En un festival del colegio estaban dele resoplar frente a las bandas. A Los Todopantalla no les gustaba ninguna. Y sus amigas, organizadoras del festival, los increparon. “Si son tan buenos, ¿por qué no arman una banda y se dejan de joder?”, recuerda el guitarrista Lisandro Francucci. Fue una buena idea, y junto a Andrés Olivo (guitarra y voz), Lemmy Quintana (bajo y voz), Iñaki Chemes (batería y percusión) y Estephen Galíndez (sintetizadores) formaron su grupo en Santa Fe.

“Con Lemmy nos conocimos en los primeros años de la primaria, empezamos a hacer cosas juntos inmediatamente y a los 12 ya teníamos nuestras primeras bandas. Y en la secundaria, en la Escuela de Arte, conocimos a Andrés y nació el germen de Los Todopantalla”, cuenta Lisandro. Al poco tiempo se sumó Estephen y tocaron unos años con secuencias, sin baterista, hasta que sumaron a Iñaki y se consolidaron.

Los Todopantalla, cuyo nombre está ligado a una denominación para un tipo de plano detalle en cine (o eso creen ellos), están presentando su segundo disco, Cráteres para dormir, grabado en una quinta en Sauce Viejo, Santa Fe, donde se instalaron un fin de semana. Dos amigos trasladaron los equipos y trabajaron con los amplificadores metidos en diferentes habitaciones, para aislar el sonido y tocar los cinco a la vez. “Queríamos capturar el aroma de los ensayos, la intimidad de estar tocando juntos para nosotros mismos”, dice Lisandro. Y por eso el flamante disco se diferencia del anterior, cuyo proceso fue tradicional, con cada instrumento grabado por separado: “Lecciones de vértigo suena más contenido, más pulido. Cráteres para dormir es más áspero”.

Con Wilco y Nick Cave como referencias pero sin dejar de hacerle un guiño a la psicodelia actual (King Gizzard & the Lizard Wizard, Drug Dealer, Cass McCombs), los santafesinos se apoyan en el “sofistipop” y la canción. E inspirados también por grandes artistas del rock nacional de los ‘80 y ‘90 como Virus, Los Abuelos de la Nada, Don Cornelio, Suárez o Francisco Bochatón, Los Todopantalla comenzaron a escribir sus canciones en un contexto rockero, tirando al grunge.

Sus temas están plagados de imágenes que indefectiblemente llevan a pensar en el cine. “La aventura es una referencia a la película de Antonioni, por ejemplo; son obras que nos inspiran y nos disparan imágenes que terminan formando parte de las canciones”, cuenta Lisandro. Y hay más gancho con el séptimo arte, ya que cuando empezaron a tocar estaban haciendo un taller de cine. Se juntaban a rodar cortos y editar con videocaseteras y una portaestudio con la que hacían las bandas de sonido en tiempo real: “Para nosotros era todo parte de lo mismo, todo para Los Todopantalla”.