Cuando tenía 16 años, Lisa fue arrestada en Francia. Ningún oficial le explicó la razón de la detención. Quizá fue por portación de piel, o por portación de edad, o por portación de afro, o una mezcla de todo eso. Lo cierto es que la chica fue presa, ante los ojos pasivos de varias personas que observaban la escena, que parecían mirar sin ver. Lisa es Lisa-Kaindé Diaz, hoy de 22 años, mitad melódica del dúo Ibeyi, que se completa con su melliza Naomi Diaz, a cargo de la sección rítmica. La experiencia de esa Lisa adolescente fue inspiración de la canción “Deathless”, incluida en Ash, segundo disco de la banda, con el que el sábado 3 y el domingo 4 de febrero llegarán por primera vez a Buenos Aires para presentarse en Niceto (Niceto Vega 5510). “Cuando algo tan malo sucede, hay que tratar de utilizarlo para algo bueno. Hay que encontrar la manera de renacer. ‘Deathless’ quiere decir que no hay final. Hay un dicho que me encanta que dice ‘Nos enterraron, pero no sabían que éramos semillas’. Es muy importante reconocer la fuerza que tenemos, encontrarla e ir siempre pa’lante”, explica Lisa-Kaindé, a propósito del particular video de la canción, en el que se las muestra a ella y a Naomi en una habitación negra, completamente vacía, vestidas con camisones/túnicas rojas, naciendo sucesivamente una de la otra.

La historia musical de las Ibeyi viene desde la cuna. Nacidas en Francia, criadas en La Habana y actualmente residentes en París, son hijas del reconocido percusionista cubano Miguel “Angá” Diaz y la cantante franco-venezolana Maya Dagnino. Ese ADN (el biológico y el musical) está reflejado en el estilo del dúo, una mezcla del refinamiento y la sofisticación francesa con la cadencia y la intensidad afrocubana: canciones en inglés, yoruba y español donde coquetean elegantemente con el soul, el trip-hop, el R&B, la electrónica, los ritmos caribeños y los cantos ancestrales africanos.

A diferencia de su primer trabajo, donde transformaron el dolor de la pérdida de su padre y de su hermana Yanira en canciones cálidas e íntimas en las que se sienten arrebatadoramente la carne y la tierra, Ash es un disco más político, donde los temas que tratan requieren, en el plano musical, un nivel de abstracción mayor. Da la sensación de que esta vez se dieron el permiso de salir del centro, mirar desde otro lado y jugar con una producción que las coloca a otra distancia. “En nuestro desarrollo de estos dos años nos encontramos con muchas personas que abrieron puertas hacia lugares que nunca habíamos visto. Entonces, sí, es un disco más hacia afuera. Hacia los otros. Y también se trata de crecer, ¿no? Darse cuenta de que no todo es ‘yo, yo, yo’, que hay un mundo allí fuera”. Vocalista con estilo propio, que tiene cositas de Lauryn Hill y de Björk, Lisa-Kaindé suena suave, dulce, risueña y algo pícara al otro lado de la línea.

 –En Ash hablan de sus preocupaciones sociales, de reivindicaciones de género y de racismo. ¿Considera una responsabilidad del artista concientizar sobre esos temas?

 –Es una pregunta que me hago habitualmente. He pensado mucho en esto y no tengo una respuesta. Creo que lo más importante para un artista es ser sincero, hablar de los temas que de verdad le toquen, que de verdad estén en su vientre. Si un artista no siente hablar de política o de las mujeres o de los problemas del mundo, no debe hacerlo, porque el público sentirá que eso que está diciendo no es real, que no es sincero. Pero creo que, si de verdad esos temas son importantes para el mundo, entonces inevitablemente deberían ser importantes para los artistas.

 –¿Cómo llegaron a la decisión de incluir el discurso de Michelle Obama en “No Man Is Big Enough for my Arms”?

 –En el momento en que estábamos con la producción del álbum, todo el mundo estaba hablando de ese discurso. Cuando lo escuchamos completo, sentimos que todo lo que decía era tan verdadero, tan sincero, ¡hasta poético!, que aunque la idea original era incluir tan sólo unas palabras, el sample que usamos finalmente fue casi de la mitad del discurso. Cuando fuimos a pedir la autorización para utilizarlo, pensamos que iba a ser imposible y finalmente no fue nada de eso. Fue realmente muy orgánico.

 –El disco fue lanzado justo antes de que explotaran los escándalos por las denuncias de abusos en Hollywood.

 –Oh, sí. Fue muy impresionante. Todo lo que está pasando es muy impresionante.

 –¿Alguna vez sufrió algún tipo de abuso?

 –No. Gracias a Dios, ni Naomi ni yo sufrimos ese tipo de horror, pero conocemos a muchas mujeres que sí.

 –La imagen de Ibeyi suele alejarse de los lugares comunes de la estética de las mujeres jóvenes en la música. Esa característica se ve todavía más marcadamente en sus videos, que suelen ser bastante perturbadores. ¿A qué responde esa búsqueda?

 –Cuando empezamos con Ibeyi, nos dimos cuenta de que cuando eres una mujer joven y negra, te ponen en una caja: toda la manera de presentarse, la imagen, todo está configurado. Incluso, la gente espera que seas así. Para nosotras fue un trabajo muy grande tratar de encontrar quiénes éramos, cómo queríamos que la gente nos viera. Creo que es algo que todo el mundo debería intentar hacer. Porque mujeres somos todas, y todas somos diferentes y todas tenemos que representarnos como somos, no como la sociedad quiere que seas. En cuanto a los videos, tengo que decir que en realidad no queremos hacer algo que choque, pero sí nos gustan las ideas fuertes. No nos interesa nada más caminar por la calle con un buen maquillaje y ropa linda. Nos interesa que la gente sienta algo fuerte viendo los videos, por eso a veces resultan algo perturbadores.

 –En varias canciones de Ash, citan de frases de artistas o personalidades relevantes (además de la ex FLOTUS, Frida Kahlo, Claudia Rankine y Jennifer Clement). ¿De dónde surge la necesidad de incluir esas voces?

 –Nuestro productor, Richard Russell, tiene un sentido musical muy desarrollado en el que nosotras confiamos ciegamente. Al escuchar nuestras canciones, siempre encuentra momentos en los que le parece que hace falta un sample entre versos, así fue que fuimos incluyendo esas frases o textos. Al principio no nos dimos cuenta, pero la mayoría de los fragmentos que utilizamos pertenecen a otras mujeres. Así nos dimos cuenta también de que la mayoría de las personas que admiramos son mujeres y eso se refleja en el álbum.

 –¿Se consideran feministas?

 –Sí, claro. Queremos que el mundo sea justo, humanista y feminista.