El cuento por su autor
Algunos textos los comienzo a trabajar a partir de una imagen o una situación, otros de una idea argumental y otros a partir de un personaje, como en este caso. El personaje me fue sugerido por una canción con un título muy particular que da nombre al relato. Fue pensar qué clase de personaje podría esconderse detrás de un título tan extraño como injustificable. De a poco fueron surgiendo cosas: unas clases de alemán que no prosperaron, una chica que conocí hace muchos años que tenía una imaginación ilimitada y viejas anécdotas distorsionadas por mi memoria. De ese cóctel nació este cuento.
Aunque no sea el camino que sigo en la mayoría de los casos, me gusta partir de un personaje para crear un texto. Un personaje puede hacer avanzar una historia por su cuenta. De su propia lógica van surgiendo las situaciones. Como se suele decir, en algún momento se te va de las manos. En realidad, todos los personajes se nos van de las manos. Un personaje prefigurado, completamente contenido dentro de uno, difícilmente podrá resultar atractivo.