Es tan curioso como injustificable que la película Cauce no haya tenido estreno comercial de manera formal en Rosario. De todos modos, gracias a la gestión de sala Arteón, Espacio Incaa de la ciudad, el film del santafesino Agustín Falco tiene desde hace un mes, unos cuantos días y horarios repartidos. Hoy (a las 21) y mañana (a las 20.30), la sala ubicada en Sarmiento 778 volverá a proyectar este film loable, con el que tan contento quedara su primer actor, el rosarino Juan Nemirovsky. "Lo disfruté mucho, estoy feliz con el resultado, así como celebro la posibilidad de seguir trabajando en cine, en teatro, y en televisión, aunque siento que allí actúo de conductor", comenta con modestia el actor a Rosario/12, habida cuenta de su participación diaria en el programa Tardenautas (lunes a viernes a las 19, por 5Rtv), junto a Lucía Rodríguez y Leandro Ceruti.

Cauce es el primer largometraje del realizador Agustín Falco, cuyos antecedentes incluyen un cortometraje en Historias breves 7 y la miniserie Habitación 13. Se trata de un policial negro, en donde su protagonista, desempleado reciente, de familia de clase media acomodada, se embarca en un abismo progresivo. El film lo retrata a través del uso preferencial del plano secuencia, cada uno de ellos con una duración que oscila los 10 minutos. Nemirovsky es quien conduce la acción, a quien la cámara y personajes siguen. "Me gustó ver que la decisión estética del plano secuencia fuera funcional al relato. A veces pasa que en ciertas películas el virtuosismo del efecto está por encima de la necesidad narrativa. Pero aquí el plano secuencia es un acierto, comunica la asfixia, el momento que pretende narrar la historia. Conté con Marcos Garfagnoli, un camarógrafo excelente, medio acróbata. En una toma escapamos con mi mujer por la vereda, luego nos metemos en un taxi; si uno está atento, el camarógrafo se mete en el taxi con nosotros. Si bien al auto le habían quitado el asiento delantero, no dejaba de ser algo muy dificultoso. En cuanto a mi trabajo, yo no tenía una coreografía muy concreta o exacta, sino que el camarógrafo se adaptaba todo el tiempo a lo que hacía, para que no perdiera organicidad ni comodidad como actor. Por otro lado, se dejó lugar a la improvisación, a que sucediera algo más poderoso que lo que estaba planteado. Si lo hecho funcionaba, se daba a la toma por buena. Hubo una convivencia muy amable en el rodaje, fue todo muy bueno".

--Me parece que el plano secuencia debió resultarte más cómodo a la hora de componer al personaje...

--Es mucho más cercano al lenguaje teatral. Queramos o no, en el contexto nuestro, Santa Fe y Rosario, los actores con los que vas a contar para un material audiovisual provienen por lo general del teatro, porque no hay una industria con un ejercicio suficiente como para que haya actores con gimnasia audiovisual. Entonces, creo que en la medida en que las condiciones de rodaje estén más cerca de las condiciones a las que estamos acostumbrados los actores teatrales, hay una potencialidad mayor de que esa actuación salga beneficiada, yo al menos me siento así. Siempre digo que la situación de rodaje es un tanto hostil para el actor, por lo menos para quien viene del teatro. En un rodaje, las condiciones las pone el mercado, en el teatro no; a veces hay que filmar en condiciones climáticas que no son las que la película requiere, hay tiempos de espera. Existen un montón de cuestiones que hacen que el actor que viene del teatro padezca mucho, pero en términos de resultado el cine sigue siendo de una potencia increíble, nos gusta mucho vernos allí, en la pantalla (risas).

Entre esas dificultades, hubo una con la que Nemirovsky se entretiene: "Cuando Ariel (su personaje) vuelve a la isla, porque está la posibilidad de que el bolso con el dinero siga ahí, tuve que aprender a andar en lancha. Fue lo más difícil. Había tenido una experiencia con Héctor Molina en una miniserie (El Hechicero), manejando un velero, que fue lo más parecido. Lo más difícil de hacer fue la huida, porque con la presencia de la policía tenía que parecer un escape, y necesitábamos que la lancha saliera rápido, que dejara una estela. Bueno, esa parte no está, lo desastroso que debe haber sido mi manejo de la lancha que lo cortaron (risas). Eso fue filmado en Arroyo Leyes, en las inmediaciones de Santa Fe, tuve que aprender a manejar la lancha de un domingo para un lunes".

