Es una canciller aguerrida, aunque suene a oxímoron. Parada, con el brazo derecho en cabestrillo, Delcy Rodríguez recibe a PáginaI12 en una sala de la Embajada de Venezuela en Buenos Aires. Se indigna al recordar el golpe que le propinó el día anterior un policía a la entrada del Palacio San Martín, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina. La acompañaba su par de Bolivia, David Choquehuanca. “Cuando el colega Choquehuanca y yo intentamos acceder a la Cancillería había un piquete antimotín y los agentes nos alzaron sus escudos. Entonces yo alcé las manos y dije: ´soy la canciller`. Y en ese momento lo que vino fue el golpe de un policía que, cuando lo vi, ya lo tenía encima. Afortunadamente no fue fractura, sólo tendré inmovilizado el brazo unos días”.

La ministra venezolana intentó participar anteayer de una encuentro de cancilleres del Mercosur, pero se encontró con el desaire de sus socios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que se reunieron en otro salón recordándole que Venezuela está suspendida desde el 2 de diciembre por no haber adecuado sus normas locales a la legislación del mercado común. Rodríguez sintió una doble agresión. “No tiene precedente en la historia que un canciller sea recibido con un piquete antimotín. Es una violación. Una vez adentro de la Cancillería, unos funcionarios de ceremonial también llegaron al contacto físico y decían ´usted no puede pasar`. Yo les pedí que se calmen porque esas no eran las maneras y que tenía derecho a pasar como canciller de un estado parte del Mercosur y como presidente pro témpore. La agresión física como expresión protocolar no tiene antecedente en el mundo” afirma la primera mujer que ocupó la cartera de Exteriores en su país y que se desempeñó como ministra del Despacho de la Presidencia durante el gobierno de Hugo Chávez.

–¿Por qué usted no fue directamente a la reunión de Montevideo de hoy (por ayer) donde se iba a tratar la suspensión de Venezuela?.

–Son dos cosas diferentes. Esa es la extorsión que ha pretendido vender la canciller argentina (Susana) Malcorra. Primero, Venezuela invoca el Protocolo de Olivos ante el surgimiento de una controversia.

¿Cuál es la controversia? Que unos cancilleres deciden no reconocer la presidencia pro témpore de Venezuela, sin ningún tipo de fundamento jurídico (N.de la R: el Protocolo de Olivos se invoca cuando existen divergencias entre los estados parte sobre la interpretación, aplicación o incumplimientos de tratados del bloque).  Luego, aparece otra controversia sobre un supuesto incumplimiento de normas por parte de Venezuela. Para hoy (por ayer) está convocada una primera reunión del mecanismo de negociación directa que está contemplado en el Protocolo de Olivos, pero que no tiene nada que ver con la reunión de cancilleres que se realizó de forma ilícita en Buenos Aires. La única que podía convocar esa reunión era la presidencia pro témpore de Venezuela. De forma extorsionadora Argentina pretendió vender que a esa reunión Venezuela no tenía por qué asistir. No, no, al contrario. Venezuela va a asistir a todas las reuniones que correspondan y en paralelo tiene activados los mecanismos para la solución de controversias.

–Venezuela dice que adecuó un 95 por ciento de sus normas locales a las del bloque, es decir, que le faltan unas 200 normas.

–Nos faltan menos de 100 normas. El resto de los países tiene un doble estándar porque intentan aplicar una sanción que no existe, cuando ni siquiera son capaces de aplicárselas a sí mismos, ya que tienen más incumplimiento de las normas del Mercosur que nosotros. Tenemos cómo demostrar que hemos notificado formalmente nuestra adecuación. ¿Qué es lo que pasó con las normas que se adhirieron? Se depositaron en Paraguay y ellos las escondieron. Mostramos a los medios públicos, (hace entrega de unos papeles), que el 19 de agosto Venezuela pidió a la Secretaria que certifique cuántas normas habíamos incorporado. Eran 953 normas, pero el 1 de diciembre cuando la Secretaría mandó el informe a los demás cancilleres, informaron una cantidad menor. Fue un manejo de muy mala fe. Incorporamos ya 1114 normas, pero lo que sucedió es que después de que Venezuela las notificó, las normas se fueron a depósito, se escondieron. Tenemos cómo comprobarlo y esperamos que se esté llevando a cabo la ejecución del Protocolo de Olivos, porque ahí se va a demostrar todo esto.

