por qué te busco, noche/ por qué duermo con tus muertos”, escribió Alejandra Pizarnik en el poema que le regala el título a la exposición. Si hay algo que parece guardar el horario PM es el secreto, lo desconocido, que opera como una pregunta que obliga a lanzarse a caminar. ¿Existe acaso mejor momento que la noche para cumplir fantasías, escribir canciones, imaginar futuros, pintar o mandarle un mensaje a algún amor?
“A mis chicas yo les digo criaturas”, dice la artista mientras se acomoda en su silla. Chicas marronas, cuerpos voluptuosos, mujeres en moto con el pelo larguísimo, ojos que miran, punzantes, desde un cielo violeta rosa, manos que irrumpen desde el centro de la tierra, follaje selvático o extraterrestre, humedad, pumas y garzas conforman un universo visual hilado por lo nocturno. Según ella, su pintura es el cruce de dos vertientes muy marcadas: “la naturaleza” y “el artificio”, en relación a los objetos e iconografía del mundo del pole dance, los tacos, el maquillaje, la lentejuela. Cuando dice “criaturas”, la artista se refiere a que en su obra no hay jerarquías entre los cuerpos humanos y los cuerpos de los animales. Todos ellos coexisten en un mismo plano onírico.
Entre las obras seleccionadas para la exposición se incluyen pinturas, esculturas y pinturas-objeto. En ellas hay una búsqueda por romper el formato cuadrado del bastidor y pensar la pintura como elemento, utilizando marcos irregulares que se salen de la forma tradicional. Todo el universo de la muestra se entrelaza con el pole dance, disciplina que la artista practica y de la que toma varias imágenes para pensar a sus “chicas”. Por esta razón, el día de inauguración Quilla presentará una coreografía propia en el pole. “Esa materialidad, el maquillaje corrido, las perlas, el strass, los espejos, también aparece dentro de las obras”, explica. Una de las piezas, por ejemplo, es una especie de alhajero de más de un metro de alto que la artista diseñó y trabajó en conjunto con un carpintero. En la punta, a modo de frutilla almibarada, lleva un espejo. “Las telas, brillos y adornos de los camarines se incorporan como parte de la obra, no solo como temática, sino también como materia concreta”, explica.
Todo comenzó con una fascinación por la danza. Al principio, dice, sacaba fotos porque le gustaba lo que veía, sin darse cuenta de que estaba construyendo un archivo visual. Coleccionaba imágenes de tacos que en ese momento no podía comprar, junto con telas para los vestuarios que poco a poco iba armando. “Empecé como fan visual de ese mundo, y después entendí que lo que sucede en mi obra es que retrato mi vida, pero llevada a una fantasía. Pinto a partir de lo que me pasa. Por eso siento que mi obra tiene algo de sinceridad y de autenticidad”, reflexiona, y señala: “no se trata de que antes no se hayan pintado mujeres en poses sugerentes, o a personas marronas o indígenas, sino de que ahora hay una generación que puede autorrepresentarse. Más que en la temática, el cambio está en quién mira”, afirma.
Los cuerpos son indígenas, los animales son autóctonos y las escenas del mundo del pole son tomadas del under platense y ensenadense por el que circula la artista. Por esto mismo, para la hora del baile, la pintora eligió música argentina. “No las quiero spoilear todavía, pero son temones, himnos de la cumbia nacional”, dice entre risas. También conocida como “Princess sudaka”, Quilla cuenta que baila hace varios años, pero que se animó a hacer presentaciones hace tres. “Ahí se me abrió todo otro mundo, toda esa parte más de la previa, del camarín, y después la adrenalina del escenario. Fue muy enriquecedor para mi obra”, dice. A modo de adelanto, sí revela qué vestuario utilizará para la performance: “Hay una obra, ‘La garza mora’, que es una escultura en cerámica blanca, con perlas y mica picada. El vestuario va a partir de esa obra”, explica, y cuenta que está haciendo el traje. “Es todo muy under, latino y reciclado: el body lo compré usado, es una malla preciosa; le voy a agregar piedritas y apliques. Me compré una tela en Once, una piel sintética, para hacer unas polainas muy largas. Y arriba, un sombrero blanco tornasolado. Todo blanco y con transparencias. Los tacos son de pole, de acrílico, y tienen unos quince centímetros, transparentes y con lentejuelas”, explica, contenta.
Financiada por el Fondo Nacional de las Artes, “Te busco, noche” es su primera muestra individual. “La verdad es que es un gran salto para mí”, reconoce. El contacto con los directores de la galería, Sebastián Vidal Mackinson y Lincoln Brown, llegó a través de una convocatoria del Salón Provincial de Artes Visuales Molina Campos, por el que una obra suya viajó a Mar del Plata, al Museo MAR. “Ellos vieron ahí mi obra en vivo, les gustó y me escribieron”, recuerda. Para la artista, este tipo de convocatorias son “oportunidades enormes”, porque permiten visibilizar a artistas emergentes que, de otro modo, no accederían a ciertos circuitos más profesionales. “No es lo mismo ver una obra en Instagram que en vivo: hay un montón de cosas que se pierden. Por eso quiero que la gente visite la muestra”, invita, y redobla la apuesta: “Sería hermoso que el público venga montado”, dice entre risas.
“Te busco, noche” podrá visitarse hasta marzo del año próximo, de 18 a 22 hs. Como broche de oro para el día de la apertura, después de la performance de Quilla habrá un DJ set de la mano de Electrochongo.