-‑¿Los planos secuencia fueron filmados de manera cronológica?

-‑Fueron bastante cronológicos. Para mí hubiese sido ideal toda la película así; por ejemplo, siento que Cauce tiene sus mejores momentos durante la primer mitad. El primer día de rodaje coincide con el inicio de la película, cuando Ariel llega al trabajo durante la manifestación. Por eso, me sigue dando vueltas la sospecha de que cuanto más nos acomodemos a la gimnasia del actor de teatro, mejores resultados tendremos. Pero tampoco hay que atender tanto al actor, si bien yo voy a defenderlo (risas).

El reparto de Cauce incluye nombres como los de Luis Machín, Manuela Viale, Martín Slipak y Alberto Ajaka. "En la escena que comparto con Ajaka, cuando él rememora a su padre, si ves atentamente me senté sólo a mirarlo, porque no dejaba de sorprenderme. Fue una toma que se hizo unas catorce veces, y él tenía que repetir un texto donde dice 'se me pone la piel de gallina', y efectivamente, sucedía eso. Yo, como actor, no tengo idea de cómo uno podría 'autogestionarse' un estado de 'piel de gallina', pero él lo hacía. Por otra parte, hubo una muy buena predisposición para encontrar esas palabras que le podían quedar más cómodas al actor; porque el actor es así, guacho, va a venir uno que puede decir muy bien 'pelota', pero 'balón' no le sale; y al lado tenés a otro al que le sale decir bien 'balón' y 'pelota' lo dice de modo artificial".

-‑Es destacable el cuidado técnico que tiene el film.

-‑Acá lo más extraño que me pasó. La película la filmé hace un año, y hace no muchos meses viajé a Buenos Aires con una profesional de sonido, porque tuve que grabar para los planos secuencias las respiraciones. Yo veía la imagen y tenía que acompañar con la respiración, con la agitación. Fue algo que ni sabía que existía y habla del cuidado y de la cantidad de trabajo que hubo detrás de los aspectos técnicos.

La financiación de Cauce merece un paréntesis, habida cuenta de la situación actual que amenaza a la producción cinematográfica, en sentido federal. Al respecto, Nemirovsky señala que "es un caso particular, porque la producción fue llevada adelante por MuchaSiesta, una cooperativa de jóvenes cineastas santafesinos, que contaron con el apoyo del Programa Santa Fe como Set de Filmación, junto con la producción de Aleph Cine, una productora grande, porteña, que viene de realizar El ciudadano ilustre. Esas grandes productoras sí tienen los avales para pedir subsidios al Incaa, para que se pueda seguir filmando; por otro lado, lo que se genera es cierta tensión en cuanto a la potestad de la película, entre quien la hizo y quien obtuvo el subsidio, ya que no se trata de la misma gente, como era hasta hace un tiempo".

En cuanto a lo que sigue, Juan Nemirovsky se muestra entusiasmado, "a la película le voy a estar eternamente agradecido, ya me abrió algunas puertas. Por lo pronto, Aleph Cine va a coproducir una película con Perú y aportará dos actores argentinos. Está todo muy encaminado para que en mayo viaje junto a Osmar Núñez, un grandísimo actor. Por otro lado, estoy pronto a filmar algo que me tiene muy entusiasmado, un cortometraje dirigido por Alfonso Gastiaburo, sobre la vida de Miguel Najdorf, el ajedrecista polaco que quedó atrapado en Rosario durante la Segunda Guerra. Después terminó eligiendo vivir en Rosario, y hasta los ochenta y pico años fue capitán argentino del equipo olímpico de ajedrez, una historia bien digna de ser película. Tengo que teñirme el pelo, cambiar el color de ojos, todo un artificio que me hace vivir un momento muy pleno con mi trabajo".