–¿Por qué cree que las escondieron y suspendieron a Venezuela del bloque?

–La respuesta que nos dieron es que estamos en incumplimiento y por lo tanto nos hacen una sanción que no existe, que es la cesación de derechos. No podés aplicar algo que no existe, ni sancionar con algo que no existe.

 –¿Argentina ya asumió la presidencia pro témpore?

–Ustedes que son periodistas juiciosos deberían hacerse la pregunta de que si Uruguay le entregó la presidencia a Venezuela, ¿quién se la entregó a la Argentina? Si ellos no reconocen nuestra presidencia, ¿quién se las entregó? ¿Uruguay? ¿Van a hacer doble entrega de presidencia pro témpore?

–Pero no hubio un traspaso de Uruguay a Venezuela…

–Malcorra ya emitió un comunicado que Argentina asumía la presidencia. Es una violación flagrante de todas las normas del Mercosur y su institucionalidad. Los cancilleres del Mercosur se consideran una fuente de derecho y con eso empiezan a decidir y afectar los intereses y derechos de una nación soberana, de un estado parte. Se están violando principios esenciales del derecho internacional de la Carta de las Naciones Unidas. Si quisiéramos sumar más miembros al Mercosur, ¿con qué seguridad jurídica le decimos que pueden entrar? Si algo no me gusta, no estoy de acuerdo, te echamos.

Venezuela no sólo está defendiendo el Mercosur, está defendiendo la legalidad, la institucionalidad. Y eso también lo deben defender los pueblos del Mercosur, se los advertimos. Lo que están haciendo traerá grandes consecuencias en el futuro. Todo se inició por querer romper el equilibrio que existía en la región. Primero, en Argentina se dio una victoria electoral muy cerrada, los resultados no fueron por mayoría abrumadora. Luego se produjo un golpe parlamentario judicial en Brasil. Un golpe de estado donde la voluntad de unos congresistas, que hoy están casi todos señalados por procesos de corrupción, sustituyen la voluntad de más de 54 millones de brasileños. El canciller de facto de Brasil (José Serra) es un enemigo histórico del Mercosur. Están jugando al plan de la oligarquía brasileña que nunca creyó en el Mercosur, ni en la integración, que prefieren mirar al norte y a Europa. También están empañados del golpismo que viene de Paraguay. En el Mercosur se equivocaron, fue un gran error lo que cometieron. Son enemigos históricos del Mercosur.

–¿A Venezuela le preocupa la detención de Milagro Sala en Argentina?

–Manifestamos nuestra solidaridad. Es una presa que tuvo diferencias con un gobierno pero que no hizo atentados contra otro ciudadano argentino. No cometió acciones terroristas, ni ejecutó acciones delictivas para derrocar un gobierno. Es lo mismo que Oscar López Rivera, el preso político que más estuvo encarcelado, y está en los Estados Unidos. Pero Estados Unidos es el gran policía mundial de los derechos humanos. Lo que no se debe permitir es el doble estándar, exigirle a los demás lo que tú mismo incumples.

–Así como los organismos internacionales exigen la libertad de Sala, también reclaman a Venezuela la liberación de Leopoldo López.

–No se pueden aplicar equivalencias en este caso. Leopoldo López es responsable de la muerte de 43 venezolanos. Abiertamente llamó a incendiar universidades, centros de estudio para niños de entre tres y cinco años, llamó al degollamiento de trabajadores venezolanos, que murieron en las calles. No se puede decir que Milagro Sala está implicada en actos de esta naturaleza que causaron angustia y terror en la población. En las barricadas hubo personas que murieron porque no se pudieron presentar en los centros de atención médica. No es lo mismo, hay que diferenciar la acción política de la acción delictiva. Si para derrocar un modelo cometes un delito, eres responsable: ser político no te da impunidad con la ley. Todo lo contrario, ser político te llama a la reflexión de que deberías ser más responsable frente a la ley y no violarla. No podés pensar que vas a matar porque sos político o incendiar una universidad y gozar de impunidad.

