El comunicado emitido por la Comisión Ejecutiva del episcopado católico argentino si bien mantiene la formalidad institucional de una declaración eclesiástica, es de una dureza poco común en manifestaciones de este tipo. Habla sobre “lamentables tergiversaciones” de la figura del Papa y de sus palabras, denunciando incluso que se ha llegado “a la injuria y la difamación”. Si bien nadie lo expresó de esta manera, ni lo dirá seguramente nunca, lo que puede colegirse es que a los obispos se les agotó la paciencia frente a la manipulación política y mediática que se está haciendo de Francisco en la Argentina. 

Y decidieron salir al cruce para advertir y, en la medida de las posibilidades, para ponerle límite a la situación. Hablando por ellos mismos como autoridades católicas locales pero al mismo tiempo, se puede concluir, como voceros autorizados del propio Papa, a quien le molesta en gran medida la situación.

Pero al hacerlo los obispos no bajan las banderas ni resignan el principal perfil de la enseñanza de Francisco desde que se hizo cargo de la jefatura de la Iglesia. “Acompañar a los movimientos populares en su lucha por la tierra, techo y trabajo es una tarea que la Iglesia ha realizado siempre y que el propio Papa promueve abiertamente, invitándonos a prestar nuestras voces a las causas de los más débiles y excluidos”, afirman en el mismo texto. 

Saben también los obispos que este mensaje formará parte integral de lo que Francisco predique en los próximos días en Chile, primero, y en Perú, después. Y que la insistencia en estos temas por parte del Papa puede dar lugar a nuevas interpretaciones antojadizas. Los obispos argentinos estarán cerca del Papa en esa ocasión. Oscar Ojea, presidente del Episcopado, acompañará a Bergoglio en su visita a Chile y el vicepresidente segundo, Marcelo Colombo, hará lo mismo en Perú.

Y para entender lo que Francisco piensa de la Argentina la Comisión Ejecutiva remite a los documentos y al magisterio pontificio. “Su aporte (el de Francisco) a la realidad de nuestro país hay que encontrarlo en el magisterio y en sus actitudes como pastor, no en interpretaciones tendenciosas y parciales que sólo agrandan la división entre los argentinos”. No es necesario más.

Aló... Francisco llamando...

Para quienes quieran entenderlo en el párrafo anterior radica el principal argumento para que el Papa siga demorando su visita a la Argentina: no quiere convertirse en rehén de la disputa entre argentinos. De allí también el título del comunicado: “Francisco, el Papa de todos”.

“Que escuche el que quiere escuchar” (Ezequiel 3:27), podría decirse parafraseando el lenguaje bíblico. Si bien nadie fue referido en forma particular, el mensaje tiene destinarios directos. “Que nadie se haga el distraído” sería una buena traducción en lenguaje popular.