El nuevo juez de la causa por el crimen del joven Fernando Pastorizzo, cometido el 29 de diciembre pasado en Gualeguaychú, rechazó un pedido de la defensa de Nahir Galarza para calificar el hecho como un “homicidio en ocasión de violencia de género”.

La decisión la tomó el magistrado Mario Andrés Figueroa, quien reemplazó a su par Guillermo Biré por los turnos durante la feria judicial.

Nahir está acusada de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y el uso de arma de fuego”, lo que la llevaría a una posible perpetua. El pedido de la defensa tiene un sentido: busca enmarcar el caso como “homicidio en ocasión de violencia de género”, lo que la ubicaría a ella como víctima de un proceso de violencia sobre ella, abriendo la posibilidad de que sea considerada como una reacción en defensa de sí misma. El pedido busca fundamento en juicios en los que la perspectiva de género permitió reducir y hasta absolver a las imputadas. Uno de los más recientes es el de Victoria Aguirre, en Misiones, cuya imputación inicial fue recurrida y el máximo tribunal provincial ordenó realizar un nuevo juicio, en el que, una vez modificados los parámetros de interpretación y perspectiva de género, Aguirre resultó absuelta y liberada. En ese caso, no se trata de que el pedido intente pasar de victimaria a víctima sino que pretende demostrar que su reacción fue en la línea de la defensa por violencia de género.

Pero, para lograr esa perspectiva, se trata de que realmente las acciones de la acusada respondan motivadas. Si disparó con motivo, por temor, podría intentar ubicar su accionar en el marco de la violencia de género. Pero tener motivación la puede alejar de la circunstancia accidental, que es la que propuso Nahir en su última declaración, la de la ampliación de indagatoria. Si se sigue la línea accidental, aparecen escollos en la reconstrucción de movimientos que permitan entender el ingreso de los proyectiles en direcciones diferentes. Uno por la espalda, levemente ascendente, mientras se encontraban ambos en la moto; el otro, de costado según lo informado, después de haber caído. Además, la recarga del arma, (si es que el peritaje determina que haya sido así) exige intención, tal como señalaron ya desde la fiscalía y las dos querellas.