–¿Qué diría Chávez sobre la región en este contexto de viraje a la derecha?

–Chávez diría que aprendimos a ser frontales como el comandante. Mantendría la posición que hoy tiene Venezuela de la unidad, de defender la integración, la amistad, la cooperación del pueblo y la retoma histórica de nuestro proceso para la Patria Grande. Chávez fue un gran constructor y retomó las raíces históricas de Simón Bolívar y de Ezequiel Zamora. Era radical. Los procesos de integración actuales pretenden ser golpeados. Por eso no nos vamos del Mercosur. Es integrarnos en base a nuestras identidades culturales propias. Si Chávez estuviese vivo, te respondo con absoluta seguridad, andaría pateándose por todos los rincones del continente llamando por la unidad.

–Usted como canciller defendió a Venezuela de la acusación del gobierno de Barack Obama de que su país era una amanaza para la seguridad nacional. ¿Cómo vislumbra esta relación bilateral con el nuevo gobierno de Donald Trump?

–Nosotros dijimos cuando fue electo el presidente Trump, a través de un comunicado, que abogamos por una normalización de la relación, basada en el respeto que debe existir entre naciones soberanas. No creemos que existan naciones más grandes o más pequeñas que otras, más anchas o más angostas que otras. Nosotros no recibimos instrucciones de los Estados Unidos, tampoco les damos instrucciones. Aspiramos a relaciones de igualdad en el marco del diálogo diplomático y político.

–Con la designación del que va a ser su colega, el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, ¿qué señal podría ver Venezuela y América Latina?

–El nuevo secretario de Estado (Presidente y CEO de ExxonMobil) con la ExxonMobil (petrolera) tuvo interés en Venezuela en el pasado y de allí surgió una disputa que se dirime en instancias legales internacionales y jurisdiccionales también. De tal forma que fue con apego a las normas, al derecho internacional privado y público. Esperamos que estos principios se respeten en el ejercicio de su puesto como nuevo secretario de Estado. Fue el mismo señalamiento que le hemos hecho permanentemente al secretario Kerry (John) sobre las relaciones de normalización con Venezuela, que deben pasar por el respeto y el diálogo. Estados Unidos debe dejar de desestabilizar y conspirar para derrocar al gobierno legítimo. Este nuevo gobierno va a recibir un decreto infame de Obama, que considera a Venezuela una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos y para su política exterior. Hicimos un llamado público para que Obama derogue ese decreto y no herede eso la nueva administración.

–Falleció Fidel Castro en momentos en que Cuba normaliza relaciones con Estados Unidos ¿Cómo lo vive Venezuela sabiendo que Fidel fue para Chávez un padre político?

–La muerte del comandante Fidel significó un hachazo en el corazón. La visita a Buenos Aires nos trae mucha nostalgia de momentos de encuentro entre ambos comandantes, entre Chávez y Fidel. Saludamos la normalización de las relaciones y aspiramos a mucho más. El gran protagonista de eso es el pueblo cubano que resistió con dignidad cinco décadas de bloqueo como el que hoy se le impone a Venezuela.

  –Usted tiene un estilo bastante frontal, ¿le viene de su padre? Jorge Alberto Rodríguez ha sido un destacado referente de la izquierda. ¿Es algo que está en los genes de los Rodríguez? También su hermano es político.

–De nuestro padre recibimos una enseñanza, sobre todo en lo relativo al ser humano, de que todos somos iguales y del sentido de la justicia social. En relación a esto, con el comandante Chávez aprendimos a ir por la verdad de Venezuela. Por eso, es muy injusto lo que está pasando en el Mercosur y que este tipo de maniobras se den en funcionarios de esconder normas, de alterar las cifras para afectar a un país. Es algo que llama a la reflexión profunda. No sólo no tenemos miedo de expresar la verdad de Venezuela, tampoco hay miedo de escuchar al otro. De eso forma parte el diálogo y eso es lo que nos extrañó profundamente al canciller de Bolivia y a mí. Unos cancilleres que prefieren huir antes que dar la cara para el diálogo. ¿Por qué? ¿A qué le temen? ¿A la verdad?