El cadáver calcinado de una mujer apareció ayer por la tarde en un volquete de basura, en Villa Banana, y sumó el segundo femicidio de esta semana. Mientras tanto, el novio de Debora Mansilla ‑quien murió anteayer en el Hospital Provincial por las quemaduras que él le infligió‑ se entregó ayer en Tribunales y quedó bajo prisión preventiva.
Hasta anoche se ignoraba la identidad de la mujer cuyo cuerpo ardía envuelto en una frazada y semi tapado por residuos arrojados en el interior de un volquete situado en la esquina de Felipe Moré y Gaboto, en uno de los bordes de Villa Banana, donde antes había un basural. Hacia las cuatro de la tarde, cuando el sol abrasaba la ciudad, un vecino apagó el fuego del volquete que por estos días está en la esquina frente a su casa, porque el calor de las llamas llevaba la temperatura a un nivel infernal en la vivienda. Un rato antes, unos muchachos habían incendiado el contenido de la batea, una acción que no despertó sospechas porque suele ser habitual entre los cirujas que viven del reciclado de residuos y el cobre que extraen de los cables que ponen a quemar entre las llamas.
Más tarde los vecinos contarían a la prensa que cuando todavía el recipiente humeaba empezaron a percibir un fuerte olor, y que cuando unos chicos se asomaron, divisaron el bulto de una frazada del que emergía un brazo. Cundió la alarma y alguien llamó al 911.
Los policías que rodearon el volquete y cercaron el área sólo pudieron comprobar que el cuerpo era el de una mujer, de edad adulta, vestida con remera y calza. Pero no pudieron establecer si la víctima murió por las quemaduras infligidas por el fuego encendido en el volquete, o si la habían asesinado antes y su cadáver fue arrojado allí para luego prenderle fuego.
La pareja de Débora Mansilla se entregó y volvió a declararse inocente. La jueza lo imputó y le dictó prisión preventiva.
Cuando el fiscal de Homicidios Dolosos Florentino Malaponte arribó al lugar ordenó el traslado del cuerpo al Instituto Médico Legal para realizar todas las averiguaciones forenses. Mientras tanto, los policías quedaron junto al volquete, levantando rastros e interrogando a los vecinos. El fiscal, además, solicitó a la Municipalidad el relevamiento de imágenes en las cámaras de videovigilancia de la zona.
Para ese entonces, hacía un par de horas que Brian Olmos, de 21 años, se había presentado en Tribunales para ponerse a disposición de la Justicia, que ya lo requería como autor del femicidio de su novia, Débora Mansilla. Esta chica de 20 años murió el miércoles en el Hospital Provincial, como consecuencia de las quemaduras de grado A y B que le causó su pareja, luego de haberla rociado con alcohol el 25 de diciembre pasado en la casa que habitaban en Villa Gobernador Gálvez con la beba de un año de ambos. La cara, el cuello, pecho, abdomen y brazos sumaban la mitad del cuerpo quemado de la joven.
Olmos había comparecido ya en una audiencia imputativa del 27 de diciembre, todavía acusado de lesiones graves agravadas por violencia de género. El fiscal de Flagrancia José Luis Caterina había pedido prisión preventiva para el joven, pero el juez Carlos Leiva le otorgó la libertad con restricciones. Entendió que no quedó comprobado cómo fue que ocurrió la agresión. Olmos había declarado que Débora se quemó sola, que ella quería suicidarse y que él trató de impedirlo. La chica había salido corriendo de la casa, envuelta en llamas.
Como la víctima murió finalmente, el caso pasó a la fiscalía de Homicidios dolosos, y Malaponte pidió la captura del acusado. Tras un allanamiento en vano realizado el miércoles a la noche en la casa de Olmos, el imputado se presentó ayer al mediodía en Tribunales. La jueza Hebe Marcogliese aceptó la imputación de homicidio calificado por el vínculo y por situación de género, y dictó la prisión preventiva. Olmos volvió a declararse inocente.
Las muertes de Débora Mansilla y la de la mujer de Gaboto y Felipe Moré se suman a los 38 femicidios registrados en la provincia de Santa Fe durante 2017, la cifra más alta en los últimos diez años. Dieciséis de esos crímenes ocurrieron en el departamento Rosario. Veintidós de las víctimas no superaban los 34 años de edad.